jueves, 26 de diciembre de 2013

Telekinesis - Dormarion

Se puede trazar una línea imaginaria que va de los Beatles a Big Star, que pasa por Badfinger y los Raspberries, que desemboca en The Shoes, Records y Pezband, se prolonga hasta The Cars y que va a parar a Matthew Sweet y Sloan. De ahí toma la posta el Michael Benjamin Lerner, líder, artífice y, básicamente, único miembro de Telekinesis.
Con Dormarion, del 2013, lleva tres larga duración y un EP, Parallel Seismic Conspiracies, aparecido tres años atrás.

Una de las claves del sonido es la voz de Lerner, le cae al estilo como anillo al dedo, es la voz power pop por excelencia, del pibe angustiado que no consigue la chica que quiere y lo convierte en canciones luminosas, de guitarras fuertes y estribillos imborrables, enclavado en la tradición de Colin Blunstone de los Zombies o Chris Collinwood de Fountains of Wayne. En Dormarion se va Chris Wallace, que había producido los dos primeros, y entra Jim Eno, de Spoon, para lograr un sonido más grande y envolvente, además de buscar ampliar la paleta sonora y la galería de recursos compositivos. En el estudio Lerner se encarga de casi todos los instrumentos y Eno mete unas baterías de esas que tan bien le salen en su propia banda.

Musicalmente también se ha ampliado el abanico de dinámicas, en la canción que abre el disco, “Power Lines”, parece tener la estructura de un tema típico de la banda; un verso acústico calmo, lento y melancólico, un estribillo explosivo y la voz de pájaro herido de Lerner cantando sus verdades agridulces: “Soy un hombre quebrado, soy mercadería fallada”. Dormarion para haber sido concebido para ser tocado con la banda que sale de gira bajo el nombre Telekinesis, parece hecho y diseñado para hacer saltar a un estadio sin siquiera rozar la pompa y grandilocuencia de grupos como The Killers, de evidentes complejos mesiánicos.


Puede que Dormarion sea un disco de placeres superficiales, pero esos placeres aparecen a lo largo y ancho del disco, lo podés escuchar con una sonrisa de oreja a oreja mientras pensás cómo es posible que te rías tantas veces del mismo chiste pero es inevitable notar las cualidades de Lerner como compositor de canciones, un oficio que muchas veces escasea.





Chequear tambien:

The Cars - Candy-O
Spoon - Ga Ga Ga Ga Ga
Telekinesis - 12 Desperate Straight Lines

miércoles, 18 de diciembre de 2013

5 Canciones 5: Groundhogs, Culture, Flaming Stars, Trembling Bells y Black Angels


The Grey Maze
The Groundhogs
Cualquiera que conozca a los Groundhogs por su fama o "de solapa" sabrá que eran una de las bandas pioneras del blues-rock británico, con Cream, Fleetwood Mac, etc. Para la altura de este disco habían agregado mellotron y demás elementos típicos del rock progresivo. Pero nada que ver con la pompa de las bandas emblema del género. Esto es hard rock violento y tormentoso, con matices, con sutileza.
Aparece originalmente en: Who Will Save the World? (1972)


Natty Never Get Weary
Culture
Los Culture tienen una notoria cantidad de discos clásicos en su haber y a uno de los compositores más originales y carismáticos del género en Joseph Hill. Otra de las odas a Jah, esta aparece en medio de Cumbolo, del '79, y es una orgía de armonías vocales y teclados burbujeantes y pegadizos. No por nada fué un hit en Jamaica al momento de su aparición, un poco antes de que saliera el LP.
Aparece originalmente en: Cumbolo (1979)


Bess of the Boneyard
The Flaming Stars
Escuchá este temazo del séptimo disco de estudio de los Flaming Stars, una de las bandas más injustamente relegadas de los últimos veinte años, y hace tu propia película en tu cabeza, es un desperdicio que todavía no se haya usado para acompañar imágenes. Un instrumental oscuro, ideal para adaptación de Raymond Chandler, humo, detectives, más humo y un cadáver en el baúl de un auto larguísimo. Infalible.
Aparece originalmente en: Named and Shamed (2004)


Riding
Trembling Bells con Bonnie "Prince" Billy
El único tema del disco que lleva la firma de Will Oldham, más conocido como Bonnie "Prince" Billy, aparece anteúltimo en The Marble Downs y es intenso. Intenso en serio. Ya había aparecido en Joya, del '97 y era una pequeñez de menos de dos minutos. Acá se transforma en una pesadilla épica, unos Bad Seeds en medio de Unhalfbricking de Fairport Convention... ¡con Sandy Denny incluída y todo!.
Aparece originalmente en: The Marble Downs (2012)


Don't Play with Guns
The Black Angels
Los Black Angels le agregan un poco de maquillaje al cuarto LP de estudio pero no pueden disimular que anoche se acostaron a cualquier hora. Un poco de Eliminator de ZZ Top, con las maquinitas y los efectitos espaciales pero la banda sigue siendo más o menos la misma, por suerte. Rock sucio y psicodélico de guitarras bien al frente, los 13th Floor Elevators del nuevo milenio, ni más ni menos.
Aparece originalmente en: Indigo Meadow (2013)




jueves, 12 de diciembre de 2013

Bosnian Rainbows - idem

En la última década Omar Rodríguez-López ha estado haciendo de todo menos quedándose en el molde, nadie lo va a acusar de vagancia, eso seguro. Ha estado sacando EPs y álbumes con The Mars Volta (sin contar At the Drive-In) incansablemente, una banda que es la definición de genialidad absoluta o indulgencia total, depende el prisma con el que se mire el asunto.

Además de hacer música irreverente e inclasificable, se ha ganado la reputación de ser un verdadero dictador a la hora de entrar al estudio, algo que incluso se ha encargado de aclarar en entrevistas. Pero últimamente parece que se aflojó un poco. El disco homónimo de su nuevo proyecto, Bosnian Rainbows, es una clara muestra ya que, a menos que alguien te lo diga, no tiene ninguna evidencia de que es él quien está detrás de todo esto.

Bosnian Rainbows incluso se maneja en un terreno relativamente virgen para el guitarrista, optando esta vez por suaves texturas de teclados new wave y baterías que corresponden a ese sonido, al post-punk de bandas como Joy Division o los Wire de mitad de carrera. Los resultados sorprenden, no se trata simplemente de otro grupo intentando revitalizar ese sonido hoy en día un tanto gastado, es más bien lo contrario.

Cuando las canciones funcionan plenamente, y hay varios casos, levantan vuelo y varios metros del suelo. “Morning Sickness” y “Dig Right In Me” no tienen nada que envidiarle al mejor Blondie, el de la época de Parallel Lines, con unas letras tan retorcidas e indescifrables como cualquiera de sus proyectos paralelos. Teri Gender Bender, la cantante, tiene un parecido (sonoro) francamente asombroso con Siouxsie Sioux, lo que puede resultar una molestia para alguno pero -como suele suceder- una delicia para otros, la piba maneja su voz con criterio y convicción. El mejor tema es probablemente “Turtle Neck”, atmósferico al máximo, que va de una clima lento alla Cocteau Twins a un pasaje de guitarras bien climático en donde Rodríguez-López finalmente asoma la cabeza.


Pero el foco en general está puesto en la cantante, que también es miembro estable de los punkrockers nicaragüenses Le Butcherettes, su voz encaja a la perfección con los temas, agregando sensualidad al conjunto (según dicen es muy buena en el escenario). El hecho de que Rodríguez-López se muestra contenido a lo largo del disco es notable y también es claro que lo único que le importa es lo que piensan los que tocan en su banda. Como debe ser.





Chequear también:
Siouxsie & the Banshees - Twice Upon a Time: The Singles
Wire - A Bell Is a Cup...Until It Is Struck
Young Knives - ...Are Dead....And Some



jueves, 5 de diciembre de 2013

Gene Clark - No Other

El que probablemente haya sido el integrante de los Byrds más talentoso, sin desmerecer la hidalguía de McGuinn en haber mantenido viva a la banda a lo largo de diez mil formaciones, tenía también un problema grande y un gran enemigo: él mismo. Terriblemente inseguro, paranoico y con todos los vicios y comportamientos autodestructivos incorporados, Gene Clark tiene una carrera solista digna de atención, con picos muy altos y sólo recientemente se le está dando el reconocimiento que merece.
Como ejemplo basta decir, que este, No Other, su obra maestra de folk barroco filosofal, del ’74, estuvo descatalogado y fue muy difícil de conseguir durante casi treinta años.

Al momento de su aparición fue considerado excesivo, sobre todo a nivel producción, se gastó mucha plata haciendo el disco (para desesperación de la compañía discográfica) y obtuvo una repercusión de ventas y crítica prácticamente nula. Pero en menos de dos años este mismo sonido, este mismo nivel de trabajo en el estudio, era el que acaparaba las FM a lo largo y ancho del país que le dio la espalda, con Fleetwood Mac a la cabeza. La pregunta es… ¿Dónde está la sobreproducción? ¿Cuál es el exceso? El disco empieza con “Life’s Greatest Fool”, que tranquilamente podría haber estado en cualquiera de los últimos tres o cuatro discos de los Byrds, es country-rock tranquilo, sedado casi, sin grandes sorpresas salvo a nivel lírico, con un Clark disparando máximas y reflexiones cual Confucio del siglo XX, nada nos prepara para lo que se viene.

Ya en “Silver Raven” se nota que hay trabajo, que hay capas de grabación, coros, varios instrumentos pero… ¿esto es sobreproducción? En No Other los detalles sonoros, la complejidad -nunca agobiante- en los arreglos y las decisiones generales están bien tomadas, le suman muchísimo a las canciones, de hecho los arreglos suntuosos y elegantes del tema que da título en ningún momento sepultan al cantante ni mucho menos, no hacen más que remarcar la atmósfera un poco siniestra de la letra, es una producción bien hecha, muy lograda. Esta es la “música cósmica americana” que imaginó Gram Parsons (y que -si me permiten- nunca llegó a concretar) cuando hizo que los Byrds grabaran Sweetheart of the Rodeo. Esta es una verdadera obra maestra, una alianza entre letra y música pocas veces lograda, sobre todo teniendo en cuenta que Gene Clark, según cuentan quienes los conocían, no era un tipo que se la pasaba leyendo ni nada que se le parezca. El disco está lleno de momentos sublimes, “From a Silver Phial”, “Lady of the North” (el tema que cierra el LP) y la cumbre épico-psicodélica que es “Some Misunderstanding”, algo así como un Neil Young de “Cowgirl in the Sand” bien cantado (sin ánimos de ofender) y arreglado para poner la piel de gallina.

A Gene Clark le dolió mucho el fracaso estrepitoso de No Other y nunca logró recuperarse del todo, había puesto mucha energía y trabajo en las canciones y sabía que tenía bajo el brazo un disco brillante. Muy pocos supieron darse cuenta en su momento. Pero nunca es tarde, por suerte.





Chequear también:
Dillard & Clark - The Fantastic Expedition of Dillard & Clark
The Beatles - Abbey Road
Band of Horses - Infinite Arms


viernes, 22 de noviembre de 2013

Martin Newell - The Greatest Living Englishman

Hay discos que parecen estar hechos (o condenados) para figurar siempre en un panteón imaginario o podio de “Grandes Discos de Culto”, perdedores hermosos, adorados eternamente por las ratas de disquería y los nerds musicales. Nosotros, digamos.

The Greatest Living Englishman, de Martin Newell, no es su primer disco y probablemente tampoco es el mejor que hizo, pero reúne todas las características para ser su trabajo más recordado, el que habría que salvar del tsunami. El tipo venía de años de pelearla en las ligas chicas desde hacía rato, primero con su banda The Cleaners from Venus, quienes, en estas épocas tan raras como sorprendentes, tienen fans que reclaman a gritos reediciones de discos grabados en condiciones deplorables que nunca pasaron de un cassette. Siempre tuvo amigos con un perfil un poco más alto que el propio, Captain Sensible de los Damned es y ha sido un colaborador habitual y el amigo Andy Partridge (de XTC, por supuesto) presta sus servicios como productor, arreglador, consejero y hasta baterista en esta pequeña joya del rock más británico y flemático que se puede imaginar.

Newell siempre se cagó de risa de los tipos de cuarentipico que dicen que quieren volver a sus raíces y arman una banda de blues, sus raíces son los Beatles, el Pink Floyd de Barrett y el mejor pop psicodélico de la segunda mitad de los sesenta. Eso es exactamente lo que hace, lo que domina, lo que le sale -parece- de taquito y de eso hay de sobra en The Greatest…

Las letras también merecen que se les preste atención, Newell es un observador agudísimo, un verdadero antropólogo de su propia sociedad y cada canción es una viñeta entre cómica, ácida y nostálgica. “Construiremos una casa y un lugar para que los chicos crezcan, pregúntame cuándo, que me maten si tengo la menor idea” dice en “We’ll Build a House” un poco burlándose del sueño burgués conformista de la casa propia. “Y te despertás en un cuarto que no es el tuyo, hay un ángel en la cama y te preguntás que fue lo que dijiste antes de darte cuenta que es navidad en los barrios” canta en “Christmas in Suburbia”, una de las canciones más lindas (si que ese adjetivo todavía significa algo) del disco. ¿Otro super hit que jamás fue? ¡Claro que sí! Son la especialidad de la casa; “She Rings the Changes” no fue un éxito mundial porque ya sabemos lo que el mundo anda escuchando por estos días y lo mismo va para “The Jangling Man”, bien al estilo Byrds, a puro gancho.

Newell ya era grande cuando salió esta modesta obra maestra de pop perfecto, no daba para ídolo teen ni para símbolo sexual post-adolescente, ya era un excéntrico y semi-recluso, de mal carácter al que jamás le gustaron mucho las entrevistas. Por suerte la música está ahí, para quien quiera oir que oiga.



Chequear también:
The Kinks - The Kinks Are the Village Green Preservation Society
XTC - The Great Escape
Martin Newell - The Spirit Cage


jueves, 14 de noviembre de 2013

Brinsley Schwarz - Nervous On the Road

Brinsley Schwarz, nombre difícil de pronunciar. ¿Será por eso que todavía no les llegó el revival? Aunque a esta altura no sería descabellado pensar que no les va a llegar nunca. Lamentablemente, porque son una de las bandas más nobles, desprejuiciadas y divertidas de todos los tiempos.

Es relativamente famoso el episodio de hype que casi los arruina, con un viaje a Nueva York como si fueran super estrellas, con alfombra roja y champagne, con todos los periodistas que tenían que estar y el subsiguiente fracaso estrepitoso. Algo que podría haber destruido el espíritu de cualquier banda terminó jugando a favor de estos pub-rockers ingleses. Hicieron una que ya se había comprobado que funcionaba; irse al campo a vivir en comunidad y a componer.

De la experiencia salió un discazo que fue Silver Pistol, una banda más afianzada y fanatizada con The Band y sus dos primeros LPs y un compositor completamente formado en Nick Lowe, que todavía era un pibito de veintitantos para ese entonces pero ya cantaba con mucho aplomo y sabía perfectamente lo que quería como músico. La lección fue contundente; primero las canciones, después, muy lejos, todo el resto. Lección que no le vendría mal a más de uno, dicho sea de paso.

1972. Si uno recuerda la fecha de aparición de Nervous On the Road, cuarto LP de estudio y anteúltimo antes de la separación definitiva, es imposible no coronarlos como Inventores del Género, el pub rock, por supuesto, sobre todo teniendo en cuenta que Dr. Feelgood prácticamente no existía para este entonces. Pero mientras los Feelgoods son el verdadero link entre el punk y todo lo que vino antes (es muy difícil no coincidir con el trilladísimo argumento) lo de Brinsley Schwarz es mucho más musical, menos agresivo desde cualquier punto que se lo mire y la banda toca bien, en serio. Es sólo cuestión de escuchar el tema que da título, “Surrender to the Rhythm” o la excelente versión de “Home In My Hand” para escucharlos flotar en un alfombra mágica de groove y onda. Los que los vieron en vivo siempre dicen que eran impresionantes y que hacían bailar hasta a la policía.

Después de la disolución, después del enorme e infravalorado The New Favourites of Brinsley Schwarz, Nick Lowe e Ian Gomn se hacen solistas y Schwarz y el resto se unen a la banda de Graham Parker, otro de los “jóvenes enojados” en la misma vena de Costello o los primeros de Joe Jackson. Historia que dejamos para la próxima o para Wikipedia. Como prefieras.




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Brinsley Schwarz - Despite It All
Dave Edmunds - Rockpile
Rockpile - Seconds of Pleasure



viernes, 1 de noviembre de 2013

Mikal Cronin - MCII

Cuando todavía no pasaron cuarenta segundos de “Weight” ya es muy fácil darse cuenta que estamos frente a algo especial. El primer tema de MCII, antes de llegar al estribillo ya desparramó al menos dos ganchos inteligentísimos directo al mentón, estás atrapado, se te pegó para siempre. ¡Encima después viene el estribillo y es tremendo! Después, el break instrumental, es un solo de guitarra española, muy lindo, muy bien tocado, voces en armonía, distorsión en el nivel justo… es perfecto.

Aparece alguien del que ciertos medios hablan y elogian y resulta que ese alguien merece la catarata de elogios que se le prodigan y uno no puede menos que ponerse contento, te dan ganas de seguir creyendo, de que el mundo puede ser un poco mejor gracias a la música, al rock ‘n’ roll. Mikal Cronin es amigo de Ty Segall, el niño mimado del momento de la escena de rock alternativo yanqui, de hecho se han ido de gira juntos y Cronin toca en varios de los millones de discos que saca Segall, que es tan prolífico que en el 2012 sacó… ¡tres!

MCII, como su nombre bien lo indica es el segundo disco de estudio, el continuador en todo sentido del homónimo del 2011, en donde este pibe ya había puesto las cartas sobre la mesa y demostrado con creces que lo suyo iba en serio. Este disco suena un poco mejor, tiene mejores canciones y ha depurado su estilo hasta alcanzar una síntesis que, sin ser del todo novedosa, suena fresca y actual, sobre todo porque no son muchos hoy en día los que pisan fuerte en este terreno, el de las canciones power-pop perfectas.

“Peace of Mind” podría haber sido cualquiera de las grandes canciones de Soundtrack of Our Lives, con esos aires épicos, celestiales, con un puente que demuestra que Cronin la tiene clara (estudió música en la universidad) pero por suerte nunca intenta lucirse y todas las ideas que tiene van en pos de hacer una canción completamente redonda. Firme candidato a tema del año. Son apenas diez temas en MCII, igual que en el disco anterior, se ve que Cronin también sabe que nuestro attention span actual es más o menos equivalente al de un gusano de jardín y en poco más de media hora dijo todo lo que tenía que decir, puso en descubierto sus dudas existenciales (por lo visto tiene unas cuantas), sus miedos y sus certezas, que son pocas pero es casi imposible no compartirlas, no coincidir.


Apostamos que este disco va a aparecer en unas cuantas de esas listas de “Discos del Año”, su calidad es tan evidente como indiscutible. En este caso será merecido, sin duda alguna.




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Emitt Rhodes - Mirror
The Fountains of Wayne - Utopia Parkway
Ty Segall Band - Slaughterhouse


jueves, 24 de octubre de 2013

The Seeds - The Future

The Seeds. La sola mención de ese nombre hace que corra un escalofrío en la espalda de los acérrimos fanáticos del garage-punk más depurado. Nombralos ante cualquier fanático de los 13th Floor Elevators, Standells o Chocolate Watchband y vas a tener tema de charla para un buen rato. La historia es breve pero merece un repaso corto; se formaron en California a mediados de los sesenta, tenían un cantante fanático de Jagger, con el suficiente carisma, tuvieron hits menores, hicieron un puñado de LPs hoy buscadísimos y desaparecieron tan rápido como surgieron. Después vino el doble Nuggets que armó Lenny Kaye y el resto lo sabemos más o menos todos.

Algo que quizás no es tan vox pupuli es que el tercer álbum de la banda, The Future, aparecido en el ’67, año de oro si los hubo, es algo así como el intento por hacer un gran disco, de esos que trascendían las barreras del pop y pasaban a formar parte de la “alta cultura” o como se le quiera llamar. No lo lograron, nunca lo iban a lograr, los Seeds eran demasiado limitados para hacer un Tommy o un Pet Sounds. Ahí, precisamente, radica el encanto de The Future. En todo lo que no consigue, en lo que no logra. Lo único que tiene en común con esos discos con grandes pretensiones es un poco más de presupuesto a la hora de la grabación, una instrumentación (y arreglos) un poco más elaborados que en los discos anteriores y ahí terminan las similitudes y las esperanzas de cambiar el mundo a través de las flores de los Seeds.

En “Out of the Question” se explica todo esto perfectamente, es otra vez el ritmo, el arreglo y la actitud de “Pushin’ Too Hard” sólo que con un poco más de maquillaje. La misma voz monocromática de Sky Saxon cantando más o menos las mismas notas, eso sí, hay un arreglo de violines que queda bien, que aporta, que suma. Algo muy parecido pasa con “Flower Lady and Her Assistant”; es casi lo mismo que “Mr. Farmer” (otro de los clásicos de la primer etapa) pero un poco mejor, pierde en agresión y en punkitud pero gana en clima, te transporta inmediatamente al Haight-Ashbury, con esos arreglos medio orientales entre divertidos y siniestros. ¡Hasta hay un oboe!

Es curioso ver como una banda puede hacer tanto con una paleta de recursos tan reducida, como se sobreponen a las limitaciones técnicas con inventiva, con ganas y con onda. ¡Rock ‘n’ roll! Nada más y nada menos. También sirve como recordatorio de una época de transición para el rock, aquellos que podían ponerse “serios” y complicados pudieron seguir adelante, otros optaron por volver a las raíces, a las fuentes, con resultados dispares. En menos de un año estaban grabando un disco de blues que pasó sin pena ni gloria pero en The Future le dieron una ínfima vuelta de cuerda a su sonido y salieron mejor parados que nunca. El futuro nunca fue tan sencillo.





Chequear también:
The Seeds - A Web of Sound
The Chocolate Watchband - No Way Out
The Creeps - Enjoy the Creeps


lunes, 14 de octubre de 2013

Lucifer's Friend - idem

A estos discos uno los termina adorando, por varios motivos. Los “descubrimos” gracias a un amigo informado, a un blog misterioso o de cualquier otra de las maneras “nobles”, no viene endosado por ninguna revista cheta ni lo están comentando en la TV. De alguna extraña manera, cuando la forma de llegada es alguna de esas, las barreras del prejuicio, a esta altura del tamaño de un rascacielos, se bajan de manera considerable y termina siendo “nuestro”.

Lucifer’s Friend
es uno de esos grupos que en su momento no cosechó demasiados frutos por su trabajo pero que ahora, en tiempos de revival de casi todo lo que tenga más de treinta o cuarenta años, está teniendo una segunda oportunidad, uno hasta se pregunta que pensaran los protagonistas (si es que viven) al ver su pequeño disco, cambiar de dueño por una suma entre irrisoria y ridícula. Estos muchachos, alemanes ellos, con un cantante de origen inglés, realmente no inventaron nada nuevo pero se puede decir que sí estaban en el momento justo a la par de todos los que estaban siendo pioneros del género. El hard-rock con toques progresivos que daría muchas satisfacciones a Uriah Heep o Deep Purple un par de años después y que degeneraría en todo lo que tan hábilmente parodió Spinal Tap unos pocos años después.

Pero hay un detalle que no debe pasarse por alto, este disco es de 1970 y hay que hacer un ejercicio de memoria para encontrar grupos sonando tan pesados, tan maléficos y tan… volumen once en este año. Black Sabbath dando los primeros pasos, Purple sin saber del todo qué hacer, Led Zeppelin más cerca del blues que otra cosa. Pero Lucifer’s Friend y su primer disco homónimo ya tenían todo el asunto completamente cerrado, empaquetado y listo para ser exportado. Los laureles se los llevarían otros, lamentablemente.

Escucha el cambio de clima en “Keep Goin’” para entender este argumento; están todas las virtudes del género y también todo lo que en un par de años se convertirían en lugares comunes detestables, la cosa se pone siniestra y los músicos saben bien lo que están haciendo, el cantante va de un susurro al grito espeluznante y agudísimo, todo explota en un tremendo solo de guitarra… Lo escuchamos un millón de veces pero -otra vez- esto es 1970, está hecho antes y muy bien. Irreprochable.

Si querés saber de dónde viene todo esto del rock pesado y ya te hartaste de buscarle el sentido a los mismos discos de siempre, con Lucifer’s Friend la vas a pasar bien. Es un muy buen disco, muy bien interpretado, bien compuesto y tiene huevos. ¿Algo más?





Chequear también:

Atomic Rooster - Death Walks Behind You
Lucifer's Friend - Where the Goupies Killed the Blues
Cactus - One Way... Or Another

viernes, 4 de octubre de 2013

5 Canciones 5: el sello Repertoire

Hay sellos que son una delicia para el melómano, es el caso de Repertoire, que hace unos años vienen reeditando joyas perdidas, tesoros eternos y algún que otro super-clásico. Las ediciones están muy cuidadas; tapas con una hermosa calidad de papel, llenas de fotos y anotaciones a la altura de las circunstancias. A continuación una muy breve y modesta selección de algunas joyas del catálogo.

Celeste
Scott McKenzie
El recientemente fallecido McKenzie tuvo un hit enorme en plena época de hippismo, flores y pachuli; "San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair)". Pero como para demostrar que el tipo estaba con los radares atentos, se manda un cover de una de las canciones más hermosas que escribió un capo en el arte -justamente- de las canciones hermosas. Nada menos que "Celeste", original de Sunshine Superman de Donovan, con un arreglo bastante respetuoso pero con una voz distinta, interesante.
Aparece originalmente en: The Voice of Scott McKenzie (1967)


Can't Find Love
The Easybeats
Los Beatles de las antípodas habían cambiado bastante para la altura de Friends. El dato curioso-histórico es que los guitarristas Harry Vanda y George Young (hermano de Angus y Malcolm) terminarían siendo fundamentales para el mega-estrellato de AC/DC, unos años más tarde. Acá son una especie de Stones / Humble Pie / Traffic, pero en este tema en particular se mandan una base medio funky para mover el piecito al compás. Gran acierto de Repertoire en reeditar esta joyita.
Aparece originalmente en: Friends (1969)


The People In Me
The Music Machine
Eternos héroes de millones de rockers de garage, los Music Machine de Sean Bonniwell se vestían de negro y posaban muy serios para las fotos, logrando una imagen enigmática y agresiva (para la época al menos). Otra demostración de que no hace falta ser un gran músico para tener una banda legendaria. Una línea de bajo sinuosa y una guitarra tejiendo arabescos para darle soporte a la voz de Bonniwell, bastante parecida a la de Arthur Lee, de Love. Temazo por donde se lo mire.
Aparece originalmente en: Talk Talk (1966)


It Ain't Easy
Dave Edmunds
Sí, el mismo que hacía Bowie en The Rise and Fall of Ziggy Stardust... Pero el original es del cantautor de culto Ron Davies, aunque el Duque Blanco tomó su versión del hit de Long John Baldry. De todas maneras acá estaba definido el sonido de Dave Edmunds practicamente para el resto de su carrera, un rock simple y efectivo con fuertes raíces en los 50's. ¿Algo así como el primer retro-rocker? Puede ser.
Aparece originalmente en: Rockpile (1972)


Victim of Changes
Judas Priest
Esta fantasía épica y delirante daba el puntapié inicial del segundo LP de Judas Priest y acá es cuando las cosas se empiezan a acomodar para los británicos, después de un debut relativamente olvidable. Uno puede desear no haber entendido la letra o no tener la menor idea de lo que está diciendo pero Judas es así, un placer culposo que no se puede dejar pasar, la música es tan espectacular como cuestionable, tan enérgica y adrenalínica como... Spinal Tap, digamos. Lo tomas o lo dejas.
Aparece originalmente en: Sad Wings of Destiny (1973)




martes, 1 de octubre de 2013

Entrevista: Chalo de Smoke Sellers



¿Te acordás cual fué el primer disco que te compraste?
El primero fue Rey Azucar de los Cadillacs, me lo compró en cassette mi vieja en un supermercado Disco, el que yo compré con mi dinero creo que fue Nevermind, de Nirvana.

¿Cómo fue que siguió aumentando tu colección?
Me volví adicto fue aumentando casi compulsivamente con los años hasta que por razones económicas vendí todo, y me volví un melómano virtual a la fuerza.

¿Tuviste épocas de fanatismo o fijación con algún solista o banda en particular?
Me pasó con T. Rex que aun mantengo ese fanantismo pero lo que me pasa es más bien con una canción en particular que me obsesiona y la escucho tanto en -digamos- una semana que ya la incorporo a mi subconsciente y no quiero volver a escucharla jamás.

¿Que discos recomendarías de compañeros de escena o gente con la que has tocado?
Bandas que me gustan de la escena de Córdoba...  Los Quemantes del Amor,  Paris Paris, Sr. Conejo, pero creo que se separaron, los ví una vez en vivo de casualidad y me gustaron. Me gusta tambien Reina Beryl y capaz que me esté olvidando de alguno. Pero la movida de Córdoba tiene bandas geniales, solo falta que las antenas se posen hacia acá.

¿Escuchás música nueva o actual?
Tengo el concepto de que si algo nunca lo escuché es nuevo, entonces descubro un disco de 1971 y es algo nuevo para mi, no me vuelve loco seguir lo nuevo, aparte como músico el peor error es querer sonar moderno porque es la forma de que tu musica envejezca más rápido.
Para mi no hay musica nueva y bandas actuales que me gusten son pocas; Portugal the Man me parece una buena banda aunque el ultimo disco no me gusto demasiado y después un poco Foxigen, no mucho mas. Cuando me dicen "escuchá Tama Impala, la rompen" les digo "escuchá A Wizard, A True Star de Todd Rundgren". No creo q se pueda hacer algo original a esta altura de la humanidad, sólo nos queda mezclar... es la post-modernidad.

¿CD, vinilo o MP3?
CD y MP3.

¿Te animás a tirarnos algunos “tesoros enterrados de tu colección?
666 de Aphrodite’s Child, Parachute de los Pretty things, Slayed! de Slade y Boulders de Roy Wood.

¿Sos de preocuparte por la edición?
Si, sobre todo en este último disco de mi banda, Music Don’t Leave Me Alone with My Head, me preocupé por cada detalle y sobre todo que el arte reflejara el concepto del disco.

La última, la más jodida... ¿Cinco discos a rescatar del incendio?
1.- Electric WarriorT. Rex
2.- Ziggy StardustDavid Bowie & the Spiders from Mars 
3.- The Beatles [el Album Blanco] – The Beatles 
4.- Kinks Are the Village Green Presevation SocietyThe Kinks
5.- Live at LeedsThe Who





sábado, 21 de septiembre de 2013

Arctic Monkeys - AM

Los Arctic Monkeys deben ser la banda más fácil de odiar de todas. No hace falta decir que a los que escuchamos muchos discos y estamos hasta el cuello en este asunto nos encanta odiar bandas. Y la verdad es que hay muchos motivos; todo el mundo sabe lo que cuesta empezar, arrancar, que te presten atención, que te pasen en las radios y etc. Estos pibitos estaban por todos lados y eran anunciados como La Gran Cosa Nueva cuando… ¡ni siquiera habían sacado un disco! Fueron una de las primeras bandas en sacar partido del boom de Internet y Youtube en particular. Otros también los odian porque los escuchan las chicas, o sus hermanas menores, un argumento tan válido y roquero como cuando cierta gente les gritaba “putos” a los hippies por llevar el pelo largo.
Casi está de más decir que muchos de esos odiadores profesionales ni siquiera se tomaron el trabajo de escucharlos.

Una lástima porque son buenos, tocan bárbaro, cambian mucho de un disco al otro, tienen un cantante con personalidad y muchísima onda y encima son una de esas bandas que funcionan como termómetro de nuestros días, como cronistas de lo que pasa por la cabeza de la generación que representan, sin caer en las simplificaciones o en el bajón post-Valium que caracteriza a una gran parte de la música moderna/actual.

Después de haber hecho punk hiperquinético, canciones pop perfectas, rock pesadito medio a lo bestia (no muy creíble, digámoslo) de la mano del amigo Josh Homme, el capo de Queens of the Stone Age ahora viene el turno del disco bailable de los Arctic Monkeys, como se podría caratular al flamante AM. No es tan así, como era de esperarse. 
Se puede decir que la pieza central del disco es “No. 1 Party Anthem”, que no tiene nada que ver con lo que su título sugiere, sino más bien lo contrario, es Alex Turner mirando a la pista vacía, dejando que la mente vaya a parar a lugares melancólicos y un poco tenebrosos. En medio de una melodía beatlesca, más bien al estilo Harrison, más de uno se arrancaría varios pelos por sacar de la galera una canción como esta. También hay mucho groove y rastros evidentes de funk pero está muy lejos de la música idiotizante que parece ser la consigna o lo que se entiende como “música para bailar” en la mayoría de los lugares destinados para tal fin. Si vamos a bailar y va a sonar “Why’d You Only Call Me When You’re High?” será más que bienvenido pero es difícil que se convierta en un hit masivo a menos que lo enchastre algún DJ berreta de esos que tanto abundan.

Hay falsettos, ritmos pegadizos, estribillos con gancho y mucha producción pero AM está muy lejos de ser un disco pasatista, bolichero o como quieran llamarle. Sí es nocturno a más no poder, sexual, atractivo y sugerente. Rock ‘n’ roll, digamos.





Chequear también:
T. Rex - Futuristic Dragon
Arctic Monkeys - Favourite Worst Nightmare
The Last Shadow Puppets - The Age of Understatement

jueves, 12 de septiembre de 2013

5 Canciones 5: Velvet Opera, The Groundhogs, OMD, Screaming Trees y Son Volt

Raise the Light
Velvet Opera
Una voz líder de esas que conmueven, un poco al estilo Steve Marriott, con un tecladohammond, son los encargados de introducir esta joya del segundo de Velvet Opera, a la altura (o mejor) de cualquier tema de los Small Faces o de Traffic. Tiene un interludio con un solo de guitarra española bien cortito que es una delicia. El cantante es un verdadero soldado del under británico, Paul Brett, que en breve formaría una de las mejores bandas de culto de aquellos años iniciáticos; Paul Brett's Sage. También en este disco hay una memorable versión de "Eleanor Rigby".
Aparece originalmente en: Ride a Hustler's Dream (1969)


Cherry Red
The Groundhogs
A medio camino entre los Who más pesados, la tonelada de riffs del Led Zeppelin de la era de oro y anticipando en casi veinte años al ataque sónico-guitarrero de Sonic Youth, "Cherry Red" es la bomba con que empezaba el lado "B" de Split, uno de los mejores discos de esta institución liderada por el incansable Tony McPhee. Estribillo cantado en falsetto, en medio de una tormenta de redobles y power chords, cuesta creer que todo este ruido venga de apenas tres instrumentos. Una obra maestra adentro de un disco que merece una segunda chance.
Aparece originalmente en: Split (1971)


Joan of Arc
Orchestral Manoeuvres in the Dark
Si tenés que mostrarle a un amigo de qué va OMD, con este tema tenés una buena manera de aproximarte, por lo menos a la faceta "escritores de hits" del dúo inglés. La voz apasionada de Andy McCluskey y los infinitos colchones de sintetizadores de Paul Humphreys te hacen pedir por favor que llegue ese estribillo, que sabés que va a ser mortal. En el mismo disco, inmediatamente después aparece el mismo tema, con el título algo cambiado, que te sirve para demostrar la otra cara de la banda; más experimental, volada ykraut-rockera.
Aparece originalmente en: Architecture & Morality (1981)


Standing on the Edge
Screaming Trees
Los Screaming Trees mostrando sus influencias más retorcidas y drogonas, la música californiana tóxica de fines de los sesenta, como unos Seeds o The Chocolate Watchbandmenos amigables, más malvados. Mark Lanegan era un pibito acá pero ya tenía la voz y la personalidad muy bien perfilados. En ningún momento suena a pastiche, esto es apropiación cien por ciento. Está en Clairvoyance, el primer LP de la banda, cuando estaban en el selloSST y es bastante difícil de conseguir. Pero vale la pena, realmente.
Aparece originalmente en: Clairvoyance (1986)


Angel of the Blues
Son Volt
El amigo Jay Farrar sigue porfiando, después de más de veinte años y se sigue calzando un trajecito que no por pesado deja de quedarle cómodo; el de Gram Parsons. En Honky Tonk, el disco que acaba de aparecer, se lo escucha más apegado al country-rock que nunca y en "Angel of the Blues", particularmente, escribe una de esas baladas para llorar a moco tendido, en el bar, acodado a la barra, cuando están por cerrar y la melancolía se vuelve casi insoportable. Gran tema, en serio.
Aparece originalmente en: Honky Tonk (2013)




sábado, 7 de septiembre de 2013

Stiff Little Fingers - Go for It

Si no te ponés a bailar o al menos a mover un poco la patita con el cover de Bunny Wailer, el tema con que empieza Go for It, es muy probable que estés necesitando una transfusión de sangre. O que estés leyendo el blog equivocado. Es que la mejor banda punk irlandesa, los liderados por Jake “Garganta con Arena” Burns, eran de los pocos que podían versionar (y tocar) reggae con cierto nivel de decencia, ya lo habían hecho en el primer disco, con una versión enorme de “Johnny Was” de Marley y acá, a la altura del tercer LP, repiten el truco y se nota que mejoraron, que perdieron fuego y rabia adolescente pero que ganaron como músicos, como arregladores y, en el caso de Burns, como compositor de canciones.

Acá hay más variedad, salta a la vista (al oído en realidad)… ¿Qué es el tema que dá título? ¿una especie de batucada punk rocker? Lo que sea que es… funciona y sin problemas. Hay un rockabilly de esos que tan bien les salían a los Clash, se llama “Gate 49” y es otro de los grandes temas de Go for It, corto efectivo, bien tocado y mejor cantado.
Uno de los más emotivos es “Hits and Misses”, con una melodía muy ganchera dice “No estoy hablando de un psycho-killer / Sonny, no se trata de uno de esos / Podrías ser vos, podría ser yo / Es alguien que todos conocemos”, hablando de tipos golpeadores con la altura y delicadeza que el tema requiere. Otro hallazgo. En seguida viene otro de los picos de emotividad del disco, “Kicking Up a Racket”, que sería algo así como “hacer mucho ruido” y cuenta su propia historia, la de un pibito de Belfast creciendo en un ambiente hostil, escuchando la música que sus padres odian, en definitiva; la misma historia de siempre pero en el marco de un temazo para escuchar a todo volumen.

A pesar de que el cover de Bunny Wailer no está tocado en clave reggae, no faltan los ritmos jamaiquinos casi puros en el tercero de los Fingers, está “Silver Lining” y el que quizás sea el más logrado que se llama “The Only One”, con una atmósfera medio oscura y un clima general muy parecido al gran “Guns of Brixton” de los Clash de London Calling. La letra es una descarga de frustración de esas que conmueven, no queda del todo claro de qué habla exactamente pero es un himno al descontento al que no le faltan luces al final del túnel; “te hacen sentir solitario pero sabés que tenés con quien contar”.


En la edición en CD hay dos perlitas que vienen bárbaro para evitar el trabajo arqueológico que habría que tomarse para conseguir el simple con “Back to Front”, otro de esos manifiestos anti-violencia que parecían ser la marca registrada de Stiff Little Fingers. Y al final, a modo de broche de oro, una versión en vivo de “Doesn’t Make It All Right” de los Specials, una banda con la que compartían no pocos postulados ideológicos.





Chequear también:
Stiff Little Fingers - Nobody's Heroes
Stiff Little Fingers - Tinderbox
Stiff Little Fingers - Guitar and Drum

domingo, 1 de septiembre de 2013

Entrevista: Twink



John "Twink" Alder tocó con todos. Grabó en el fundamental disco homónimo de Tomorrow (con un muy joven Steve Howe), fue parte fundamental de la primer ópera rock (S.F. Sorrow) con los Pretty Things, grabó con los Deviants y formó parte de los revoltosos Pink Fairies, una de las grandes bandas incomprendidas de la década del 70. Hace diez años se convirtió al islamismo, vive en Marruecos y responde al nombre de Mohammed Abdullah John Alder. No se olvida de la música, está por editar You Reached for a Star en el gran sello Sunbeam, disco que acaba de grabar en Abbey Road.

¿Te acordás cuál fue el primer disco que te compraste?
No me acuerdo bien cuál era el primero pero o era The Shadows o Me & the Shadows de Cliff Richard & the Shadows. Sí te puedo decir cuál fué el último que compré, By Another Cup de Yusuf Islam/Cat Stevens, un disco producido maravillosamente, hermosas canciones y fue genial verlo volver a la palestra musical actual.

¿Cómo siguió creciendo tu colección?
Yo era muy joven y empecé coleccionando discos de 45 y 78rpm. No tenía mucha plata en aquel entonces y los singles era lo único que me podía comprar. Mi verdadera colección, incluyendo albumes, empezó seriamente cuando me mudé a Londres, en el '64. Ya había empezado a coleccionar rock británico y estadounidense; bluebeat, mod y jazz y mi colección se fué expandiendo a partir de ahí. En el '66 descubrí el rock psicodélico y mi colección fué directamente hacia ese sector.

Twink hoy, exhibiendo orgullosamente una copia de la
reedición de su disco solista, Think Pink, obviamente...
¡en vinilo rosa!
¿Tuviste fijaciones con ciertos artistas?
Los artistas que empecé a apreciar tanto individualmente como dentro del marco de un grupo. Empezó con Gene Vincent & the Blue Caps, Eddie Cochran, Cliff Richards & the Drifters/The Shadows, Vince Taylor & the Playboys, The Rolling Stones, The Beatles, The Pretty Things, Love, The Byrds, Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger Service, The Doors y muchos más.

¿Qué discos recomendás de compañeros de escena?
Definitivamente... Revolver, de los Beatles.

¿Escuchás música nueva?
Escucho música psicodélica vieja y nueva. Eso incluye Hawkwind, Gong, Nik Turner, The Technicolour Dream y The Bevis Frond.

¿Cinco discos para la isla desierta? (Perdón, pero la hacemos siempre)
- Revolver de los Beatles.
- Sketches of Spain de Miles Davis
- Forever Changes de Love
- Her Satanic Majesties Request de los Rolling Stones
- Blonde On Blonde de Dylan.








sábado, 24 de agosto de 2013

Humble Pie - Town and Country

Prácticamente todos conocemos a Humble Pie, a al menos los hemos sentido nombrar, medio a la pasada, siempre relacionados con los Stones, los Faces, los festivales al aire libre y cierto rock and roll cuadrado y básico, medio boogie, de temas como “30 Days in a Hole” o “I Don’t Need No Doctor”. Pero esta, la primera etapa, de los dos primeros discos para el sello Inmediate de Andrew Loog Oldham, es otra historia, bastante diferente.

El corazón de la banda lo componen Steve Marriott, ex-Small Faces y Peter Frampton, ex The Herd y número fijo en las radios de rock adulto (y adulterado) en los siguientes años. Pero no nos adelantemos ni dejemos que el prejuicio se ponga alerta.

Si los conocés del super clásico Smokin’ o el muy famoso Live at the Fillmore te vas a llevar una sorpresa, muy grata por cierto. En Town and Country es otra banda, otro estilo, hay veriedad, sobra calidad y las interpretaciones son delicadas y rebosan buen gusto. Ya “Take Me Back” el tema que da comienzo al LP marca la pauta; formato semi-acústico, atmósfera campestre, una voz soulera que es una delicia en sí misma, percusión en vez de batería completa… empezamos bien. La primera maravilla sonora no se hace esperar mucho, llega de la mano de “The Light of Love”, en donde Marriott se da el gusto de rasgar una cítara, en una canción que bien podría haber formado parte de los discos de los Bee Gees de esta época, de Odessa o Trafalgar, con unas armonías vocales muy cuidadas. Frampton se luce con un solo de guitarra acústica corto y efectivo (como debe ser) y el estribillo va a parar a otra parte, un verdadero temazo. Suena “Cold Lady” y te das cuenta de que, a pesar de que este no es un disco muy famoso, no debe haber pasado desapercibido para los músicos, esto es Traffic de John Barleycorn Must Die, es lo que hizo Weller cuando se dejó de joder con Style Council y volvió a poner el foco en el rock de guitarras, Wild Wood, Stanley Road, etc.

En “Down Home Again” se puede vislumbrar el sonido de la banda que estaba a la vuelta de la esquina y por el que serían recordados y amados por muchos a lo largo y ancho del mundo. ¿Y que tal una belleza country bien británica? Tenés “Every Mother’s Son” ideal para mostrarle a ese amigo fan de Led Zeppelin de donde viene lo que hacía Jimmy Page cada vez que desenchufaba la Les Paul. ¿Una yapa? Una preciosa versión de una canción que ya era una hermosura; “Heartbeat” de Buddy Holly.

Cuando los Humble Pie volvieron de gira de Estados Unidos se enteraron de que Inmediate había quebrado y eso explica una parte del fracaso -comercial- de Town and Country. Claramente inmerecido.





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The Band - Music from Big Pink
Humble Pie - As Safe As Yesterday
Savoy Brown - A Step Further


domingo, 18 de agosto de 2013

Julian Cope - 20 Mothers

Cualquiera que haya estado leyendo estas páginas sabrá que Julian H. Cope, el anticuario moderno, es poco menos que un Dios pagano en nuestra imaginaria religión politeísta, por eso no vamos a extendernos demasiado con datos biográficos o intentar ubicar al Archi-Druida en ninguna línea de tiempo ni nada que se le parezca.
Sí vamos a hablar de uno de sus grandes discos, en una carrera llena de obras cumbres, 20 Mothers, del ’95, se destaca particularmente.
¿Quién hubiese pensado que a Cope le importaba la familia? Pero ese parece ser el concepto unificador destrás de las canciones, incluso en el librito que acompaña la edición en CD y vinilo, le da rienda suelta a sus ideas, citando frases de gente tan diferente como Yoko Ono, Wayne Kramer o Carl Jung. Aproximadamente en la época de Jehovahkill, empezó a llenar las notas internas de los discos con reflexiones, citas y explicaciones tan delirantes como entretenidas, haciendo que tener los discos en formato físico sea casi indispensable.

Lo primero que llama la atención en 20 Mothers es la producción, ya en “Wheelbarrow Man”, una canción dedicada a su hermano, se escuchan ruiditos y detalles que son una verdadera delicia auditiva y eso es una constante a lo largo del disco, un disco en el que no faltan los experimentos y las excentricidades. Hay gemas inmediatas como “Try, Try, Try”, quizás el último hit de Mr. Cope, con ese video memorable en el que aparecía portando orgullosamente su remera de Neu! (recordamos: esto era a mediados de los noventa). Hay experimentos pop simpáticos como “I Wandered Lonely as a Cloud” o “Stone Circles ‘n’ You”, que salen adelante casi exclusivamente por el hecho de que las canta él y no otro.

No faltan los himnos, esos que tan bien le salían y a los parece resistirse últimamente, uno es “Queen/Mother” con un base bien pensada -y pesada- o “Highway to the Sun”, un temazo por donde se lo mire. Como 20 Mothers es un disco doble, monolítico, hay lugar para todo y todo convive en paz, incluso el folk pagano de “1995”, según su propia definición, viene casi pegado a una canción de cuna con guitarra y voz. También hay un euro-pop tan ridículo como efectivo (“como el osito Pooh voy a trepar hasta tu miel”), si Cope iba a competir con Pet Shop Boys lo iba a hacer mejor, parece querer decir.

No vale la pena comentar todas las canciones de un disco doble, sería realmente aburrido pero vale decir que varios temas enormes no fueron siquiera mencionados, 20 Mothers es así, un disco aventurero, que se atreve prácticamente a todo y que casi siempre sale bien parado. Como Julian Cope, digamos.





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Julian Cope - Skellington
Julian Cope - Droolian
Julian Cope - Citizen Cain'd

jueves, 8 de agosto de 2013

5 Canciones 5: Jane, Guru Guru, Gallon Drunk, Swervedriver y Melvins

Woman Drum
Guru Guru
¿Qué tomaban los alemanes en la década del setenta? En el medio del cuarto disco -homónimo- de Guru Guru aparece esta cancioncilla medio en joda, medio en serio. Para levantar un poco la pata del acelerador ante tanta psicodelia de esa que exige concentración pero que paga... ¡y como!. Una especie de R&B deforme en donde no se privan, a pesar de la aparente simpleza, de dejar caer un buen puñado de ideas interesantes.
Aparece originalmente en: Guru Guru (1973)


Rock 'n' Roll Star
Jane
Muchas veces etiquetados erróneamente como kraut-rockers, los alemanes de Jane tenían más que ver con el rock espacial de bandas como Hawkwind y el primer hard-rock. En "Rock 'n' Roll Star" le pegan unas cuantas pitadas a los porros y se mandan con esta semi-zapada fumona para elevarse a unos cuantos centímetro del suelo. Gran riff, un cantante especial, raro y una banda que sabía improvisar sin olvidarse que el público también se tenía que divertir. Incluye tremendo solo de guitarra intergaláctico.
Aparece originalmente en: Jane III (1974)


How Does It Feel to Look Like Candy?
Swervedriver
En este temazo del tercer disco de Swervedriver dejan de lado la temática velocidad/autos pero no se olvidan de enchufar los amplificadores al máximo para lograr un muro de guitarras del que Spector hubiera estado envidioso. Tampoco se olvidan de tirar (medio al descuido) un estribillo memorable, con respuesta de bronces y todo. Una banda muchas veces olvidada cuando se habla de la movida shoegazer, no tienen nada que envidiarle a Ride o a los Jesus & Mary Chain de Honey's Dead.
Aparece originalmente en: Ejector Seat Reservation (1995)


Series of Dreams
Gallon Drunk
Reventados, borrachines y nocturnos, los Gallon Drunk saben reconocer una canción genial, sin dudas. Agarran una de las mejores canciones de los últimos veinte años de Dylan (un descarte de Oh Mercy) y lo llevan para su propio terreno. "Estaba pensando, en una serie de cosas, nada demasiado específico, eran simplemente una serie de sueños". Cantada por James Johnston, que no por nada formó parte de los Bad Seeds, una banda con la que tienen más de un punto en común.
Aparece originalmente en: Fire Music (2002)


Attitude
Melvins
Disco nuevo de covers de los Melvins. Extrañísima selección de canciones, más de una sorpresa, no esperábamos menos. Si mirás la lista de temas decís "los Misfits, lógico" pero no. Es la de los Kinks, de Low Budget, la etapa más mainstream de Ray Davies y cia., a priori, nada que ver con Buzz Osbourne y sus compañeros de turno. ¿Y la versión? Tremenda, super punk roquera, gritada, aullada, muy buenos coros. Le devuelven la fuerza que la producción algo desteñida de la original había descartado.
Aparece originalmente en: Everybody Loves Sausages (2013)






jueves, 1 de agosto de 2013

Bill Ryder-Jones - If...

Una melodía de cuerdas al frente, atrás un verdadero entramado a cargo de una orquesta, de repente surge un piano con otra melodía… ¿John Williams? ¿Música de películas? No; es el primer disco solista de Bill Ryder-Jones, alguien que estuvo a cargo de las seis cuerdas en The Coral, otros también oriundos de Liverpool, durante casi diez años.
Y la verdad es que sorprende y de la forma más inesperada. Cuando alguien se va de un grupo puede ser por varios motivos pero acá es claro (clarísimo) que el tipo estaba en otra. Acá no hay absolutamente nada del rock/pop sixtie de su antigua banda, de hecho la mayoría de las composiciones son instrumentales. De guitarra poco o casi nada.
Inspirado por Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino, Ryder-Jones pinta su aldea con la ayuda de la Orquesta Filarmónica de Liverpool y esta vez no es como suele suceder, que la orquesta está metida a la fuerza en las canciones, acá es exactamente lo contrario. Para darse una idea bastante aproximada, recién en el tercer tema, en “Leaning (Star of Sweden)” se escucha la voz de quien firma este disco, una voz que tiene en expresividad lo que no tiene en recursos técnicos, un Nick Drake del siglo veintiuno se podría decir. Es una mezcla de folk barroco con música de cámara, todo teñido de una melancolia extraña, ideal para meditar o leer. Con la gran salvedad de que se trata de una música a la que, si uno le presta atención, se le pueden encontrar detalles nuevos todo el tiempo.

¿A quién está apuntado If…? Es una pregunta que puede llegar a surgir porque esto, sin dudas, no es música para acompañar a su generación, ni mucho menos, va a contramano de prácticamente todo, no es fácil de digerir y requiere de mucha atención para encontrar sus virtudes y sutilezas. La respuesta es simple; a nadie. Quien quiera oír que oiga parece decir cada una de las canciones. El autor parece haberse contentado con seguir a su musa hasta las últimas consecuencias, sacrificando cualquier pretensión de éxito comercial.

Tan mal no le fue, la crítica lo trató bien, incluso mejor que a sus ex compañeros, y este año sacó una suerte de continuación, un disco parecido pero un poco más orientado a la canción. Por suerte hay gente que sigue intentando escribir la música clásica de nuestros tiempos.  






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Scott Walker - Climate of Hunter
The Coral - Shadows Fall [EP]
Bill Ryder-Jones - A Bad Wind Blows In My Heart

martes, 23 de julio de 2013

Stereolab - Peng!

Es díficil situarse veinte años atrás y darse cuenta (o calcular) el impacto de esto en su momento. Hoy todo el mundo conoce a Velvet Underground, casi cualquiera sabe más o menos qué es el krautrock y prácticamente todos sabemos que es la bossa nova, algunos hasta escucharon Galaxie 500. Pero estos pibes estaban haciendo esta ensalada hace veinte años y vale la pena repetirlo, remarcarlo. Hoy pueden haber perdido un poco de impacto, sobre todo porque lo escuchás y te das cuenta que esto ha sido -mal- imitado hasta el cansancio, hasta un punto casi insoportable. Los que lo cazaron en seguida y se pusieron a hacer música gracias a ellos… bueno, no entendieron o no les salió ni la mitad de bien que a Stereolab.

Al principio parece que no pasa nada, que los temas discurren en un colchón de teclados y que no hay mucho más que eso. No. Escuchar “You Little Shits” es ver que hay ideas acá. No pocas y bien administradas, bien dosificadas. Es una mezcla clara entre Nico y la Rita Lee de los primeros Mutantes (otra influencia admitida), después de las primeras estrofas aparece un solo de guitarra bien desprolijo y medio atrás en la mezcla, de fondo siguen esos coros medio Cocteau Twins. Después de unos efectos de sonido algo graciosos la batería pasa al frente con un ritmo tan monótono como atrapante y así sigue hasta que termina, en fade, obviamente. ¿Y que viene después? Un punk rock al estilo Buzzcocks en “The Seeming and the Meaning” pero que suena cien por ciento Stereolab, con esas voces lánguidas que pueden hacer que los adores. O que los odies. Como siempre pasa; las características más sobresalientes del sonido de un grupo, las que le dan la personalidad, son las que dividen las opiniones. Pero nadie en su sano juicio puede negar que Stereolab inventó su propia historia.

Peng! es el primer larga duración de la banda, aparecido originalmente en el ’92, que casi desde el principio tuvo que desmarcarse de ciertas etiquetas incómodas, se los tildó de “marxistas pop”, cosa que tampoco era tan descabellada, aunque sí admitían influencias del surrealismo y del situacionismo, algo que enloquecía a ciertos críticos pero también alejaba a no pocos desconfiados.

Visto ahora, con el paso del tiempo, alguien puede decir que se repitieron, que fueron mimados de cierta prensa, que sacaron tres o cuatro discos más de lo aconsejable… Si te ponés a pensar, a cualquier banda o solista le podés encontrar sus “patas flojas” pero en los tres o cuatro primeros discos eran -y son- completamente originales.





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Stereolab - Empero Tomato Ketchup
Air - Walkie Talkie
The High Llamas - Cold and Bouncy


lunes, 15 de julio de 2013

5 Canciones 5: Robyn Hitchcock


Out of the Picture

Acá hay una clase gratuita de cómo agarrar una influencia fácil de identificar (en este caso los Byrds) y llevarla completamente hacia un territorio propio, único. Es el sonido clásico de arpegios de Rickenbacker de doce cuerdas, con dos o tres ideas 100% Hitchcock. El resultado es este temazo de su primer disco como solista después de la breve -pero muy influyente- carrera de los geniales Soft Boys
Aparece originalmente en: Black Snake Diamond Role (1981)
Ye Sleeping Knights of Jesus

Para la época en que salió I Often Dream of Trains (el disco favorito de más de uno) se dudaba seriamente de la salud mental de nuestro héroe, vivía como un recluso y sus canciones parecían habitar una galaxia paralela. Una muestra: "Ví el dormitorio de los Caballeros de Jesús, mirando a través del mar abierto, lo ví y se ven muy cansados para mi gusto". Hay una interesante versión de los Replacements de este tema, de la época más etílica de Westerberg y cia.
Aparece originalmente en: I Often Dream of Trains (1984)
Don't Talk to Me About Gene Hackman

Aparece a lo último de uno de los grandes discos, sin figurar en la lista de las canciones, como track oculto y tiene varios de sus mejores chistes. "... no me hablen de Gene Hackman, a veces aparece sin ropa, o sino con una toalla / y si no es él te toca Andy McDowell". La cultura popular es otra de las obsesiones de Hitchcock y no tomarse nada en serio una constante en su obra. En su época la tocaba mucho en vivo.
Aparece originalmente en: Jewels for Sophia (1999)
I Saw Nick Drake

En este compilado de rarezas y temas que quedaron afuera de Jewels... está esta canción que tiene mucha pinta de ser también una expresión de deseo. Se encuentran y se ponen a hablar, Nick contesta con frases que bien podrían haber estado en sus canciones, demostrando que Hitchcock, como casi cualquier músico que vale la pena seguir, es también un fan. Acérrimo en este caso.
Aparece originalmente en: A Star for Bram (2000)
Death & Love

Acá engloba dos de los temas más importantes -y visitados- de la historia de la música popular, en su último disco de estudio a la fecha. Incluye algún que otro guiño a uno de sus discos favoritos. El clima, los teclados, la voces femeninas de fondo, la progresión de acordes del estribillo... parecen salidos de Avalon, de Roxy Music. Parece que al último excéntrico inglés le queda cuerda para rato.
Aparece originalmente en: Love from London (2013)
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