Pero también pasa que muchos comprábamos discos antes de que esto sucediera, muchos sabíamos lo que es tener un objeto real, establecer una relación con el objeto cuestión, ver la tapa, leer los créditos, estudiar atentamente las letras. En definitiva; tener algo más allá de un archivito de computadora.
Por supuesto que Man es uno de estos grupos. Si no fuese por internet hoy casi nadie se acordaría de ellos, son de Gales, nunca fueron masivos, tampoco son tremendamente originales pero son excelentes en lo que a música respecta y son una adición muy atractiva para cualquier colección de discos que se precie de tal.
Man es el tercer disco de estudio de la banda y es una evolución casi natural comparado con los dos LPs anteriores, Revelation del ’69 y el ambicioso, pesado y ultra psicodélico 2 Ozs. of Plastic with a Hole in the Middle (sería “dos onzas de plástico con un agujero en el medio”) del siguiente año.
Empieza con “Romain” un blues-rock exquisito que bien podría haberse parado
orgulloso ante cualquier tema de Cream o Savoy Brown. Hay dinámica y versatilidad a la hora de interpretar, un muy buen cantante en Clive John y un
sobresaliente trabajo de guitarra a cargo de Martin Ace. En seguida sigue “Country
Girl” que es una relectura muy apropiada del rock de raíces yanqui, “yo nunca
he estado en Tennessee” dice la letra. No se nota.
Atención especial merece el tercer tema, algo así como la pieza central del disco, con un nombre tan extravagante como la música que contiene, “Would the Christians Wait Five Minutes? The Lions Are Having a Draw”. Es una suite épica piscodélica y retorcida de casi quince minutos de duración. Se parece un poco a esos temas de King Crimson que eran prácticamente inaudibles pero que estallaban de pronto en una verdadera explosión de volumen e intensidad. Esto sí que es original, los Man podían sacar de la galera cosas extrañísimas como este tema y esa es una de las virtudes de la banda.
Sigue “Daughter of the Fireplace” y es hard-rock para la ruta, machacante e insistente, solos de guitarra y todo lo que tiene que tener un tema de este estilo para salir bien parado, convencen, sin demasiado esfuerzo aparente. Para el final queda otra de esas joyas, se trata de “Alchemist” y esta sí que es un desafío auditivo. Vale la pena exponerse a estos veinte minutos de desquicio y sonidos extraterrestres. Es claro que los tipos se estaban poniendo a prueba a sí mismos; después de una intro macabra aparece un riff bien al estilo Black Sabbath, lento y ominoso y eso es solo el principio de esta odisea de veinte minutos y fracción.
El grupo se fue desvaneciendo lentamente, con muchos cambios de formación y sin lograr nunca un éxito grande que les permitiera mantenerse a flote, no sin antes sacar el reglamentario disco en vivo o el excelente Back into the Future. Pero los primeros años son los que realmente valen la pena. Otra banda de culto que merecía un poco más.
Atención especial merece el tercer tema, algo así como la pieza central del disco, con un nombre tan extravagante como la música que contiene, “Would the Christians Wait Five Minutes? The Lions Are Having a Draw”. Es una suite épica piscodélica y retorcida de casi quince minutos de duración. Se parece un poco a esos temas de King Crimson que eran prácticamente inaudibles pero que estallaban de pronto en una verdadera explosión de volumen e intensidad. Esto sí que es original, los Man podían sacar de la galera cosas extrañísimas como este tema y esa es una de las virtudes de la banda.
Sigue “Daughter of the Fireplace” y es hard-rock para la ruta, machacante e insistente, solos de guitarra y todo lo que tiene que tener un tema de este estilo para salir bien parado, convencen, sin demasiado esfuerzo aparente. Para el final queda otra de esas joyas, se trata de “Alchemist” y esta sí que es un desafío auditivo. Vale la pena exponerse a estos veinte minutos de desquicio y sonidos extraterrestres. Es claro que los tipos se estaban poniendo a prueba a sí mismos; después de una intro macabra aparece un riff bien al estilo Black Sabbath, lento y ominoso y eso es solo el principio de esta odisea de veinte minutos y fracción.
El grupo se fue desvaneciendo lentamente, con muchos cambios de formación y sin lograr nunca un éxito grande que les permitiera mantenerse a flote, no sin antes sacar el reglamentario disco en vivo o el excelente Back into the Future. Pero los primeros años son los que realmente valen la pena. Otra banda de culto que merecía un poco más.
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