miércoles, 26 de diciembre de 2012

The Kinks - Muswell Hillbillies

Para principios de la década del setenta ya se veía venir que el mundo iba a ser difícil de cambiar. Y si iba a cambiar no iba a ser con el poder las flores y las buenas vibras. A diferencia de muchos, Ray Davies lo supo siempre a eso. Cuando todos estaban con los caftanes y escuchando música en un estado de coma auto inducido, el estaba haciendo Village Green Preservation Society, su manifiesto personal. ¿Conservador? ¿Reaccionario? Podría ser. Lo que es seguro es que el líder de los Kinks siempre quiso ser diferente y siempre actuó de acuerdo a sus instintos. Cosa que muchas veces le jugó en contra, pero esa es otra historia.

Después del super éxito que significó el single de “Lola” y la relativamente aceptable recepción de su LP correspondiente los Kinks firman para RCA y ahí es cuando empieza una nueva etapa, con otro brusco golpe de timón, con el fantástico Muswell Hillbillies. Si “hillbillies” son los campesinos yanquis (eternamente vistos con desdén por la gente de ciudad) y Muswell Hill es el barrio londinense en el que se criaron los hermanos Davies la cosa ya tiene sentido y cierra desde el título mismo. El disco es una mezcla a priori imposible e improbable; jazz de Nueva Orleáns, country del costado del camino (filtrado por The Band) y la infaltable flema inglesa de la que quizás sea la banda más inglesa de todos los tiempos.

Ray Davies
encontraba respuestas al fracaso del sueño metiéndose en su propio caparazón, volviendo a la infancia y al barrio. ¿El primer disco de rock barrial? Podría ser ¿no? Pero acá había sentido del humor, nunca podés tomar al pié de la letra a este tipo porque siempre hay una pizca importante de ironía, como cuando dice en el temazo que abre el disco, en “20th Century Man”, “Vos quedate con todos tus escritores modernos tan inteligentes, a mi dame William Shakespeare, quedate con todos tus pintores modernos tan inteligentes, yo me quedo con Tiziano, Da Vinci y Gainsborough”. O sino al final, en el tema que da título, cuando declara su miedo a la modernidad y dice que “me van a hacer estudiar locución porque dicen que mi acento está mal, ellos van a vaciar los barrios pobres pero nunca van a matar mi orgullo cockney”. Pero todo esto sonaría muy solemne si no fuera por la música. Es música alegre, simpática, llena de vida. Con arreglos inteligentes, como cuando hace un arreglo mariachi al final de la frase “ron, oporto y tequila” en “Alcohol” un lamento medio tanguero sobre los desastres de la demoníaca botella. Los arreglos de piano del “pibe nuevo”, de John Gosling son una verdadera delicia, como lo que toca en la coda de “Have A Cuppa Tea” o en la ultra melancólica “Oklahoma U.S.A.”, casi al final del album.

Incluso para los hermanos Davies (que rara vez coinciden) Muswell Hillbillies es uno de los mejores discos de los Kinks y muchos fanáticos lo tienen en altísima estima. Lo que es seguro es que es un disco distinto, muy rico a nivel musical y lírico. Nunca volvieron a hacer uno como este. Una verdadera declaración de principios. Pero como dijo Groucho Marx, si no te gustan estos principios no importa; Ray Davies también tenía otros.




Chequear también:
The Kinks - Everyboy's in the Showbiz
Ry Cooder - Boomer's Story
Gorky's Zygotic Mynci - How I Long to Feel that Summer in My Heart


jueves, 20 de diciembre de 2012

Dinousaur Jr. - I Bet on Sky

Hay algo en Dinosaur Jr. que hace pensar que siempre les faltó algo. Y ese algo es simplemente suerte. Mientras que Sonic Youth disfruta de una especie de eterno revival, con fanáticos que ni habían nacido en la época de Goo o Daydream Nation y Nirvana… bueno, se convirtió en lo que todos sabemos, ellos quedaron relegados a la injusta categoría de artistas de culto. Pero ojo, eso al final puede terminar jugando a favor. Por empezar se reunieron después de casi diez años de proyectos paralelos y relaciones que parecían irreconciliables, una banda de estas características… ¿reuniéndose? Si. ¿Y saben qué? Funciona y perfectamente. Son una de las pocas bandas que pueden darse el lujo de decir que se reunieron y que están al mismo nivel -para muchos mejor- que en la etapa clásica, ya van tres discos con este, Beyond y Farm y parece que la cosa avanza con viento a favor.

En esos años en que se putearon públicamente J Mascis demostró que también puede bajar el volumen y hacer canciones despojadas y Lou Barlow formó una de las grandes bandas del rock alternativo de los últimos tiempos; Sebadoh, en donde demostró que es un escritor de canciones hecho y derecho y salió del límite de dos temas por disco impuesto por el apático melenudo (¿Alguien dijo Harrison?). Gente prolífica se podría decir.

I Bet on Sky viene a cerrar la trilogía empezada en el 2007 con Beyond, cuando decidieron hacer las paces y es un claro ejemplo de un grupo jugando y expandiendo su sonido sin sacrificar una pizca de identidad. Alguna vez se les encajó el mote de “country para hacer sangrar los oídos” y por ahí viene la mano también en este flamante disco. Pero ojo que nunca llegan a los niveles de desbarranque sónico de Bug o del primer disco, están un poco más calmados, se nota y tiene sentido; son tipos de cincuenta años. Pero están lejos, muy lejos de ser viejos chotos, en I Bet on Sky sacrifican violencia y furia por control y oficio, son mejores músicos y es evidente en cada una de las canciones. Escuchen el solo de Mascis en “Watch the Corners”, sigue siendo el Neil Young de la generación siguiente pero ya no pretende arrancarle la cabeza a nadie, hay una maduración y es en el mejor sentido de la palabra.
Está la sensibilidad pop que siempre caracterizó a la banda, pero mientras que antes era más bien velada, ahora aflora sin prejuicios en temas como “Almost Fare” o “I Know It Oh So Well”, con grandes resultados.

Están los que desconfían de esta nueva encarnación de Dinosaur Jr. Se basan en que en las entrevistas ni se miran o que en vivo tienen una comunicación extra musical prácticamente nula. Pero en realidad Mascis siempre fue un cultor del arte de la apatía y un entrevistado -como mínimo- lacónico, siempre dejo que la música hablara por sí misma. Con una trayectoria como la que ya tienen y con un disco como I Bet on Sky… ¿Quién puede achacarles algo?




Chequear también:
Dinosaur Jr. - You're Living All Over Me
Sebadoh - Bubble & Scrape
J Mascis - Several Shades of Why



jueves, 13 de diciembre de 2012

5 Canciones 5: Savage Resurrection, The Droogs, Mad Professor, The Cramps y Erland & the Carnival


Every Little Song
The Savage Resurrection
Otros psicodélicos provenientes de San Francisco (¿Serían todos "acid eaters"?). Arranca con un arpegio de acorde menor y ya de movida el clima es amenazante. Acá produce el guitarrista y capo de Blue Cheer. Las voces fantasmagóricas dan paso a una acelerada de tempo tipo Yardbirds, con ruidos de guitarras que se derriten. En menos de dos minutos dijo todo lo que tenía que decir. Quedó clarísimo. 
Aparece originalmente en: The Savage Resurrection (1968)
A Bit of Ready, Made Sauce
Mad Professor
Mad Professor es uno de los pocos capos del reggae que logró trascender relativamente intacto la "edad de oro" del género. En este disco colabora con Yellowman, otro colorido personaje jamaiquino (mas bien descolorido en realidad) y en "A Bit of Ready, Made Sauce" lo deja pasar al frente mucho más que en el resto del LP. Yellowman hace lo que mejor sabe hacer y brilla. La producción, como siempre, es un lujo para los amantes del groove dulzón y espeso.
Aparece originalmente en: A Feast of Yellow Dub (1984)
Reach the Dawn
The Droogs
Estos aparecen en la tercer caja Nuggets, vienen batallando en el anonimato hace miles de años y -aparentemente- todavía siguen en pié. Una banda que sacó muchos simples antes de llegar al primer disco. Esta joya de rock de raíces yanqui esta en el tercero, en Mad Dog Dreams. El cantante tiene una actitud tremenda, entre Jagger y Joey Ramone, buenos coros y un excelente riff -y sonido- de guitarras. Rock and roll. Clásico.
Aparece originalmente en: Mad Dog Dreams (1989)
Let's Get Fucked Up
The Cramps
Podría traducirse como "vamos a reventarnos" y la letra es exactamente lo que el título promete. Para bailar a go-go desquiciadamente. Lux Interior (que en paz descanse) también nos advierte de las consecuencias de una noche de excesos: "mañana nos vamos a sentir como atropellados por un camión" o "vamos a necesitar un psicólogo para volver a la realidad". El "solo" de Posion Ivy es ridículamente genial. ¿O genialmente ridículo?
Aparece originalmente en: Flamejob (1994)
Emmeline
Erland & the Carnival
Excelente banda actual, ultra-psicodélicos y oníricos. Recuerdan a muchas cosas pero no imitan a nadie, tienen dos discos hasta la fecha y esta pequeña obra maestra aparece en el segundo LP de estudio. Entre los Easybeats y los primeros Pink Floyd, suenan un poco a lo más retorcido de The Coral. Como todas las bandas buenas modernas, tienen diez mil influencias y terminan haciendo algo que, si bien no es enteramente "nuevo", es válido e interesante.
Aparece originalmente en: Nightingale (2011)

sábado, 8 de diciembre de 2012

Bob Dylan - Slow Train Coming

Hoy parece casi increíble pero en esta época, a fines de la década del setenta, escuchar a Bob Dylan no estaba bien visto. Al menos escuchar los discos que estaba sacando en ese momento porque los clásicos nunca perdieron vigencia. Bob había visto la luz y tenía un entusiasmo y una energía que hacía rato no sentía. Sermoneaba a su público en los conciertos y no dudaba en trenzarse en discusiones mano a mano con los fanáticos que se hartaban y le pedían sus temas viejos.

Pero la etapa más desmitificada y hasta parodiada de Mr. Zimmerman tiene sus defensores. Y algunos famosos también. Charly García siempre dijo que este es el mejor disco a nivel musical de Dylan y Nick Cave no duda en elegirlo entre sus favoritos de todos los tiempos. Pero claro, los detractores no son pocos y también hay que entenderlos. En Slow Train Coming, el primero de la llamada “Trilogía Cristiana”, encontramos al ex poeta surrealista, al ex cronista de los males de este mundo y al ex marido libidinoso (y despechado) convertido en una suerte de predicador de los evangelios. Bajando línea y tomando partido por una causa que creía justa. Que creía es muy evidente, se transmite con claridad y eso sin dudas es algo digno de valorarse, le aporta a las canciones, termina jugando a favor. Los cínicos lo detestaron, casi está de más decirlo. Pero acá no vamos a determinar la validez -o no- de sus argumentos. Sí vamos a recordar lo buenas que son las canciones que sacó a relucir Dylan acá, se ve que la epifanía le aporto nuevos bríos. “Precious Angel” tiene una de las mejores melodías que jamás ha escrito y lo mismo pasa con “I Believe In You”, con un estribillo que te dan ganas de arrodillarte y pedir por favor que te pase lo mismo que a nuestro héroe.

¿Y la guitarrita de Mark Knopfler? ¿No es ese otro gran argumento? Ese sonido inmediatamente identificable le da mucho color a las canciones y termina siendo un elemento decisivo. Ni hablar de la producción del enorme Jerry Wexler, grabado en los legendarios estudios Muscle Shoals, Slow Train Coming es un disco al que se le prestó atención desde todos los ángulos, las ganas de transmitir el mensaje de Dylan eran grandes por lo visto. Finalmente, en los último años de la década, los artistas del “primer mundo” estaban empezando a adoptar el reggae y acá está la relectura de Dylan del asunto en “Man Gave Names to All the Animals”. El LP empezaba con la diatriba más directa de todas las que compuso, con “Gotta Serve Somebody” (vapuleado por Lennon en formato canción), instando a todos a darle sentido a la vida mirando más allá del individualismo, su meta era el Cristianismo, pero Dylan siempre deja una puerta abierta y entonces aclara que “puede ser el Diablo o puede ser el señor, pero tenés que servir a alguien”.

Hay que decir que los discos que conformaron la trilogía, Shot of Love y el flojísimo Saved no tuvieron el nivel de Slow Train Coming y quizás por eso abandonó casi de inmediato esta nueva veta, abjurando incluso de estas canciones que casi nunca volvió a tocar en vivo. Ahí es cuando se dio cuenta de que su verdadero Dios era la divisa de color verde con caras de ex presidentes yanquis. Más allá de la ironía, se puede decir cualquier cosa de este trabajo pero… ¿No es preferible un convencido a un intrascendente?





Chequear también:
Bob Dylan & the Band - Before the Flood
Van Morrison - Beautiful Vision
Leonard Cohen - Recent Songs

sábado, 1 de diciembre de 2012

Entrevista: Peter Zaremba





¿Te acordás cual fue el primer disco que te compraste?
¡Por supuesto! Y me acuerdo donde lo compré.
Fué en Klein’s Department Store en el centro de Flushing, era The Best of the Animals. Mi motivo principal para comprarlo era que tenía miedo de no volver a escuchar esas canciones nunca más cuando dejaran de pasarlas en la radio.

¿Cómo aumentó tu colección? ¿Qué seguiste comprando después?
Claro que sí; de hecho era Are You Experienced? de Jimi Hendrix Experience. Fresh Cream fué el que siguió casi en seguida. Pero era un tipo de comprar simples y muchas veces me negaba a comprar LPs si podía encontrar en formato simple los temas que quería. Busqué durante meses el simple de “The Village Green Preservation Society” después de escucharla en la radio y no quería creer lo que me dicían los de la disquería, que era que ese tema en formato simple simplemente no existía.

¿Tuviste obsesiones o fijaciones con algún solista o banda?
Al principio claro que tuve muchas fijaciones; The Yardbirds, The Kinks (por ende Ray Davies... hasta que lo conocí), Procol Harum e incluso Brian Ferry y Roxy Music pero hoy mi única fijación son los Fleshtones.

¿Hay discos de compañeros de escena que te gustaría recomendar?
Esta es siempre una pregunta difícil y mi mente se pone en blanco. Siempre está Rock Starve de The Bags, los dos discos de The Flies y el LP de The Titanics son todos favoritos. Esos son todos de bandas de Boston de los ochenta. De la escena de los setenta diría Suicide de Suicide, aunque nada se compara con los shows que daban en aquel entonces. ¡Había que estar ahí!

¿Escuchés música nueva?
Bueno… no escucho mucha música nueva porque con la mayoría me resulta difícil relacionarme pero me gustan muchas de las bandas con las que tocamos hoy en día.
The Ugly Beasts y The Sons of Hercules de Texas son dos de esas. Cualquier cosa de The Swinging Neckbreakers vale la pena buscar. En realidad hay un montón de música buena dando vuelta. Mucha música jamaiquina/R&B que viene de Inglaterra es muy interesante, pero igual me jode. Se toman tantos años descalificando cierta música que me encanta decir “eso es VIEJO y no tiene valor” y apoyando basuras totales y diciendo “no, tenés que hacer esto para que tenga validez” y de repente adoptan la música que siempre amé diciendo “ahora ESTA es la música que TENDRÍAS que haber hecho”. Te vuelven loco.

Perdón por esta pero…  ¿Cinco para la isla desierta?
- Aftermath de los Rolling Stones
- Kontroversy de The Kinks
- El primero de The Velvet Underground
- The Best of Chuck Berry
- Una buena colección de Fats Waller (aunque esto terminaría volviendome loco.
¿CD, vinilo o MP3?
Elegiría vinilo, obviamente por el sonido, pero sin dudas la arena se metería en la púa por eso a lo mejor el MP3 sería más práctico en la isla. Pensandoló bien, un poco de viejo reggae/rock steady vendría muy bien en esta isla. ¿Habría palmeras? ¿Algo de ron?


¿Algun tesoro escondido por ahí?
Como dije, no podés errarle si conseguís Rock Starve de The Bags. Todo el mundo conoce todo sobre cosas raras de los sesenta, así que eso ya no es raro hoy. ¡Ah! Y me olvidé de nombrar algo de The Lyres. ¡No podés errarle con Jeff Connolly! Y también diría que no te va a decepcionar si conseguís una copia de Vs. Reality del ‘87 o More Than Skin Deep del ’98, ambos de mi banda, los Fleshtones. ¡Te va a sorprender saber lo que te estabas perdiendo!

¿Colaboraciones?
No he hecho mucho por afuera de los Fleshtones pero tuve un proyecto paralelo que se llamó The Love Delegation, hicimos dos LPs que son muy buenos. Estoy muy orgulloso de esos discos pero como perdí mucha plata con eso me “curé” de los proyectos paralelos. También produje el disco Where the Tiger Kills the Deer de Los Mescaleros, una banda hispano-parlante de Francia, a principios de la década del noventa, busquen “Deseo” en Youtube. También produje el disco Heatwave ’88 de la banda griega Last Drive (busquen “I Love Cindie” en Youtube) y también la regrabación de una hermosa canción, “Bubblegum Couple” para la banda de Finlandia 22-Pistipirrko. En realidad siempre me fascinó grabar y me gustaría producir más. Incluso fui asistente de grabación en el muy extrañado estudio de grabación Coyote, en Brooklyn, en uno de mis discos favoritos de todos los tiempos (y este sí que va a la sección “Tesoros Enterrados”) Los Dudes, de la banda del mismo nombre. Siempre me dolió que nunca me acreditaran en ese disco que es un gran favorito, pero si alguien consigue una copia les aseguro que es oro puro.








domingo, 25 de noviembre de 2012

Man - Man

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Levante la mano quien nunca se haya bajado un disco de internet. Los que tenemos entre veinte y cuarenta y pico de años y nos gusta investigar música que nunca antes habíamos escuchado encontramos en la red una especie de panacea. De repente se podía acceder a todo. Sí, a todo. Así es como pibes de veinticinco (por ejemplo) pueden conocer grupos desaparecidos que en su momento, nunca llegaron a conocerse o a editarse en nuestro país.
Pero también pasa que muchos comprábamos discos antes de que esto sucediera, muchos sabíamos lo que es tener un objeto real, establecer una relación con el objeto cuestión, ver la tapa, leer los créditos, estudiar atentamente las letras. En definitiva; tener algo más allá de un archivito de computadora.

Por supuesto que Man es uno de estos grupos. Si no fuese por internet hoy casi nadie se acordaría de ellos, son de Gales, nunca fueron masivos, tampoco son tremendamente originales pero son excelentes en lo que a música respecta y son una adición muy atractiva para cualquier colección de discos que se precie de tal.


Man
es el tercer disco de estudio de la banda y es una evolución casi natural comparado con los dos LPs anteriores, Revelation del ’69 y el ambicioso, pesado y ultra psicodélico 2 Ozs. of Plastic with a Hole in the Middle (sería “dos onzas de plástico con un agujero en el medio”) del siguiente año.
Empieza con “Romain” un blues-rock exquisito que bien podría haberse parado orgulloso ante cualquier tema de Cream o Savoy Brown. Hay dinámica y versatilidad a la hora de interpretar, un muy buen cantante en Clive John y un sobresaliente trabajo de guitarra a cargo de Martin Ace. En seguida sigue “Country Girl” que es una relectura muy apropiada del rock de raíces yanqui, “yo nunca he estado en Tennessee” dice la letra. No se nota.
Atención especial merece el tercer tema, algo así como la pieza central del disco, con un nombre tan extravagante como la música que contiene, “Would the Christians Wait Five Minutes? The Lions Are Having a Draw”. Es una suite épica piscodélica y retorcida de casi quince minutos de duración. Se parece un poco a esos temas de King Crimson que eran prácticamente inaudibles pero que estallaban de pronto en una verdadera explosión de volumen e intensidad. Esto sí que es original, los Man podían sacar de la galera cosas extrañísimas como este tema y esa es una de las virtudes de la banda.
Sigue “Daughter of the Fireplace” y es hard-rock para la ruta, machacante e insistente, solos de guitarra y todo lo que tiene que tener un tema de este estilo para salir bien parado, convencen, sin demasiado esfuerzo aparente. Para el final queda otra de esas joyas, se trata de “Alchemist” y esta sí que es un desafío auditivo. Vale la pena exponerse a estos veinte minutos de desquicio y sonidos extraterrestres. Es claro que los tipos se estaban poniendo a prueba a sí mismos; después de una intro macabra aparece un riff bien al estilo Black Sabbath, lento y ominoso y eso es solo el principio de esta odisea de veinte minutos y fracción.


El grupo se fue desvaneciendo lentamente, con muchos cambios de formación y sin lograr nunca un éxito grande que les permitiera mantenerse a flote, no sin antes sacar el reglamentario disco en vivo o el excelente Back into the Future. Pero los primeros años son los que realmente valen la pena. Otra banda de culto que merecía un poco más.




Chequear también:

Man - Do You Like It Here, Are You Settling In?
Wishbone Ash - Live Dates
Kevin Ayers & the Whole World - Shooting at the Moon



domingo, 18 de noviembre de 2012

M. Ward - A Wasteland Companion

Uno de los mejores cantautores de los últimos diez años. Sin embargo, en el apartado biográfico, lo de M. Ward dista bastante de la extravagancia y los habituales detalles de color. Tocó en bandas de escasa -o ninguna- trascendencia hasta que decidió empezar como solista. Ahí es cuando tuvo un poco de suerte. Uno de sus discos cayó en manos de Howe Gelb, uno de los personajes más extraños y ermitaños de los últimos treinta años de la música popular. Gelb no es conocido por ser un tipo que anda en busca de las últimas tendencias, basta escuchar cualquier disco de Giant Sand para comprobarlo, pero lo que escuchó le gustó. Duet for Guitars #2 fue editado en Ow Om Recordings, el sello de Gelb y ahí la cosa empezó a cambiar, a crecer.

Hoy M. Ward es un cantautor de cierto prestigio, está lejos de ser un gran vendedor (¿Quién lo es en estos días?) pero sus discos son consistentes, los comentan en las revistas que todavía se preocupan por bucear por debajo de lo que supuestamente todos tenemos que escuchar, tiene un estilo propio que, sin ser completamente novedoso, es reconocible casi de inmediato y ya lleva grabados unos cuantos LP’s de estudio sin preocuparse por hacer concesiones en pos de una masividad que quizás nunca llegue.

A Wasteland Companion
es su séptimo trabajo hasta la fecha y se nota que su fama viene en ascenso. Tiene una producción más nítida e incluye una lista de “semi-celebridades” que sería la envidia de un director de cine independiente. Está Steve Shelley de Sonic Youth, Zooey Deschanel (la actriz indie del momento y cantante de She & Him) y hasta el mismo Gelb en un par de canciones. Y lo mejor de todos es que ninguno de los invitados sobresale, en ningún momento este es uno de esos discos en que el invitado termina pasando al frente y opacando al tipo que pone su nombre en la tapa, todo lo contrario, casi pasan desapercibidos.

¿Y la música? Bueno, no se aparta demasiado de discos anteriores como Post-War o Transistor Radio, hay arreglos orquestales, completamente sutiles, bien usados. Es un disco de folk moderno, en el amplio sentido del término, suena atemporal pero también es moderno a su manera. Se nota la influencia de Giant Sand en esa manera de hacer sonar todo relativamente improvisado pero, si prestás atención, todo está puesto en su lugar. Hay guiños al enorme Nick Drake, al blues e incluso al Gene Clark solista más intimo y desnudo y hasta una dedicatoria a Big Star en el primer tema, “Clean Slate (for Alex & El Goodoo)”.


A Matthew Stephen Ward (su verdadero nombre) su nuevo status de cantautor de culto no lo mareó; A Wasteland Companion es el testimonio evidente de que algunos saben bien que la fama… es puro cuento.





Chequear también:
Lambchop - Is a Woman
Will Oldham - Joya
M. Ward - Hold Time


sábado, 10 de noviembre de 2012

5 Canciones 5: Lou Reed

Ride Into the Sun

Los fanáticos en serio de Velvet Underground no se bancan este disco porque saben que las versiones de descartes de su ex-banda están mucho mejor en el disco VU, que salió recién en el '85. Pero esta no, esta no está ahi, así que la escuchás en su debut solista o no la escuchás de ninguna manera. Una melodía vocal bastante complicada y unos juegos de guitarras hacen de esta una verdadera joya oculta. 
Aparece originalmente en: Lou Reed (1972)
Intro / Sweet Jane

¡Traición! ¿Lou Reed a los estadios, pintarrajeado y amigote de Bowie? ¿Y haciendo una versión casi prog-rock de uno de los temas más queridos de Velvet Underground? Si, también se la dejamos pasar a esta. ¿Por qué? Porque funciona y perfectamente. Recién a los tres minutos empieza el riff (¡Y que riff por dios!) y el público estalla agradecido. Uno de esos discos en vivo que tiene casi tantos admiradores como detractores.
Aparece originalmente en: Rock 'n' Roll Animal (1974)
She's My Best Friend

Tremendo temazo. Casi nunca lo tocó en vivo y no tiene una de esas letras provocativas tan características del estilo Lou Reed. Pero ostenta un laburo en las seis cuerdas impresionante, la intro de bajo es hermosa y tiene no uno sino dos estallidos guitarreros, de esos que te hacen esperar que llegue el momento y que el tema no termine nunca. Y pensar que este es el disco que viene inmediatamente después del insoportable Metal Machine Music.
Aparece originalmente en: Coney Island Baby (1976)
Waves of Fear

Esta supuestamente habla de abstinencia. Puede ser que sea cierto. La desesperación y la ansiedad que transmite la manera de cantar de Lou acá es simplemente escalofriante. Es claro que se está esforzando por llegar a algunas de las notas, pero si esto no es blood on the tracks... "olas de miedo, me odio a mi mismo, ya se donde debo estar, debo estar en el infierno". El bajo de Fernando Saunders es una demostración de virtuosismo bien entendido. Este es uno de esos temas que sirven para convencer a algún incrédulo.
Aparece originalmente en: The Blue Mask (1982)
Big Sky

Los que le perdieron la fé al viejo gruñón y los que no se bancaron la hora y pico que dura Ecstasy se pierden una de las canciones enormes de su extenso (e irregular) catálogo. El muy turro la pone justo al final del disco. A la hora de hacer esas listas que tanto amamos -y odiamos- esta hay que incluirla en el apartado "canciones que cuestionan a la religión organizada". Y debería estar muy arriba en el ranking. Lou está viejo y más sabio, no condena, no juzga, no predica pero sabe que ya es tiempo de hacerse un par de preguntas. Si encima la canción tiene una buena melodía y una guitarras espectaculares... imposible no sacarse el sombrero. Temazo en serio.
Aparece originalmente en: Ecstasy (2000)




martes, 6 de noviembre de 2012

Gaz Coombes - Here Come the Bombs

Los Supergrass cometieron un par de pecados imperdonables. Fueron famosos en seguida, apenas empezaron, con aquel video simpático y adolescente de “Alright” (“tenemos dientes lindos y limpios”). Además tuvieron el desenfado de no tomarse nada demasiado en serio, incluyendo a sí mismos.
Eso alejó a unos cuantos, a los que creen que el rock debe ser producto de almas en eterno penar, de espíritus torturados sufriendo por su arte.




Pero los que sí prestamos atención nos divertimos y mucho. Seguimos los discos uno por uno y además descubrimos facetas que no estaban en evidencia inmediata. Había lecturas entre líneas, había amargura, había melancolía y había desesperación. Y había canciones, por supuesto. Muchas canciones brillantes, siempre fue la especialidad de Supergrass. Los discos tenían peso propio también; nada que ver el pop-punk alla Buzzcoks de I Should Coco con la elegancia de Road to Rouen o la psicodelia bien entendida del tercer disco homónimo con el último coletazo de rabia que significó Diamond Hoo Ha. Se separaron y Gaz Coombes y Danny Goffey siguieron la fiesta con un disco de versiones.

¿Y qué pasa ahora con Gaz como solista? Bastante, por suerte. No esperen golpes de timón inesperados. Por empezar siempre que el frontman de una banda se hace solista es muy difícil evitar las comparaciones con sus trabajos anteriores. Pero tampoco es más de lo mismo, se puede decir que sigue en la línea pero con un sano espíritu de búsqueda.

Here Come the Bombs abunda en texturas, las canciones no son todos hits en potencia como solía pasar con Supergrass (chequear Life On Other Planets), acá gana en delicadeza y el verdadero valor de las canciones se revela a la tercera o cuarta escucha. Aunque a la primera te podés dar cuenta de que la cosa funciona, de que vale la pena. El disco arranca con “Bombs” que hace las veces de introducción, seguido en seguida por el tema más rabioso -y engañoso- del disco; “Hot Fruit” es bronca destada, guitarras fuertes y amplificadores en once. Después se mete a jugar, a experimentar, escuchen lo que pasa en “Fanfare”, con una máquina de ritmos y unos teclados que hacen pensar en Mercury Rev, no hay guitarras prácticamente… ¡Y funciona a la perfección! La canción crece, se desenvuelve y hasta tiene un clímax. Coombes aprendió, evolucionó, es clarísimo. En “Break the Silence” hasta se anima a la pista de baile, en uno de esos temas que deberían ser el verdadero hit del verano si el mundo no estuviese tan equivocado.

Algunos vamos a extrañar a Supergrass, una banda que nunca le prestó demasiada atención a las tendencias y se manejó siempre con un desenfado que no tenía un ápice de cálculo. Pero si Gaz Coombes sigue en esta senda por ahí podamos olvidarnos aunque sea un rato. Hasta la reunión dentro de un par de décadas, claro.





Chequear también:
The Monkees - Head
Supergrass - In It for the Money
Gorillaz - Plastic Beach


jueves, 1 de noviembre de 2012

Entrevista: Andrés "El Zorro" Félix Almirón (El Festival de los Viajes)



¿Te acordás cual fué el primer disco que te compraste?
Licensed to Ill de los Beastie Boys (en CD) a los 17 años.

¿Cómo fue que siguió aumentando tu colección?
Gracias a mi interés por la música y dar con las personas indicadas en el tiempo exacto.

¿Tuviste épocas de fanatismo o fijación con algún solista o banda en particular?
Banda de garage de culto (para mí) The Rippers. Los seguíamos a TODOS lados entre los años 1994-96

¿Que discos recomendarías de compañeros de escena o gente con la que has tocado?
Mas que discos en particular se me ocurre de manera más expeditiva mencionar las bandas que me interesan, en un orden totalmente aleatorio y abarcando diferentes estilos y seguramente olvidandomé de unos cuantos:
Los Colmillos, Bittrox, Poseidótica, Trash Colapso, Satan Dealers, Distortion Surf, Dragonauta, Coda, Los Kahunas, Los Tormentos, The Taandoris, Los Peyotes, Los Furies, Mama Rosín, Los Vulcanos y Electrisixties.  ¡Y perdones eternos a los que me quedan fuera de la memoria inmediata pero muy en el corazón por siempre!

¿Escuchás música nueva o actual?
Trato sí. Soy difícil de convencer, no creo enseguida lo que oigo y menos lo que veo. Eso sí, cuando hay algo genuino lo noto rápido, así sea un percusionista ó alguien que hace coros desde la penumbra.

¿CD, vinilo o MP3?
CD es pureza sonora; bandeja de vinilos no tengo, pero entiendo que se grabaron discos muchos más años pensando en como sonaría en soporte de vinilo que de MP3, así es como lo escucharon todos hasta las re-ediciones. Sería la verdad (?) el cuerpo y la profundidad del sonido juntamente con ese condimento de fritura de surco que algunos tanto aman..
El MP3 es la salvación de mi mente en la rutina del traslado diario. Son la musicalización de mis viajes por la ciudad.

¿Tenés ediciones raras o dificiles de conseguir?
No, pero para el 90% de la media común de gente que te podés cruzar en la calle el 95% de mis discos son RAROS. ¡No así para The Hacienda Discos!

¿Sos de preocuparte por la edición?
Sí trae muchas fotos mejor..
Eeeh.. no, lo que importa es que la banda sea genuina en su sonido, que transmita sensaciones; estados de ánimo; que me transporte a paisajes nunca antes visitados o a lugares conocidos a los cuales uno siempre quiere volver a relajar.. o descontrolar. Que no aburra es FUNDAMENTAL. Y que el mensaje sea sincero y no una pose. Eso sí, no me gusta comprar un disco y que me repitan la única foto que trae. ¡Arrgh! ¡Ah! que tenga bonus tracks.



¿Te animás a tirarnos algunos “tesoros enterrados” de tu colección?

¡Uh! Hay unos cuantos pero uno que a priori me viene a la cabeza es el primero de Captain Beyond del año 1972.
¿Cómo demonios los cerrados de la época no vieron el semejante talento desplegado en esa obra maestra por esos cuatro monstruos de la música????
¿Cómo no fueron rotundamente exitosos?? Inentendible. Discazo.
Otro sorprendente es el de Miguel Abuelo et Nada grabado en los 70's de corte netamente progresivo y psicodélico. Un álbum de una meticulosidad de relojería en los arreglos. Supremo. Y cantado en castellano con unas líricas de un vuelo sensacional.
El tercero de yapa es de una banda Uruguaya que se llamó El Kinto y es un disco para abrir la mente a nuevas armonías y maneras de componer con recursos limitadísimos; con un Ruben Rada adolescente y un Eduardo Mateo venerado póstumamente rodeados de excelentes músicos de un gusto compositivo relamente muy fino. Es un recopilatorio de toda la trayectoria de la banda, que agrupa grabaciones pre-kinto y  simples de la banda ya constituida. Gemas que pintan paisajes realmente bellos.

La última es la clásica de la isla desierta… son esos cinco discos que nunca te pueden faltar.

Básicamente siempre recomiendo los mismos, con esto tenés para un buen principio a TODO:
The Sonics - Psycho-Sonic
The Kinks - The Kinks (el primer LP)
The Ventures - Live in Japan
Fuzztones - Lysergic Emanations
MC5 - Kick Out the Jams







jueves, 25 de octubre de 2012

Tom Verlaine - Flash Light

Casi cualquiera sabe que si te pasás diez horas por día encerrado en una habitación tocando la guitarra sin parar vas a mejorar mucho tu técnica. Vas a mejorar muchísimo. Vas a ser rapidísimo, inalcanzable. Pero muchos se confunden; la música no es un deporte, no hay que llegar antes que nadie a ningún lado, la cosa no pasa por ahí. A lo mejor por eso Tom Verlaine no aparece generalmente en las listitas esas de “Los mejores guitarristas de todos los tiempos”. La técnica es secundaria en su música, aunque tiene y no es poca. De hecho Richard Lloyd, su partenaire en las seis cuerdas en Television, más de una vez ha dicho que a Mr. Miller (su verdadero apellido) le costaba mucho tocar dos veces lo mismo.

Es fácil: lo podés practicar mucho pero te va a costar mucho tocar igual que Tom Verlaine. El tipo tiene un sonido propio, basado en sus limitaciones pero haciendo que se conviertan en virtudes. Rock ‘n’ roll… ¿No?


Flash Light es el quinto disco de estudio de Verlaine, alguien que jamás tuvo apuros de ningún tipo, su carrera solista empezó hace más de treinta años y ha hecho menos de diez discos, además de la reunión de Television en los noventa.
Pero escuchen el tono chillón de su instrumento en “Song” y fijensé si en algún lugar escucharon una guitarra sonando así. Encima compone buenas canciones, los temas están muy bien armados, bien pensados. Trata de no repetirse como compositor y lo consigue. Una tarea bastante difícil si consideramos que, a pesar de todo, no dejan de ser canciones, con sus respectivas estructuras reconocibles, sus estrofas y sus estribillos. Sí, tranquilamente se puede decir que esto es una continuación del surco abierto por Marquee Moon, exactamente diez años antes que Flash Light. En “The Scientist Writes a Letter” combina su estilo de cantar (totalmente propio) con la elegancia pop del Brian Ferry de Avalon, mete teclados, solos y juega con un sonido expansivo, envolvente, nuevo. Un científico escribiendo una carta. En forma de canción, claro.
Todos sabemos que la producción típica de los ochenta ha envejecido peor que un auto japonés de la misma década. Ese sonido de batería “acuático”, tan al frente, que ha arruinado miles de discos, en el caso de Verlaine termina jugando a favor. Escuchen “Bomb” con ese bajo a modo de latido y la guitarra delirando y retorciéndose atrás en la mezcla. O “At 4 A.M.”, lo más parecido a un hit de todo el disco.

Flash Light no tiene ese intercambio guitarrero fluído y marciano de los discos de Television, en donde Lloyd -de alguna manera- le hacía poner los pies sobre la tierra a nuestro héroe de turno. ¿Eso es bueno o es malo? Después de escuchar Flash Light cada cual sacará sus propias conclusiones.






Chequear también:
Tom Verlaine - Dreamtime
Richard Lloyd - Field of Fire
Tom Verlaine - Songs and Other Things


martes, 16 de octubre de 2012

5 Canciones 5: Five Day Week Straw People, Tyrannosaurus Rex, Magazine, Wilco y Volebeats

Dust in My Eyes
Five Day Week Straw People
Seguro que no es el mejor tema del único disco de Five Day Week Straw People. Pero tiene un atractivo raro, especial. Parece esos temas de Paul de la época de Magical Mystery Tour o del Album Blanco, bien pop pero con el efecto del porro a la orden del día. Largo, colgado y con sonido a bostezo matinal. Esta misma banda sería después Andromeda, una banda de hard rock psicodélico que -definitivamente- vale la pena chequear. 
Aparece originalmente en: Five Day Week Straw People (1967)
Child Star
Tyrannosaurus Rex
Si lo conocés de la época de T. Rex, la del super-estrellato y la brillantina te vas a llevar una sorpresa con esto. Algo así como Incredible String Band sin tanta habilidad técnica, pero con un nivel de "voladura" igual o mayor. Folk inglés completamente sumergido en LSD. Como muestra nada mejor que un pedacito de la letra: "Ojos de montaña espiando afuera de su cabeza y sorbiendo té componiendo en su cama. Miles de manos trabajando en un musical antiguo". Marc Bolan en su período "hippie alucinado", antes de ser el emblema glam que todos conocemos.
Aparece originalmente en: My People Were Fair and Had Sky in Their Hair... But Now They're Content to Wear Stars on Their Brows (1968)
Cut-Out Shapes
Magazine
En el casi impenetrable Secondhand Daylight, el segundo disco de estudio de Magazine, aparece esta joya de post-punk gélido y claustrofóbico. Howard Devoto exorcizando demonios con una banda que trabaja sin red, sin miedo al vértigo, experimentando y corriendo los límites. ¡Qué manera de cantar! No tiene nada que envidiarle al todavía enojadísimo John Lydon post-Sex Pistols (el de PiL, claro). Roxy Music + Pink Floyd + kraut rock alemán.
Aparece originalmente en: Secondhand Daylight (1979)
Should've Been In Love
Wilco
En el primer disco de Wilco, Jeff Tweedy ya era un compositor con todas las de la ley, después de compartir liderazgo con Jay Farrar en los fundamentales Uncle Tupelo. A.M. es el disco más "tradicional" de Wilco, pero en "Should've Been In Love" muestran a donde irían a parar más adelante, en discos como Summerteeth e incluso Yankee Hotel Foxtrot. Grandes canciones sin demasiadas pretensiones, mucho oficio y letras reflexivas. 
Aparece originalmente en: A.M. (1995)
1000 Miles of Confusion
The Volebeats
Este tipo de temas, que solo tienen una guitarrita, tres acordes y un tipo con una melancolía casi suicida ya no le salen a nadie. A Matthew Smith sí. Y le salen increíblemente bien. El mismo que compone la gran mayoría de las canciones de los geniales Outrageous Cherry por lo visto tiene tiempo para tener otro grupo. Encima es bueno para poner títulos. "La película se retrocede en blanco y negro en mi cabeza, ella era todo sonrisas... y mil millas de confusión. Capo.
Aparece originalmente en: The Volebeats (2010)




viernes, 5 de octubre de 2012

Wolf People - Steeple

Algunos datos orientativos antes de ir al grano:
Steeple es el primer disco propiamente dicho, el anterior era una suerte de compilación de simples.
• La banda está liderada por Jack Sharp, que también toca la guitarra, compone, escribe las letras y canta.
• Salen por el que probablemente sea el mejor sello “moderno”: Jagjaguwar
• El disco apareció a fines del 2010 y fue bien recibido por prensa y público.


Con “Silbury Sands”, el tema que da comienzo al álbum, las intenciones están más que claras; cuatro o cinco ideas bien acomodadas, una buena cantidad de riffs pesados, cambios de ritmo, atmósfera bien setentas y una voz que recuerda a Steve Windwood, a Jack Bruce y un poco a Robert Plant (sin ese histrionismo que a veces puede resultar cansador).
Sigue “Tiny Circle” y… ¡Sorpresa! ¡Flauta dulce! ¿Jethro Tull? Si, claramente. Un riff complicado, un ritmo sincopado, la flauta que responde... es la banda de Ian Anderson pero sin las pretensiones de trascendencia que arruinaron algunos de los trabajos de la banda inglesa. Se ve que a algunos no les importa “quedar bien”. Todos sabemos que Jethro Tull en particular y el hard-rock progresivo en general es uno de los géneros más golpeados por cierta prensa tilinga. Bueno, acá hay una demostración evidente de que se puede dejar afuera lo peor de un subgénero… y mantener lo mejor también. “Painted Cross” tiene que ver con esos temas de los Kinks hard-rockeros, esos que Ray Davies le dejaba cantar a su hermanito Dave, como “Rats” o “Mindless Child of Motherhood”, quitándoles la flema inglesa tan típica de esos discos como Lola… o Schoolboys in Disgrace.

Este muchacho parece estar completamente obsesionado con los discos de sus padres, eso también lo demuestra en “Morning Born”, que empieza lento y amenazante y desemboca en un festín de riffs y arreglos de guitarra intrincados sin pasarse jamás de la raya. Otro acierto. Acercándose al final está “Castle Keep”, el tema más largo de todo el LP, hipnótico, podría haber estado tranquilamente en Everybody Knows This is Nowhere, de hecho el registro vocal de Sharp tiene mucho que ver con el “quejido de abuela” del Neil Young de los primeros años. Cuando parece que todo se viene abajo aparece una nueva sección, que suena bastante improvisada, en donde, casi sin salirse del acorde inicial, asciende vertiginosamente para después volver al motivo en donde había empezado. Temazo.
Para terminar, dos temas unidos por título (y algo más); “Banks of Sweet Dundee (Partes 1 y 2)”. Acá asoma una raíz celta que no se había mostrado para nada en lo que va de Steeple. Voz doblada para lograr unos “auto-coros” muy simples pero terriblemente eficaces. Los que busquen novedades van a tener que ir a parar a otro lado, esto es rock clásico por donde se lo mire. Sin demasiadas vueltas de tuerca. Pero está tan bien hecho que uno no puede menos que alegrarse porque haya pibes de veintitantos todavía interesados por esta música, casi arqueológica hoy en día.

Wolf People no le va a cambiar la vida a nadie y Steeple mucho menos, pero si te gustan Traffic, Led Zeppelin o Savoy Brown y estás un poco harto de escuchar siempre los mismos discos, seguro que te van a dar una hora (un poco menos) de placer auditivo.




Chequear también:
Pentangle - Basket of Light
Sleepy Sun - Embrace
Wolf People - Tidings


sábado, 29 de septiembre de 2012

Entrevista: Ñ (de El Violinista del Amor)



¿Te acordás cual fué el primer disco que te compraste?

Desde muy muy chico me alimenté de la discoteca de mis viejos, donde siempre hubo buen material (jazz y songwriters por el lado de mi viejo, Beatles y Stones por el de mi madre), pero el primer casette propio que tuve fue uno de Michael Jackson, a los cinco o seis años. Me acuerdo que había pedido Thriller y mi abuela cayó con Off the Wall y, después de llorar y patalear un rato, lo escuché, me encantó y me lo quedé. Después de eso empezó una época donde conocí mucha música por medio de un vecino de mi edad que tenía un hermano mayor que era DJ y nos grababa casettes con las cosas que -nos decía- estaban de moda en ese tiempo, y así conocí a Madness, New Order, Blondie, Ian Dury, Talking Heads; aparte de un montón de porquerías que también sonaban. Nos tenía prohibido tocar los vinilos, entonces cuando él no estaba nos quedábamos horas mirando las tapas y las dibujábamos en los casettes. Me acuerdo de tener en las manos Ghost in the Machine, de The Police y tratar de entender qué mierda decía.
Después cuando mis viejos compraron un equipo con CD, el primero que compré fue Appetite for Destruction de Guns 'n' Roses.

¿Cómo fue que siguió aumentando tu colección?


Cuando tendría doce años -Heavy Rock and Pop mediante- empecé a escuchar metal y punk, y cada veinte mangos que juntaba me iba a la galería Churba o al centro a buscar los discos de los que hablaban el Ruso Verea, la Madhouse o alguna que otra revista importada que conseguía. Ahí comenzó mi amor por Ramones, Black Sabbath, Pantera y Melvins, entre muchos otros. Por esa época también salió Bone Machine, de Tom Waits y se lo regalé a mi viejo para un cumpleaños. A partir de escuchar mil veces ese disco se me abrió un mundo nuevo.
Más tarde, a los diecinueve, entré a trabajar en Tower Records y ahí ya fue todo un quilombo. Vivía con mis padres y cada peso que ganaba lo destinaba a discos (de ahí mismo y de las disquerías de las galerías aledañas). Trabajar ahí fue como un anticipo de lo que hoy es internet: tenía acceso a escuchar cualquier cantidad de música nueva a diario solamente porque me llamaban la atención el nombre de una banda o la tapa de un disco.

¿Tuviste épocas de fanatismo o fijación con algún solista o banda en particular?


Cuando empecé a tener poder adquisitivo (que era básicamente mi magro sueldo repartido entre cuatro o cinco disquerías, y por correo a sellos de afuera) compraba dos o tres discos por semana (muchos CDs, y algunos vinilos). Fui llenando estantes con las discografías de Waits, Dylan, Cave, Billy Bragg, Ramones, Robyn Hitchcock, Black Flag, Fugazi… Cuando no podía gastar, tenía que ponerme los puntos me las arreglaba para entretenerme persiguiendo discografías no tan dolorosas económicamente, como las de Paco Ibañez o Sinatra, donde sabía que buscando bien encontraría todos los discos en viejas ediciones muy baratas. Otra obsesión que tuve fue conseguir completar la discografía en vinilo de Dead Kennedys, pero las ediciones originales de Alternative Tentacles, no las reediciones que sacó sin el permiso de Biafra el resto de la banda. Sentía que traicionaba la causa, o algo así. Sí, un tarado.

¿Que discos recomendarías de compañeros de escena o gente con la que has tocado?


Me gustan los últimos de Thes Siniestros; el de Acorazado Potemkin, que me hace extrañar menos a Reincidentes; el siempre saludable pop de Valle de Muñecas y las canciones de Julio & Agosto. También escucho muchísimo el gran disco del español Hans Laguna (http://hanslagunaylasintaxis.bandcamp.com), con el que compartí escenario cuando vino este año.

¿Escuchás música nueva o actual?


Cada vez salgo menos, pero siempre que veo una banda local que me gusta me compro el disco. A veces termino escuchándolo mucho, otras poco y nada, pero editar un disco cuesta un huevo y el mero hecho de que alguien lo haga me da ganas de apoyarlo. De afuera, con el rock me cuesta mucho. No me enamoro de una banda nueva desde hace muchos años, a pesar de ponerle ganas. También me pasa que estoy escuchando cada vez menos "rock".
Por ahí sí estoy más al día con algunas bandas de metal medio extremo (Agoraphobic Nosebleed, Pig Destroyer, Locust), rap, dub o ambient (Dead Prez, Demdike Stare, Blundetto).














¿CD, vinilo o MP3?


Todo en su lugar. El MP3 está siempre a tiro, es lo más portátil del mundo y si está bien bajado suena muy bien (en la mayoría de los parlantes o auriculares donde escucho música no te puedo distinguir un MP3 320kbps de un CD). El vinilo (¡sano!) suena precioso y, por el tamaño del arte, es lo más lindo como objeto. CDs tengo un montón y eventualmente sigo comprando, asique no me queda otra (?) que seguir escuchándolos. Confieso que, ante el desorden de mi discoteca, a veces prefiero bajar el MP3 o escuchar un bandcamp antes que pasar media hora hasta encontrar un CD que quiero escuchar.

¿Tenés ediciones "raras" o difíciles de conseguir?

En CD tengo algunos lindos box sets (Cheap Trick, Patti Smith, Roxy Music, Zombies, The Who, Guided by Voices). Y en vinilo algunas rarezas lindas son White Light, White Heat de Velvet Underground, edición española de los 80s con la tapa blanca con los soldaditos; el Bringin' It All Back Home de Dylan, la edición en la que el disco se llama Subterranean Homesick Blues, una primera edición inglesa de Nevermind the Bollocks; la edición alemana de Talking with the Taxman… de Billy Bragg, que se llama Billy Bragg y tiene como tapa una foto horrible; y sobre todo un regalo que me hizo mi compadre y eterno socio musical, Removedor: Mr. Clarinet, de Birthday Party, siete pulgadas, primera edición australiana.

¿Te animás a tirarnos algunos “tesoros enterrados de tu colección?

Algunos pueden ser Oar, de Alexander 'Skip' Spence, que si bien es bastante conocido debería serlo mucho más. Los discos de una de mis bandas favoritas, Tiger Lillies, que no muchos conocen y son demenciales. El primero de Modest Mouse, This Is a Long Drive for Someone with Nothing to Think About, que no sé si es el mejor pero es el que más me gusta. El soundtrack (editado en vinilo triple) del documental brasileño Dub/Echoes es buenísimo. También tengo un EP de una banda que se llamaba Enemymine (que al igual que Modest Mouse lo conocí por seguir cualquier cosa editada por K Records) que escuché millones de veces y es absolutamente genial. Creo que después sacaron un LP y se separaron, pero nunca conseguí nada más. Hasta yo me había olvidado que lo tenía, ¡gracias!

La más pesada y difícil: 5 discos completamente indispensables.

- Eyehategod - Take as Needed for Pain (1993)
- Tom Waits - Mule Variations (1999)
- Jets to Brazil - Orange Rhyming Dictionary (1998)
- Chet Baker - Chet Baker Sings (1956)
- Einstürzende Neubauten - Fünf auf der nach oben offenen Richterskala (1987)




martes, 25 de septiembre de 2012

Cluster - Zuckerzeit

Los que al principio nos negamos al krautrock, los que inicialmente nos resistimos, intentamos buscarle la vuelta para dejarlo de lado o simplemente descartarlo de plano, nos tuvimos que comer nuestras propias palabras. Por eso siempre son buenas las segundas oportunidades. Siempre que creemos y repetimos cosas como “este es mi palo” o “no es mi estilo” tenemos que pensarlo dos veces; son los síntomas más evidentes de achatamiento mental, de pereza. Y si, todo lo nuevo se resiste, nos cuesta, nos desafía y nos pone en evidencia. Y nada más nuevo y desafiante que el krautrock.

El género surgió (como casi siempre pasa) como un respuesta, como una reacción. Eran los pibes que no querían tener absolutamente nada que ver con la generación anterior, con sus padres, muchos de ellos partícipes directos de la masacre histórica perpetrada por el régimen nazi en la segunda guerra mundial. Era borrón y cuenta nueva. De ahora en más vamos a crear la música alemana que nos define y a la vez nos separa. No va a haber ningún elemento del blues americano, nada de melodías pegadizas al estilo beatle. Acá empezamos de cero. Lo lograron. ¡Y cómo!

No nos vamos a extender mucho sobre el género en cuestión, eso lo podés buscar en cualquier lado pero si vamos a tratar de describir con qué te vas a encontrar a la hora de escuchar Zuckerzeit, el tercero de una de las bandas emblema del movimiento, Cluster.
Para empezar está “Hollywood” y si ya escuchaste Kraftwerk (quizás la banda más famosa) o Neu! vas a notar que la cosa viene más o menos por ese lado; paisajes sonoros en lugar de canciones, ritmos monótonos, sintetizadores que suben y bajan, colorean, pasan al frente y vuelven… una monotonía que está usada como recurso, a modo de virtud. Por ahí sirve la comparación con el reggae o con el dub, te hacen entrar en una especie de trance de manera que los cambios, que son pocos y nunca son abruptos, llaman mucho la atención y ahí reside el atractivo. Parece que no pasa nada pero si prestás atención está pasando de todo pero a otro nivel, cero estridencias.
Tambien hay que decir que, con respecto a los discos anteriores, este representa un cambio no menor, es menos psicodélico que Cluster II, hay menos elementos librados al azar y la producción de Michael Rother (de Harmonia) se hace notar y mucho. Tanto Roedelius como Moebius suenan más “contenidos” que en los discos anteriores, acá trabajan completamente en función de las canciones. Escuchen los sonidos de “Rote Riki” o el clima siniestro de “James” para sacar sus propias conclusiones.


Si ya los conocés sabés de lo que estamos hablando pero de lo contrario, si tenés ganas de explorar una música que todavía no ha sido digerida (y regurgitada) por la depredadora maquinaria que es la música mainstream hoy en día, Cluster te va a hacer buena compañía. ¿Por qué no empezar por Zuckerzeit, el tercer disco?





Chequear también:
Can - Soundtracks
Cluster - Cluster & Eno
Ash Ra Tempel - Schwingungel



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