lunes, 26 de septiembre de 2011

Donovan - A Gift from a Flower to a Garden

Hay tipos que son mucho más que músicos. Es sin duda el caso de Donovan. Es una suerte de gurú sicodélico, niño eterno, paradigma hippie, poeta ensoñado y heredero directo de la generación beatnik de Kerouac y Ginsberg. Donovan es un duende folk, un habitante secreto de los bosques que hizo carrera en la ciudad. Se lo puede ver rodeado de tules, hadas y flores para regocijo de sus detractores pero una vez que bajaste las barreras del prejuicio, la música de Donovan funciona a modo de hechizo, un encantamiento que, una vez que hace efecto, yo no te abandona.

No se puede pasar por alto el hecho de que tuvo la suerte o el buen tino de estar en el lugar adecuado y en el momento justo. Después de sacarse de encima la muy molesta etiqueta de “La Respuesta Inglesa a Dylan”, fue cuando la música de este escocés de sonrisa cálida realmente despegó y se volvió trascendente, fundamental. A partir del glorioso Sunshine Superman podríamos decir. Un firme candidato al título de Primer Disco Psicodélico de Todos los Tiempos, la producción del gran Mickie Most hizo maravillas para colorear las ya de por sí excelentes composiciones.
Ya para esa época se codeaba con los Stones y los Bee Gees, era amigo de los Who y tenía mucho éxito en Estados Unidos, sobre todo gracias al simple "Sunshine Superman". Ahí es cuando irrumpe en su vida el legendario gurú indio, nada menos que el Maharishi Mahesh Yogi y el mítico viaje al ahsram indio, para aprender a meditar con los Beatles y parte de su séquito. Ese viaje es importante por dos cosas; hizo que millones de jóvenes occidentales (y no tan jóvenes) se interesaran en las milenarias culturas de Oriente y porque -según dice la leyenda- Donovan, un guitarrista muy dúctil, les enseñó a los Beatles varias técnicas y afinaciones que pueden escucharse en varias de las canciones compuestas en ese período. Las que después formarían parte del inolvidable The Beatles, más conocido como El Album Blanco. Y las canciones que se trajo Donovan de aquel viaje son las que forman parte de este trabajo, el primer disco en formato box-set de la música popular: A Gift from a Flower to a Garden.

Está el relato autobiográfico de la mano de "The Mandolin Man and His Secret" o la psicodelia folkie y etérea de "The Enchanted Gypsy", pasando por "Oh Gosh" con un tempo de jazz y unos detalles de producción que son una delicia. Sin Donovan no hubiera existido Nick Drake, esa manera de tocar la guitarra, con precisión y haciendo uso de afinaciones no convencionales como en "Isle of Islay", un poema hermoso o "The Magpie" no hacen más que confirmarlo. Ni hablar de todo el folk inglés que apareció a fines de los sesenta, con Fairport Convention a la cabeza.
En realidad A Gift… que por supuesto era doble, salió “partido en dos” en Estados Unidos y las canciones se repartieron entre Wear Your Love Like Heaven y For the Little Ones. Algo que tiene sentido ya que los dos discos son bastante diferentes; uno es más sicódelico y está más arreglado y el otro es más espartano pero más hipnótico e idiosincrático.

¡Atención! Aquellos que no se hayan acercado ya a Donovan, quizás no sea este el disco ideal para “iniciarse”, requiere cierta complicidad, conocer el estado mental de Donovan y su mundo habitado por niños, hadas y animales mitológicos. Quienes buscan guitarras ardientes y estridencias mejor vayan buscado por otro lado. Pero quienes se pongan del lado de alguien que ofrece una vía de escape rápida y efectiva del agobio cotidiano, estarán felices. A Gift from a Flower to a Garden logra eso y mucho más.





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lunes, 19 de septiembre de 2011

The Clash - Give 'em Enough Rope

Si alguien todavía no vió Rude Boy tiene que conseguirla como sea. La película cuenta las desventuras de un pibito que es plomo (o roadie) de los Clash en las primeras giras por Inglaterra. Es un verdadero testimonio de una época y todos los Clash participan y -digamos que- actúan.
Hay dos momentos que son especialmente imperdibles. Es cuando muestran a Mick Jones y a Joe Strummer grabando sus pistas vocales de dos de las mejores canciones de Give ‘em Enough Rope; "Stay Free" y "All the Young Punks", respectivamente. Es poco probable que las escenas correspondan a la verdadera grabación pero no importa, las dos son perfectas para mostrar la personalidad de los dos compositores principales de un grupo en su mejor momento. Jones se muestra como la estrella de rock que siempre quiso ser, el fanático de Mott the Hoople, el Keith Richards de la banda, enfundado en cuero con el cigarrillo reglamentario, reclinado, con todo su arsenal de movimientos calculados. Canta una canción de su pluma, un derroche de ternura y nostalgia por una época que nunca va a volver: la infancia. Strummer también canta una sobre el pasado; el tema que cuenta los principios del grupo (“Yo sabía cómo cantar, ellos sabían cómo posar”) con ironía y mucho cariño, a pura pasión, fiel a su estilo, un manojo de nervios, sabiendo que lo que hace está quedando en la historia.

Cuando grabaron este segundo disco de estudio los más dogmáticos pusieron el grito en el cielo. Sandy Pearlman, que había trabajado con grupos como Blue Öyster Cult, era el productor elegido y muchos gritaron “¡Se vendieron!”, cosa que ya habían hecho un par de años antes cuando firmaron contrato con CBS. Pero bueno, hoy en día, cuando a nadie le importan este tipo de cuestiones, el disco suena mejor que nunca, es un remolino de guitarras amontonadas capa a capa y nadie se atrevería a cuestionar la producción de Pearlman.

En Give ‘em Enough Rope, además de los dos temazos ya mencionados, debutaban unos cuantos futuros clásicos: arrancaba con toda la furia con "Safe European Home", el retrato de la visión del europeo facho promedio paseando por el tercer mundo (“Voy al lugar en donde todas las caras son una invitación al robo”) con una línea de bajo buenísima de Paul Simonon. También estaba el incendiario "English Civil War" y, para el lucimiento de Nicky “Topper” Headon (un baterista excepcional que sin embargo rara vez trataba de sobresalir) estaba "Tommy Gun", en donde Stummer imaginaba a un terrorista leyendo las noticias en donde aparecía su nombre en letras de molde, como un auténtico “cholulo de sí mismo”. Con mucha sorna, Strummer grita “¡Vamos héroe de la guitarra!” antes de que empiece el solo reglamentario. Los Clash caían en los lugares comunes que intentaban derribar, eran conscientes de eso y la contradicción no les impedía seguir haciendo discos excelentes, es más; parecían disfrutarlo. El riff al estilo "You Really Got Me" sirve para contar la historia de "Guns on the Roof", el episodio en que Topper tuvo la gran idea de bajar unas cuantas palomas con un rifle en la terraza de la sala de ensayo y por el que terminaron rindiendo cuentas ante la ley.

A pesar de que Give ‘em Enough Rope tuvo críticas de todo tipo al momento de su aparición (se esperaba mucho de los Clash, demasiado), les sirvió para dar un paso más en el plan de dominación mundial que tenían. Meta que una vez lograda terminó derribándolos por el peso mismo de unas ambiciones que no podían sostener. Después vendría London Calling que fue la explosión en Estados Unidos y lo que todos más o menos sabemos. Pero este es un disco que todavía tiene hambre de gloria y se nota en cada surco. Los pibes lo entendieron.





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viernes, 16 de septiembre de 2011

5 Canciones 5: Outrageous Cherry

'Till I Run Out
En el primer disco ya tenían la personalidad totalmente formada, el sonido era un poco más precario pero la sensibilidad pop ya era palpable. Matthew Smith es un maestro en el sub-género canciones de rechazo, resentimiento y despecho y acá mete su primer hit-que-nunca-fue. “Así es como van a ser las cosas hasta que me quede sin razones para quedarme, todavía te necesito y voy a quedarme un rato más a tu lado”. Elocuente.
Aparece originalmente en: Outrageous Cherry (1994)

You Don't Understand Me
De cómo hacer una canción tirado en el sillón, medio borracho y drogado, deprimido, poniendo la música en un segundo plano y dejando que la melancolía arrase con todo. Claro, ella no entendía nada, no eran “compatibles”, los dos mentían, pero duele, duele mucho y por algún lado hay que dejar que salga todo eso. Nada mejor que una canción.
Aparece originalmente en: Nothing's Gonna Cheer You Up (1997)

Pretty Girls Go Insane
Cuando tenés una teoría, una nueva idea, una frase simple y un poco tonta ya ganaste de antemano. Aca la pregunta es: ¿Qué es lo que hace que las chicas lindas se vuelvan locas? Listo, suficiente. Pero no, si el tema encima empieza con una fanfarria de trompetitas a duelo con una armónica descontrolada y un pulso roquero, rápido... eso ya es yapa! ¡Estamos todos del lado de Outrageous Cherry!
Aparece originalmente en: Our Love Will Change the World (2005)

Stay Happy
Cuando vas a titular tu disco con el nombre de una de las canciones que contiene lo más probable es que esa canción sea un temazo. Y si, esta no es la excepción a la regla. Están los coritos de las chicas, el reverb bien Velvet Underground, las voces dobladas y la letra, que incita irónicamente a “estar feliz a pesar de que el mundo alrededor es una bola de destrucción y las puñaladas arteras nunca paran”.
Aparece originalmente en: Stay Happy (2006)

Fell
El último disco que han sacado hasta la fecha es una especie de obra conceptual sobre sentirse totalmente afuera de todo, sobre no encajar, no ser “popular” (en el sentido Simpsoniano de la palabra) y preocuparse (pero no demasiado) al respecto. “Ahí en la ciudad donde nada nunca me pareció bien, te puedo amar pero mejor escribo una canción de amor, hasta la chance de volverme loco desaparece”. Inapelable.
Aparece originalmente en: Seemingly Solid Reality (2010)

martes, 13 de septiembre de 2011

The House of Love - The Fontana Years

Algunos se empeñan en dividir en dos la carrera de House of Love. Si bien es cierto que cambiaron de sello discográfico, en Creation sacaron un par de simples y un solo larga duración, la mayor parte de la carrera se hizo en el sello Fontana. De modo que The Fontana Years, como su nombre bien lo indica, es una selección de los cuatro discos que sacaron en ese sello y un buen puñado de simples que si no fuera por este hermoso disco doble, serían muy difíciles de conseguir.

La banda del supuesto dictador Guy Chadwick es de esas que no tuvieron la suerte de acertar con la situación de tiempo y lugar, no pertenecieron a ninguna escena claramente definida, demasiado jóvenes para entrar en la movida de los Smiths y demasiado viejos para tener que ver con los Stone Roses o los Happy Mondays. Ahora ya pasó el tiempo y todo eso pasa automáticamente a segundo plano y sólo queda lo que realmente importa: la música. Contra ese argumento contundente, a los House of Love no hay con qué darles.

El CD 1 depende mucho del primer trabajo para Fontana, el brillante The House of Love, también conocido como El Disco de la Mariposa, uno de esos que ocupan con comodidad un puesto altísimo en el hipotético podio de Grandes Discos Olvidados. De ahí vienen la muy ganchera "I Don’t Know Why I Love You", la excelente "Someone's Got to Love You", otra más para desterrar el viejo mito de la rivalidad que nunca debió haber sido con "Beatles and Stones" y la nueva versión de "Shine On", que había sido el primer simple. También hay canciones de A Spy in the House of Love, que vendría a ser algo así como una compilación en forma de nuevo álbum que reúne caras B y rarezas. De esas se destacan "Safe" (¡Temazo por donde se lo mire!), "Ray" y "D Song ‘89".
Después vino otro disco que no tuvo la repercusión esperada y que terminó en las bateas de ofertas en un momento en que la música de House of Love iba un poco a contramano de Nirvana y Pearl Jam y el incipiente brit-pop, se llamo Babe Rainbow y es hora de que reciba sus justos laureles. De hecho, la canción que abre The Fontana Years, "The Girl with the Loneliest Eyes", uno de los mejores temas de la pluma de Chadwick, viene de ese disco y parece anticipar al mejor Radiohead, una escucha desprevenida delata que Yorke y los suyos estaban prestando atención. "You Don't Understand" era el que marcaba el pulso y daba el puntapié inicial en Babe Rainbow y acá también dice presente; una especie de funk mutante al estilo Duran Duran con un estribillo memorable. Tampoco falta "Crush Me" (un “casi hit”) con sus distintivos arreglos de cuerda.
El último que aparece representado en The Fontana Years es Audience with the Mind, de la mano de "Sweet Anatomy" (con esa atmósfera tan The Church), el tema que da título, "Hollow" y "You've Got to Feel". Para deleite de los completistas también hay inéditos de muy buen nivel como "Third Generation Liquid Song" o "Kiss the Fountain".


A mediados de la primer década del siglo veintiuno, Guy Chadwick hizo las paces con el que había sido el primer guitarrista de la banda, Terry Bickers, que se había ido de muy mala manera para el época del primer disco para Fontana. Juntos grabaron el muy decente Days Run Away y también hubo un disco solista de Chadwick. Otra historia que dejamos para más adelante.





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Jesus and Mary Chain - Darklands
The Boo Radleys - Giant Steps
The Trash Can Sinatras - Cake

sábado, 10 de septiembre de 2011

Entrevista: John Fallon de The Steppes

¿Te acordás cual fue el primer disco que compraste?
El primer disco fue en Diciembre de 1967, era un disco en joda de un grupo de música clásica que se llamaba 101 Strings… haciendo hits de los Beatles! Fui terriblemente decepcionado, jaja.

¿Cómo fue que siguió creciendo tu colección?
Después me compré varios 45” de los Beatles de Capitol Records, estábamos viviendo en Chicago recién mudados de Lincoln en Inglaterra, yo no tenía discos cuando vivía en Inglaterra, quería, pero no podía pagarlos, así que… fue bueno venir a Estados Unidos!
Yo tenía ocho años y mi colección empezó a crecer, lo único que me interesaba eran los Beatles y los cómics yanquis de súper héroes, a los diez años ya era experto en las dos cosas.
Lo que sí me acuerdo es que grabé un simple en 45 revoluciones, uno de esos discos hablados, en los primeros sesenta. Sí, mis padres me llevaron a un lugar en Chicago e hicieron esto cuando yo tenía tres o cuatro años. Raro… ¿No?
También me acuerdo de una noche en Chicago, para la época de la llegada del hombre a la luna, ahí fue cuando compré mi primer LP de Capitol de los Beatles; The Beatles Second Album, todavía lo tengo y es uno de mis grandes favoritos… ¡Las versiones norteamericanas suenan mejor que las británicas! Más reverb... ¡Más Beatle! Para 1972 ya tenía todo lo de los Beatles y algunos de los discos de ellos como solista, por supuesto. También tenía Johnny Cash, Scott Walker, Donovan… para 1974 me dediqué a coleccionar discos piratas. Había una disquería mágica en Oldtown, en Chicago, que tenía miles de títulos diferentes. Todavía me acuerdo de la excitación que era ir ahí y zambullirme en los discos ya abiertos que se vendían como ofertas. Me volvía a casa con cinco LPs por diez dólares, cosas raras de los Beatles, después me expandí a los Rolling Stones, para 1977… ¡ya tenía más de seiscientos discos!
Kinks, Byrds, Stones, Zeppelin, Dylan, Elvis, Chuck Berry, Muddy Waters, cosas geniales que todavía conservo. He arrastrado esta colección de Chicago a Los Angeles, a Irlanda, de vuelta a Chicago, a Las Vegas, otra vez Chicago y… ¡otra vez de vuelta a Las Vegas!

¿Alguna vez tuviste una fijación obsesiva con alguna banda o solista?

Estuve obsesionado con los Beatles desde 1964 hasta 1976. Después me fui abriendo a otras cosas. Pero creo que de hecho fue genial esa fijación que tuve porque la influencia de ellos me ayudó en la manera en que los Stepppes grabarían y tendrían un control de calidad en nuestros LPs. Fueron profesores fantásticos.

¿Qué discos recomendarías de “compañeros de escena”?
La verdad es que no puedo recomendar nada de compañeros de escena, en los ochenta… hubo mejores cosas en los noventa; Oasis, Ocean Colour Scene, The La's, Kula Shaker. Nosotros nos la perdimos por ser un poco más grandes que esos grupos y por hacer nuestro material en una década de mierda, los ochenta fueron un infierno musicalmente.

¿Escuchás música nueva?
Si, escucho música actual. Mi hijo tiene una banda así que me pasa cosas que a el le gustan. Algunas me gustan: Two Door Cinema Club, Wavves, Best Coast, Times New Viking, esos son interesantes muchas veces.

¿CD, vinilo o MP3?
El vinilo tiene la “magia”… ¡soy un pibe del siglo 20! Jaja… los CDs están bien si los ponés a un volumen lo suficientemente fuerte. MP3… mucha compresión… son una mierda.

Te tenemos que hacer la pregunta obvia: ¿Qué cinco discos te llevarías a una isla desierta?
Sin un order particular serían estos: Rubber Soul de los Beatles, Out of Our Heads de los Rolling Stones (la versión americana), Odessey and Oracle de los Zombies (¿Por qué “Odyssey” está mal escrito en la tapa?!??!), Música Acuática de Haendel y No One Cares de Frank Sinatra.



sábado, 3 de septiembre de 2011

Pisces - A Lovely Sight

Un acorde menor y unos efectos de distorsión de guitarra le dan pié a Linda Bruner, de 17 tiernos añitos para anticipar en por lo menos veinte años a Mazzy Star o a PJ Harvey, con esa voz al borde del llanto que sería tan usada en años venideros. El tema se llama "Dear One" y es la primer canción de A Lovely Sight, el compilado que armó el sello Numero Group, reuniendo todas las grabaciones de este grupo de Rockford, Illinois (¡El mismo pueblo que nos dió a Cheap Trick!), que ni siquiera llegó a grabar un larga duración en el breve período en que estuvieron juntos. Claro, estar a fines de los sesenta en el medio-este yanqui era estar casi en el medio de la nada, la única explicación coherente para justificar la total oscuridad de Pisces.

“Tu mamá se está yendo en el tren de medianoche” dice "Children Kiss Your Mother Goodnight" y acá ya canta el compositor principal, Jim Krein, que también oficiaba de guitarrista. Algo que llama la atención en Pisces es que, a pesar del evidente amateurismo (otro de sus principales atractivos, según el prisma que se lo mire) de estos casi adolescentes, tenían ideas. Ideas inteligentes, bien aplicadas, dosificadas admirablemente. No ponen toda la carne al asador de entrada, algo muy frecuente en grupos “equivalentes”, escuchen sino "Mary" con su loop de batería tan adelantado, los cantantes suenan como si hubieran estado aspirando helio -¡Quizás lo hicieron!- mientras repiten algo así como “confusión, ilusión, contusión”. Cuando parece que está todo dicho aparecen unos efectos de guerra que ayudan a reforzar la atmósfera enrarecida. En seguida aparece un arreglo de guitarra que podría haber estado en cualquiera de los primeros de los Mothers of Invention, en Freak Out! o en Absolutely Free. Temazo. "Genesis II" con su poesía recitada por voces de ultratumba tranquilamente parece adelantar las exploraciones de Pink Floyd en aquellos gloriosos discos de antes de Dark Side of the Moon.

En "The Music Box" suenan como muchos de los grupos de folk rock sicódelico de la época, como H. P. Lovecraft o tantos otros, pero también; siempre se las arreglan para meter algún arreglo o detalle de producción interesante, en este caso un solo del tecladista Paul DiVenti, que también componía. Otro claro ejemplo de esto es "Elephant Eyes", un rock de garage sucio y mala onda, con un estribillo condimentado por unas voces fantasmales y unos arreglos de bajo que son un lujo. Después del segundo estribillo para en seco y desemboca en un vals al estilo Sgt. Peppers. ¡Bien pensado! ¿Otro temazo? "Circle of Time" casi al final del disco, así que a los que se les disipa la atención rápido… atentos porque vale la pena. También, la estructura del tema no dice demasiado y es un rock bien tocado, casi genérico. Los hallazgos aparecen más adelante, con esas voces que parecen elevarse bien alto, el solo de teclado tipo Manzarek, las pausas, la forma en que retoma y el desenfreno del final guiado por un baterista claramente fuera de su elemento.

Las cosas hay que decirlas como son y en A Lovely Sight hay temas que rozan la intrascendencia, es cierto. Pero incluso esas canciones salen adelante por una cuestión de oficio, acompañan bien, no desentonan. La frase que es a la vez la pregunta obligada esta vez sería: “¿Que hubiera pasado si…”





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