Uno de los
mejores cantautores de los últimos diez años. Sin embargo, en el apartado
biográfico, lo de M. Ward dista bastante de la extravagancia y los habituales
detalles de color. Tocó en bandas de escasa -o ninguna- trascendencia hasta que
decidió empezar como solista. Ahí es cuando tuvo un poco de suerte. Uno de sus
discos cayó en manos de Howe Gelb, uno de los personajes más extraños y
ermitaños de los últimos treinta años de la música popular. Gelb no es conocido
por ser un tipo que anda en busca de las últimas tendencias, basta escuchar cualquier
disco de Giant Sand para comprobarlo, pero lo que escuchó le gustó. Duet for
Guitars #2 fue editado en Ow Om Recordings, el sello de Gelb y ahí la cosa
empezó a cambiar, a crecer.
Hoy M. Ward es un cantautor de cierto prestigio, está lejos de ser un gran vendedor (¿Quién lo es en estos días?) pero sus discos son consistentes, los comentan en las revistas que todavía se preocupan por bucear por debajo de lo que supuestamente todos tenemos que escuchar, tiene un estilo propio que, sin ser completamente novedoso, es reconocible casi de inmediato y ya lleva grabados unos cuantos LP’s de estudio sin preocuparse por hacer concesiones en pos de una masividad que quizás nunca llegue.
A Wasteland Companion es su séptimo trabajo hasta la fecha y se nota que su fama viene en ascenso. Tiene una producción más nítida e incluye una lista de “semi-celebridades” que sería la envidia de un director de cine independiente. Está Steve Shelley de Sonic Youth, Zooey Deschanel (la actriz indie del momento y cantante de She & Him) y hasta el mismo Gelb en un par de canciones. Y lo mejor de todos es que ninguno de los invitados sobresale, en ningún momento este es uno de esos discos en que el invitado termina pasando al frente y opacando al tipo que pone su nombre en la tapa, todo lo contrario, casi pasan desapercibidos.
¿Y la música? Bueno, no se aparta demasiado de discos anteriores como Post-War o Transistor Radio, hay arreglos orquestales, completamente sutiles, bien usados. Es un disco de folk moderno, en el amplio sentido del término, suena atemporal pero también es moderno a su manera. Se nota la influencia de Giant Sand en esa manera de hacer sonar todo relativamente improvisado pero, si prestás atención, todo está puesto en su lugar. Hay guiños al enorme Nick Drake, al blues e incluso al Gene Clark solista más intimo y desnudo y hasta una dedicatoria a Big Star en el primer tema, “Clean Slate (for Alex & El Goodoo)”.
A Matthew Stephen Ward (su verdadero nombre) su nuevo status de cantautor de culto no lo mareó; A Wasteland Companion es el testimonio evidente de que algunos saben bien que la fama… es puro cuento.
Hoy M. Ward es un cantautor de cierto prestigio, está lejos de ser un gran vendedor (¿Quién lo es en estos días?) pero sus discos son consistentes, los comentan en las revistas que todavía se preocupan por bucear por debajo de lo que supuestamente todos tenemos que escuchar, tiene un estilo propio que, sin ser completamente novedoso, es reconocible casi de inmediato y ya lleva grabados unos cuantos LP’s de estudio sin preocuparse por hacer concesiones en pos de una masividad que quizás nunca llegue.
A Wasteland Companion es su séptimo trabajo hasta la fecha y se nota que su fama viene en ascenso. Tiene una producción más nítida e incluye una lista de “semi-celebridades” que sería la envidia de un director de cine independiente. Está Steve Shelley de Sonic Youth, Zooey Deschanel (la actriz indie del momento y cantante de She & Him) y hasta el mismo Gelb en un par de canciones. Y lo mejor de todos es que ninguno de los invitados sobresale, en ningún momento este es uno de esos discos en que el invitado termina pasando al frente y opacando al tipo que pone su nombre en la tapa, todo lo contrario, casi pasan desapercibidos.
¿Y la música? Bueno, no se aparta demasiado de discos anteriores como Post-War o Transistor Radio, hay arreglos orquestales, completamente sutiles, bien usados. Es un disco de folk moderno, en el amplio sentido del término, suena atemporal pero también es moderno a su manera. Se nota la influencia de Giant Sand en esa manera de hacer sonar todo relativamente improvisado pero, si prestás atención, todo está puesto en su lugar. Hay guiños al enorme Nick Drake, al blues e incluso al Gene Clark solista más intimo y desnudo y hasta una dedicatoria a Big Star en el primer tema, “Clean Slate (for Alex & El Goodoo)”.
A Matthew Stephen Ward (su verdadero nombre) su nuevo status de cantautor de culto no lo mareó; A Wasteland Companion es el testimonio evidente de que algunos saben bien que la fama… es puro cuento.
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M. Ward - Hold Time
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