Eso alejó a unos cuantos, a los que creen que el rock debe ser producto de almas en eterno penar, de espíritus torturados sufriendo por su arte.
Pero los que sí prestamos atención nos divertimos y mucho. Seguimos los discos uno por uno y además descubrimos facetas que no estaban en evidencia inmediata. Había lecturas entre líneas, había amargura, había melancolía y había desesperación. Y había canciones, por supuesto. Muchas canciones brillantes, siempre fue la especialidad de Supergrass. Los discos tenían peso propio también; nada que ver el pop-punk alla Buzzcoks de I Should Coco con la elegancia de Road to Rouen o la psicodelia bien entendida del tercer disco homónimo con el último coletazo de rabia que significó Diamond Hoo Ha. Se separaron y Gaz Coombes y Danny Goffey siguieron la fiesta con un disco de versiones.
¿Y qué pasa ahora con Gaz como solista? Bastante, por suerte. No esperen golpes de timón inesperados. Por empezar siempre que el frontman de una banda se hace solista es muy difícil evitar las comparaciones con sus trabajos anteriores. Pero tampoco es más de lo mismo, se puede decir que sigue en la línea pero con un sano espíritu de búsqueda.
Here Come the Bombs abunda en texturas, las canciones no son todos hits en potencia como solía pasar con Supergrass (chequear Life On Other Planets), acá gana en delicadeza y el verdadero valor de las canciones se revela a la tercera o cuarta escucha. Aunque a la primera te podés dar cuenta de que la cosa funciona, de que vale la pena. El disco arranca con “Bombs” que hace las veces de introducción, seguido en seguida por el tema más rabioso -y engañoso- del disco; “Hot Fruit” es bronca destada, guitarras fuertes y amplificadores en once. Después se mete a jugar, a experimentar, escuchen lo que pasa en “Fanfare”, con una máquina de ritmos y unos teclados que hacen pensar en Mercury Rev, no hay guitarras prácticamente… ¡Y funciona a la perfección! La canción crece, se desenvuelve y hasta tiene un clímax. Coombes aprendió, evolucionó, es clarísimo. En “Break the Silence” hasta se anima a la pista de baile, en uno de esos temas que deberían ser el verdadero hit del verano si el mundo no estuviese tan equivocado.
Algunos vamos a extrañar a Supergrass, una banda que nunca le prestó demasiada atención a las tendencias y se manejó siempre con un desenfado que no tenía un ápice de cálculo. Pero si Gaz Coombes sigue en esta senda por ahí podamos olvidarnos aunque sea un rato. Hasta la reunión dentro de un par de décadas, claro.
Chequear también:
The Monkees - Head
Supergrass - In It for the Money
Gorillaz - Plastic Beach
No hay comentarios:
Publicar un comentario