sábado, 29 de septiembre de 2012

Entrevista: Ñ (de El Violinista del Amor)



¿Te acordás cual fué el primer disco que te compraste?

Desde muy muy chico me alimenté de la discoteca de mis viejos, donde siempre hubo buen material (jazz y songwriters por el lado de mi viejo, Beatles y Stones por el de mi madre), pero el primer casette propio que tuve fue uno de Michael Jackson, a los cinco o seis años. Me acuerdo que había pedido Thriller y mi abuela cayó con Off the Wall y, después de llorar y patalear un rato, lo escuché, me encantó y me lo quedé. Después de eso empezó una época donde conocí mucha música por medio de un vecino de mi edad que tenía un hermano mayor que era DJ y nos grababa casettes con las cosas que -nos decía- estaban de moda en ese tiempo, y así conocí a Madness, New Order, Blondie, Ian Dury, Talking Heads; aparte de un montón de porquerías que también sonaban. Nos tenía prohibido tocar los vinilos, entonces cuando él no estaba nos quedábamos horas mirando las tapas y las dibujábamos en los casettes. Me acuerdo de tener en las manos Ghost in the Machine, de The Police y tratar de entender qué mierda decía.
Después cuando mis viejos compraron un equipo con CD, el primero que compré fue Appetite for Destruction de Guns 'n' Roses.

¿Cómo fue que siguió aumentando tu colección?


Cuando tendría doce años -Heavy Rock and Pop mediante- empecé a escuchar metal y punk, y cada veinte mangos que juntaba me iba a la galería Churba o al centro a buscar los discos de los que hablaban el Ruso Verea, la Madhouse o alguna que otra revista importada que conseguía. Ahí comenzó mi amor por Ramones, Black Sabbath, Pantera y Melvins, entre muchos otros. Por esa época también salió Bone Machine, de Tom Waits y se lo regalé a mi viejo para un cumpleaños. A partir de escuchar mil veces ese disco se me abrió un mundo nuevo.
Más tarde, a los diecinueve, entré a trabajar en Tower Records y ahí ya fue todo un quilombo. Vivía con mis padres y cada peso que ganaba lo destinaba a discos (de ahí mismo y de las disquerías de las galerías aledañas). Trabajar ahí fue como un anticipo de lo que hoy es internet: tenía acceso a escuchar cualquier cantidad de música nueva a diario solamente porque me llamaban la atención el nombre de una banda o la tapa de un disco.

¿Tuviste épocas de fanatismo o fijación con algún solista o banda en particular?


Cuando empecé a tener poder adquisitivo (que era básicamente mi magro sueldo repartido entre cuatro o cinco disquerías, y por correo a sellos de afuera) compraba dos o tres discos por semana (muchos CDs, y algunos vinilos). Fui llenando estantes con las discografías de Waits, Dylan, Cave, Billy Bragg, Ramones, Robyn Hitchcock, Black Flag, Fugazi… Cuando no podía gastar, tenía que ponerme los puntos me las arreglaba para entretenerme persiguiendo discografías no tan dolorosas económicamente, como las de Paco Ibañez o Sinatra, donde sabía que buscando bien encontraría todos los discos en viejas ediciones muy baratas. Otra obsesión que tuve fue conseguir completar la discografía en vinilo de Dead Kennedys, pero las ediciones originales de Alternative Tentacles, no las reediciones que sacó sin el permiso de Biafra el resto de la banda. Sentía que traicionaba la causa, o algo así. Sí, un tarado.

¿Que discos recomendarías de compañeros de escena o gente con la que has tocado?


Me gustan los últimos de Thes Siniestros; el de Acorazado Potemkin, que me hace extrañar menos a Reincidentes; el siempre saludable pop de Valle de Muñecas y las canciones de Julio & Agosto. También escucho muchísimo el gran disco del español Hans Laguna (http://hanslagunaylasintaxis.bandcamp.com), con el que compartí escenario cuando vino este año.

¿Escuchás música nueva o actual?


Cada vez salgo menos, pero siempre que veo una banda local que me gusta me compro el disco. A veces termino escuchándolo mucho, otras poco y nada, pero editar un disco cuesta un huevo y el mero hecho de que alguien lo haga me da ganas de apoyarlo. De afuera, con el rock me cuesta mucho. No me enamoro de una banda nueva desde hace muchos años, a pesar de ponerle ganas. También me pasa que estoy escuchando cada vez menos "rock".
Por ahí sí estoy más al día con algunas bandas de metal medio extremo (Agoraphobic Nosebleed, Pig Destroyer, Locust), rap, dub o ambient (Dead Prez, Demdike Stare, Blundetto).














¿CD, vinilo o MP3?


Todo en su lugar. El MP3 está siempre a tiro, es lo más portátil del mundo y si está bien bajado suena muy bien (en la mayoría de los parlantes o auriculares donde escucho música no te puedo distinguir un MP3 320kbps de un CD). El vinilo (¡sano!) suena precioso y, por el tamaño del arte, es lo más lindo como objeto. CDs tengo un montón y eventualmente sigo comprando, asique no me queda otra (?) que seguir escuchándolos. Confieso que, ante el desorden de mi discoteca, a veces prefiero bajar el MP3 o escuchar un bandcamp antes que pasar media hora hasta encontrar un CD que quiero escuchar.

¿Tenés ediciones "raras" o difíciles de conseguir?

En CD tengo algunos lindos box sets (Cheap Trick, Patti Smith, Roxy Music, Zombies, The Who, Guided by Voices). Y en vinilo algunas rarezas lindas son White Light, White Heat de Velvet Underground, edición española de los 80s con la tapa blanca con los soldaditos; el Bringin' It All Back Home de Dylan, la edición en la que el disco se llama Subterranean Homesick Blues, una primera edición inglesa de Nevermind the Bollocks; la edición alemana de Talking with the Taxman… de Billy Bragg, que se llama Billy Bragg y tiene como tapa una foto horrible; y sobre todo un regalo que me hizo mi compadre y eterno socio musical, Removedor: Mr. Clarinet, de Birthday Party, siete pulgadas, primera edición australiana.

¿Te animás a tirarnos algunos “tesoros enterrados de tu colección?

Algunos pueden ser Oar, de Alexander 'Skip' Spence, que si bien es bastante conocido debería serlo mucho más. Los discos de una de mis bandas favoritas, Tiger Lillies, que no muchos conocen y son demenciales. El primero de Modest Mouse, This Is a Long Drive for Someone with Nothing to Think About, que no sé si es el mejor pero es el que más me gusta. El soundtrack (editado en vinilo triple) del documental brasileño Dub/Echoes es buenísimo. También tengo un EP de una banda que se llamaba Enemymine (que al igual que Modest Mouse lo conocí por seguir cualquier cosa editada por K Records) que escuché millones de veces y es absolutamente genial. Creo que después sacaron un LP y se separaron, pero nunca conseguí nada más. Hasta yo me había olvidado que lo tenía, ¡gracias!

La más pesada y difícil: 5 discos completamente indispensables.

- Eyehategod - Take as Needed for Pain (1993)
- Tom Waits - Mule Variations (1999)
- Jets to Brazil - Orange Rhyming Dictionary (1998)
- Chet Baker - Chet Baker Sings (1956)
- Einstürzende Neubauten - Fünf auf der nach oben offenen Richterskala (1987)




martes, 25 de septiembre de 2012

Cluster - Zuckerzeit

Los que al principio nos negamos al krautrock, los que inicialmente nos resistimos, intentamos buscarle la vuelta para dejarlo de lado o simplemente descartarlo de plano, nos tuvimos que comer nuestras propias palabras. Por eso siempre son buenas las segundas oportunidades. Siempre que creemos y repetimos cosas como “este es mi palo” o “no es mi estilo” tenemos que pensarlo dos veces; son los síntomas más evidentes de achatamiento mental, de pereza. Y si, todo lo nuevo se resiste, nos cuesta, nos desafía y nos pone en evidencia. Y nada más nuevo y desafiante que el krautrock.

El género surgió (como casi siempre pasa) como un respuesta, como una reacción. Eran los pibes que no querían tener absolutamente nada que ver con la generación anterior, con sus padres, muchos de ellos partícipes directos de la masacre histórica perpetrada por el régimen nazi en la segunda guerra mundial. Era borrón y cuenta nueva. De ahora en más vamos a crear la música alemana que nos define y a la vez nos separa. No va a haber ningún elemento del blues americano, nada de melodías pegadizas al estilo beatle. Acá empezamos de cero. Lo lograron. ¡Y cómo!

No nos vamos a extender mucho sobre el género en cuestión, eso lo podés buscar en cualquier lado pero si vamos a tratar de describir con qué te vas a encontrar a la hora de escuchar Zuckerzeit, el tercero de una de las bandas emblema del movimiento, Cluster.
Para empezar está “Hollywood” y si ya escuchaste Kraftwerk (quizás la banda más famosa) o Neu! vas a notar que la cosa viene más o menos por ese lado; paisajes sonoros en lugar de canciones, ritmos monótonos, sintetizadores que suben y bajan, colorean, pasan al frente y vuelven… una monotonía que está usada como recurso, a modo de virtud. Por ahí sirve la comparación con el reggae o con el dub, te hacen entrar en una especie de trance de manera que los cambios, que son pocos y nunca son abruptos, llaman mucho la atención y ahí reside el atractivo. Parece que no pasa nada pero si prestás atención está pasando de todo pero a otro nivel, cero estridencias.
Tambien hay que decir que, con respecto a los discos anteriores, este representa un cambio no menor, es menos psicodélico que Cluster II, hay menos elementos librados al azar y la producción de Michael Rother (de Harmonia) se hace notar y mucho. Tanto Roedelius como Moebius suenan más “contenidos” que en los discos anteriores, acá trabajan completamente en función de las canciones. Escuchen los sonidos de “Rote Riki” o el clima siniestro de “James” para sacar sus propias conclusiones.


Si ya los conocés sabés de lo que estamos hablando pero de lo contrario, si tenés ganas de explorar una música que todavía no ha sido digerida (y regurgitada) por la depredadora maquinaria que es la música mainstream hoy en día, Cluster te va a hacer buena compañía. ¿Por qué no empezar por Zuckerzeit, el tercer disco?





Chequear también:
Can - Soundtracks
Cluster - Cluster & Eno
Ash Ra Tempel - Schwingungel



miércoles, 19 de septiembre de 2012

5 Canciones 5: Free, Undertones, the Dickies, Kyuss y Kirlian

Seven Angels
Free

Clima denso, atmósfera pesada, groove viscoso (y contagioso), la voz impecable de Paul Rodgers y casi en seguida… corte y break de guitarra. ¡Y que guitarra! Uno de los grandes guitarristas infravalorados de la historia del rock en general y del hard-rock en particular: Paul Kossoff. “Seven Angels” es nada menos que la encargada de cerrar Hearbreaker, el último gran disco de Free, del ’73. Temazo. 
Aparece originalmente en: Heartbreaker (1973)

More Songs About Chocolate and Girls
The Undertones
El segundo de los Talking Heads era More Songs About Buildings and Food, el segundo de los geniales Undertones, de Irlanda era (y es) Hypnotised y el tema con que empieza el disco era una clara cargada reaccionando ante las pretensiones arty de sus colegas al otro lado del atlántico; “Mas canciones sobre chocolate y chicas”. Mucho gancho pop, chistes de secundaria y el punk jodón sin fecha de vencimiento. Menos de tres minutos les alcanzan para decir todo lo que hace falta.
Aparece originalmente en: Hypnotised (1980)

Fan Mail
The Dickies
¡Qué difícil elegir un solo tema de un compilado de los Dickies! Los tipos se encargan de desparramar una catarata de hits sin darte tiempo a tomar un respiro. Velocidad ramonera, estribillo increíblemente pegadizo, puente instrumental melódico, voz garagera... se te pega de por vida. Esto ha sido tan pero tan imitado que cuesta creer que estos son los que dieron el puntapié inicial. Como suele suceder; los primeros suelen ser los mejores y este vuelve a ser el caso.
Aparece
originalmente en: Dawn of the Dickies (1979) / El de la foto se llama The Punk Singles Collection (2001)

Green Machine
Kyuss
Guitarra machacando en una sola nota, dos golpes de redoblante… y a revolear pelucas! Cuando entra la voz queda todo clarísimo. Esta es la banda que inventó el stoner-rock, un subgénero repetido hasta el hartazgo y que todavía hoy tiene miles de representantes. A los que están en tema no les va a sorprender pero si te gusta el rock pesado, maligno, de amplificadores valvulares a punto de explotar y estás investigando, de acá viene todo. Todo.
Aparece or
iginalmente en: Blues for the Red Sun (1992)

Nuestra Última Danza
Kirlian
Casi al final del disco debut de Kirlian, Bienvenidos a la Tierra (un disco larguísimo, sobre todo para los estándares actuales) aparece esta joya para flotar, para levitar. ¿Por donde viene la mano? El mejor Pink Floyd, Cocteau Twins, el Soda Stereo menos hitero, Radiohead pre-abandono de las canciones… es difícil. Acá hay mucha música ingerida, procesada y bien digerida. Encima el disco suena impresionante, bien grabado y mejor producido. Vale la pena.
Aparece originalmente en: Bienvenidos a la Tierra (2011)


jueves, 13 de septiembre de 2012

Isobel Campbell & Mark Lanegan - Hawk

Varias cosas vienen a la cabeza a la hora de hablar de la sociedad que tienen Isobell Campbell y Mark Lanegan hace ya unos años. La primera es… ¿De dónde saca tiempo Lanegan? ¿Cómo hace para ser tan prolífico y mantener un estándar de calidad en todo lo que hace? Saca discos con Greg Dulli bajo el nombre The Gutter Twins, colabora también con el dúo electro-rock Soulsavers y encima tiene una carrera solista muy saludable, aunque quizás no sea esa la palabra más adecuada.
Otra cosa que llama mucho la atención es que acá Lanegan es un mero colaborador, la ex-Belle & Sebastian es la que compone todas las canciones, escribe las letras y arregla las partes de cada instrumento. Algo muy meritorio si tenemos en cuenta que las canciones de Hawk jamás suenan femeninas y para nada aniñadas como sí eran sus primeros intentos como solista. Si Campbell quiso emular a sus héroes, hacer su propia interpretación de Johnny Cash y June Carter lo logra. Y con yapa. Esto es mucho más que recreación, que imitación. En Lanegan encontró a su Lee Hazlewood, el tipo con la voz cascada por los excesos y con miles de historias de ruta con la damita delicada y frágil; una combinación que no puede fallar, el viejo truco de la bella y la bestia. También es llamativo como ella pasa completamente a segundo plano, sobre todo a nivel vocal, casi nunca hace voz líder y lo deja a Lanegan hacer lo que mejor sabe hacer, contentándose incluso con algunos murmullos a modo de coro y suspiros apasionados que responden a los fraseos guturales de su partenaire.

¿Quieren más sorpresas? El instrumental que dá título al disco, un blues rápido y destartalado como los que hace Dylan ahora pero con unos arreglos podridos disonantes que se encargan de hacernos acordar que este es un disco de rock, en todo sentido.
¿Más? Las dos versiones de Townes Van Zandt. Si… ¡Dos! El cantautor texano sigue siendo reivindicado y muy merecidamente, esta vez los temas que eligen son “Snake Song” y la inoxidable “No Place to Fall” en donde la voz de Lanegan suena más limpia -y respestuosa- que nunca. También está la balada celta “Eyes of Green”, que no estaría fuera de lugar en los discos de los noventa de los Waterboys.

También hay muchos guiños, a Mazzy Star en “To Hell and Back Again” en donde sí canta Campbell y suena exactamente igual a Hope Sandoval. Y a Nancy & Lee hay muchas “sacadas de sombrero”. Varias. “Sunrise” tiene a “Sundown, Sundown” como punto de referencia inequívoco y “Come Undone” tiene un arreglo de piano y un clima general muy parecido al clásico (?) “Friday’s Child”.
Este es ya el tercer disco de estudio que hacen juntos y si alguno miró de reojo o desconfió cuando este proyecto se puso en marcha, cuando empezaron con Ballad of the Broken Seas, con todo el hype de cierta prensa, no tienen más que escuchar Hawk para darse cuenta de que acá hay tela para cortar. Garantizado.





Chequear también:

Lee Hazlewood - Cowboy In Sweden
Nick Cave & the Bad Seeds - No More Shall We Part
Isobel Campbell & Mark Lanegan - Sunday at Devil Dirt

jueves, 6 de septiembre de 2012

Phil Seymour - Vols. 1 y 2

Algunos sellos discográficos son una garantía automática de calidad. Si lo ves en el lomo o en la contratapa de un disco (a veces en la tapa también) sabés que hay gente involucrada a la que verdaderamente le importa todo esto, que están en esto por amor y que no les importa “hacer la diferencia” como dicen ahora. Es el caso de Collector’s Choice Music, que volvió a editar prácticamente todo lo que grabó Phil Seymour y que nunca había aparecido en formato CD.

Para hablar de Phil Seymour hay que hablar de power-pop primero y de Dwight Twilley después. El género de los que ya estamos metidos hasta el cuello en esto de escuchar música, que no nos preocupamos tanto por escuchar algo revolucionario sino bueno, bien hecho, creíble. El género de las guitarras arpegiadas, de los estribillos cristalinos e inmediatamente pegadizos y de las armonías vocales cuidadas al máximo.
Nuestro protagonista se fugó de su casa muy joven, apenas un adolescente, con su amigo de la infancia (Twilley) y fueron a parar a los estudios Sun sin tener la menor idea de lo que significaba a nivel histórico pero con una idea bien clara: hacer discos, igual que sus héroes los Beatles, Buddy Holly, etc. Después de un largo penar y de varias idas y venidas que no vale la pena detallar, registraron juntos dos discazos: Sincerely y Twilley Don’t Mind. Ahí es cuando Seymour decide cortar por lo sano y empezar su carrera solista.

El primer disco, homónimo, no tiene desperdicio. Son once joyas de pop perfecto, de canciones redondas por donde se las mire. Estrofa, estribillo, solo de guitarra y a cobrar. A medio camino entre la tradición y la línea trazada por las influencias (muy evidentes) y el sonido y la forma de grabar que se usaba en aquel entonces. En Phil Seymour está incluso lo más parecido a un hit que tuvo, con “Baby It’s You”, que llegó a los primeros lugares a principios del ’81. Pero eso no es todo, acá también está “Precious to Me”, el tema con el que empieza el disco, “We Don’t Get Along”, un rock and roll salvaje de esos que no se olvidan e incluso “Let Her Dance”, para el que se hizo un video más bien cómico que vale la pena chequear.

El disco de la tapa amarilla, que repite el “chiste” del primero “duplicando la apuesta”, The Phil Seymour Archive Series, Vol. 2, incluye casi todo el segundo disco, Phil Seymour 2 (no se esmeraba mucho con los títulos, es claro) menos “Looking for the Magic” que aparece como bonus track en el primero. A este segundo trabajo no le fue tan bien, tuvo problemas con la compañía discográfica, no lo promocionaron… lo de siempre, digamos. Pero la calidad está intacta, incluso tiene varias de las canciones que iban a formar parte de un eventual tercer LP que nunca se llegó a concretar.
Phil Seymour tuvo una larga y dolorosa batalla contra un linfoma, enfermedad que terminaría con su vida a principios de la década del noventa. Un héroe de culto que merece ser redescubierto. Para eso agradecemos la ayuda de gente como la de Collector´s Choice Music. Buena gente.





Chequear también:
The Hot Dogs - Say What You Mean
The Records - Crashes
Supergrass - I Should Coco


sábado, 1 de septiembre de 2012

Entrevista: Frank Blumetti


Frank Blumetti
es periodista y fanático de la música. Formó parte del equipo de una revista que hizo historia: Madhouse. Casi una década escribiendo, entrevistando y reseñando discos de música pesada en un momento muy particular de nuestro país. Los tiempos cambian y los soportes también, hoy Madhouse sigue viva gracias a Frank en Facebook, con noticias, comentarios y su sentido del humor intacto.

¿Te acordás cual fué el primer disco que te compraste?
Los primeros discos (hablando de discos de rock, claro) que tuve fueron de los Beatles. Pero el primero que me compré con mis propios dinerillos fue Hotter Than Hell, de Kiss, días antes de cumplir 15 años, en enero de 1980. Fue como una suerte de rito de iniciación, como estar haciendo cosas de adulto y, sobre todo, de “rockero”. Llegué con el disco a casa y estuve horas extasiado mirando la tapa, oliendo el aroma de ananá sintético (posta) que tenía el celofán y el del vinilo nuevo, que aún hoy recuerdo. En cuanto a la música, los temas me volaron la peluca: venía de escuchar Dinasty que me había encantado, y esto era notoriamente más pesado, otra dimensión del rock a la cual apenas empezaba a asomarme. Inolvidable.

¿Cómo fue que siguió aumentando tu colección?
No trabajaba por entonces, así que dependía de los pesos que me daba mi abuelo y/o de algun mandado o laburito que pegaba entre mis familiares. Con mucho trabajo ahorraba y cuando podía, me mandaba a la disquería. 1980 fue un gran año en tal sentido porque era el apogeo de los productos importados (plena dictadura militar: la industria nacional estaba en el freezer y era épocas de financieras, especulación y dólar barato) a precios ridículos, y eso incluía los discos. A mi colección rockera, que incluía casi todo de los Beatles y el mencionado disco de Kiss, le sumé la colección entera de estos últimos (para conseguir Double Platinum y Alive II pasé por un par de odiseas que ameritan una novela de suspenso o una comedia de enredos), y empecé a comprar de todo, para ver qué me gustaba. Discos que recuerdo de entonces: Emotional Rescue de los Stones, Back In Black de AC/DC, Rising de Rainbow, Women & Children First de Van Halen, Ruedas de Metal de Riff, Selling England By the Pound de Genesis, Jazz de Queen, Uprising de Bob Marley, McCartney II, Reggata De Blanc de The Police, Eat to the Beat de Blondie… todo variado, pero mayormente pesado. Y por ese lado me decanté. En el mejor momento de mi colección de vinilo (que me vi obligado a vender en 1989, porque la hiperinflación me dejó en pampa y la vía) llegué a tener 200 y pico.

¿Tuviste épocas de fanatismo o fijación con algún solista o banda en particular?
A ver: los Beatles son la primera banda que escuché, la primera música que disfruté y hasta mi primer recuerdo televisivo (por sus cartoons). Aún me dura el fanatismo. Con Kiss me pasó lo mismo, a un nivel feroz, consiguiendo piratas, maxi singles, etc. Alice Cooper es otro. ¡Ramones! ¡Uy, los Ramones! ¡Sex Pistols! ¡Stones! ¡Blondie! ¡Madness! Bandas por las que viví obsesionado. Y después hay una larga lista que incluye a Van Halen (con David Lee Roth exclusivamente), Metallica, Anthrax, Slayer, Black Sabbath, Queen, White y Rob Zombie, David Bowie, Iggy Pop, MC5, Steve Vai, The Police, Marilyn Manson, Kraftwerk, NIN, New York Dolls, Twisted Sister, Clash, Mighty Mighty Bosstones, Danzig, AC/DC, Ministry, Cheap Trick, Ozzy, Pappo’s Blues, Hellacopters, Supersuckers… y seguro que me estoy olvidando de otros veinte que en su momento me quemaron el coco.

¿Que discos recomendarías de compañeros de escena o gente con la que has tocado?
Esta pregunta no es exactamente para mí, dado que no soy músico, y si lo fui esa etapa fue fugaz cual porción de fugazzeta. Y de esa etapa podría rescatar a Yulie Ruth, un bajista excepcional con el que estuvimos juntos en un proyecto de banda llamada Wolf (y que duró cinco minutos). Él luego brilló en Alakran primero, con Pappo después y hoy con su propia banda, con la cual hace country. De su discografía recomendaría El Auto Rojo, con Pappo’s Blues del '99.

¿Escuchás música nueva o actual?
Sí, desde luego. Trato de mantenerme lo más actualizado posible. Hoy por hoy no estoy trabajando en prensa de rock (al menos por el momento), pero tengo la página y el grupo de Revista Madhouse en Facebook, que crecieron de modo insospechado. Mientras estudio en qué va a derivar este tema (hay un par de proyectos in the making), posteo noticias permanentemente en el grupo, como asimismo links a videos y temas, y me mantengo al tanto. No del mismo modo que en los 90, cuando tenia que escuchar docenas de bandas por semana, pero sí estoy enterado de lo más importante. Lo que más me gusta de lo último que escuché es Imperial State Electric, una banda que hace una versión moderna de lo que era el mejor rock… de los 70, ¡así que a lo mejor mi música “nueva” no lo es tanto!

¿CD, vinilo o MP3?
Diría que los tres. Cada uno tiene su valor. El vinilo tiene una fidelidad y un ritual que son únicos para mí; lamentablemente, conservo muy poco en este formato, un par de piratas de Kiss, algunos singles, algún picture disc. El CD cambió la manera de escuchar música, de grabarla y de coleccionarla: entran más temas que en el vinilo, la calidad es muy buena, el formato es pequeño y al mismo tiempo apreciable. El MP3, por su lado, representa el infinito: podés tener cientos, miles de discos y discografías almacenados en un espacio que no es tal (tu PC, un disco rígido, un pen drive), una cantidad inmensa en un recipiente ínfimo. ¡Podés tenerlo todo! El problema es que no lo ves. No ves la tapa de un disco, no ves un objeto físico, no ves algo que te inspire, solamente una larguísima lista de temas que casi casi es como recorrer la guía de teléfonos. En suma, tiene sus ventajas y desventajas, como todo. Pero los tres valen.

¿Tenés ediciones raras o dificiles de conseguir?
Nada muy especial. Dos piratas de Kiss en vinilo, Takes Tokio ‘77 (doble, de la gira por Japón) y Fried Alive! del ’74 en Long Beach, y un cassette nacional del disco Rock and Roll Over, con la tapa distinta, muy buscada por los coleccionistas. La edición de Nativity In Black (el tributo a Black Sabbath de los 90) con dos discos, las versiones nuevas y los temas originales. El Sex Pistols Boxed Set de 2002 con 3 CDs, que me encanta. El Acid Eaters de los Ramones edición japonesa, con un tema más y autografiado por ¾ de la banda… Nada demasiado extraordinario, insisto.

¿Te animás a tirarnos algunos “tesoros enterrados” de tu colección?

Los tesoros enterrados no son muchos, pero entre las bandas que atesoro y que me parece que muy pocos o nadie conocen están Karma To Burn con su disco Wild Wonderful Purgatory (stoner mega grosso, del 97 creo), The Sewergrooves con Revelation Time (rock vecino a los Hellacopters, los tipos son suecos de hecho), tambien los Gonzalez con su album homónimo de 2000 (stoner de Atlanta, USA) y el simple de Tantra llamado "Hills Of Katmandu", un clásico del italo-disco de 1980 que para mi suena actualisimo y casi industrial. Tambien tengo dos o tres copias del compilado de Madhouse Archivos Secretos, que sacó Warner en los 90s y samplers de sellos para tirar al techo... nada muy grosso tal vez, pero me gusta conservarlos.

¿Sos de preocuparte por la edición?
Me importa solamente que la misma sea decente y que el disco se pueda escuchar. En particular busco las ediciones yanquis, europeas o japonesas. Pero si vienen de algún otro lugar no tengo drama si la calidad es aceptable. No me quemo el coco buscando tal o cual disco de tal o cual sello de tal o cual año, si a eso apunta la pregunta: me importa más la música que el formato.

La última, la más hincha pelotas… Cinco discos que nunca te pueden faltar.

¡Ufa, siempre son solamente cinco! Haré un esfuerzo:
• Kiss - Dinasty
• Beatles - Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band
• Ramones - All The Stuff (And More!) Vol. 2
• Blondie - Eat to the Beat
• Sex Pistols - Never Mind the Bollocks





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