sábado, 27 de agosto de 2011

Valle de Muñecas - La Autopista Corre del Océano Hasta el Amancer

Que bueno lo de Valle de Muñecas. Mientras los medios “oficiales” siguen enquistando a los mismos de siempre, que vienen a saquear nuestros bolsillos sin siquiera tomarse el trabajo de sacar un disco nuevo, todavía hay gente que se molesta en componer canciones nuevas, en meterse en un estudio de grabación y salir con un disco valiente y honesto.

Equilibrio y oficio pueden ser dos palabras perfectas para definir lo que hacen. Equilibrio porque Valle de Muñecas es eso, rock con distorsión pero que nunca es estridente, con mucho instinto pop puesto en juego. Canciones brillantes y pegadizas sin apelar a recursos berretas y gastados. Porque hay energía sin brusquedad y hay melancolía que nunca llega a ser patológica. Y hay oficio porque los músicos tienen una trayectoria que es evidente en la música, en cada surco y en cada decisión y se nota que en La Autopista… se han tomado muchas.

¿Cómo suenan? El cóctel de influencias es grande; un guiño de The Who por ahí, una guitarra al estilo de Teenage Fanclub por allá, el britpop más efervescente de Blur también dice presente y la voz de Mariano “Manza” Esaín con esas inflexiones tan características que le dan a la banda la personalidad que siempre hace falta. La calidad de sonido y la producción son impecables, siempre al servicio de las canciones y no al revés, un error tan frecuente en estos días.

Algunos favoritos personales: "Tal vez sea mejor", un medio tiempo con un estribillo de esos que iluminan: “el eco del silencion y la noche y el sol y el tic tac sin razón del reloj”, es un momento de reflexión teñido de cierta tristeza pero con un lugarcito siempre firme para la esperanza.
"La soledad no es una herida" es el tema que tiene en su letra el título del disco y no es por nada; es uno de esos temas que a las dos o tres escuchas pasan a formar parte de nuestros iPods mentales.
"Ni un diluvio más" es una clara metáfora sobre dejar el pasado atrás de una vez por todas, con otra melodía ganadora. Es en los momentos de reposo, en las baladas donde el disco cobra más fuerza, en la sobriedad tristona de "Mapas" o en la amargura evidente de "Cosas que nunca te digo", que cierra el disco en una atmósfera de languidez nostálgica. Esta elección es completamente caprichosa ya que cualquiera de las canciones tiene el nivel de las anteriores, todas pueden jugar en primera.

Es muy poco probable que los integrantes de Valle de Muñecas aparezcan en el noticiero del horario central, opinando sobre temas que no les conciernen en lo más mínimo, pero seguro que con un disco como La Autopista… van a tener más trascendencia en donde realmente la tienen que tener: en la memoria de los que realmente amamos la música.





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Avant Press - Avant Press [1996]
Fountains of Wayne - Utopia Parkway
Valle de Muñecas - Días de Suerte

lunes, 22 de agosto de 2011

The Velvet Underground - Loaded

Hace unos cuantos años Velvet Underground todavía era una banda de culto. Hoy, con todo el asunto de internet y el avance de las comunicaciones, cualquiera con un poquito apenas de onda sabe más o menos quienes son. Muchísimos pueden identificar la tapa del disco de la banana, saben que la hizo Warhol y unos cuantos hasta lo han escuchado de principio a fin. ¿Y el resto de los discos? Bien, gracias.

También es un poco culpa del desoncertante eclecticismo de la banda, después de ese primer trabajo con Nico, arty, sádico, controvertido e indiscutible a la vez, viene White Light/White Heat que es -como mínimo- un disco difícil, sucio, lleno de distorsión. Casi en seguida sigue el tercero, The Velvet Underground, que marca otro brusco golpe de timón; esta vez son cancioncillas muy simples, despojadas, casi de fogón podría decirse. Después se van del sello Verve y pasan a Atlantic y ahí es cuando había que pegarla, cuando había que “pasar las grandes ligas”.
Ahora estaba Doug Yule, el gran borrado de la historia del grupo, reemplazando a John Cale, que para Loaded era un miembro importante, hasta hace la voz líder en cuatro de las canciones. Es bueno recordar que, antes de Velvet Underground, Lou Reed había trabajado como compositor de canciones por encargo en el Brill Building, de manera que ya sabía varios trucos y diseñó Loaded como un disco en donde todos los temas podían ser hits potenciales, usando los estilos que podían llegar a ser comerciales.

Y sí, Loaded está repleto de hits, empieza con "Who Loves the Sun" que bien podría haber sido de los Hollies o cualquiera de los grupos de la costa este de los Estados Unidos. En seguida viene una seguidilla de dos de las canciones más memorables de todo el inmenso catálogo de Lou Reed, nada menos que "Sweet Jane" y "Rock & Roll", dos temas enormes. ¿Qué se puede aportar a todo lo que ya se ha dicho sobre estos dos temazos? No mucho.
Uno de los “tapados” de Loaded es "New Age", una de esas grandes canciones que tiene todo lo que hay que tener. A pedido del presidente de Atlantic, Ahmet Ertegun, Reed “levantó la pata del acelerador” en lo que a contenido lírico se refiere y le cambió la letra a último momento; primero trataba sobre una puta caída en desgracia y terminó siendo la historia de una aspirante a estrella de Hollywood. La voz corre por cuenta de Doug Yule y acá la verdad es que se luce.
"Lonesome Cowboy Bill" es un rock and roll para agarrar la ruta al mejor estilo Creedence y en "Head Held High" Lou Reed se deja las amígdalas a puro corazón.
Para el final, a modo de broche de oro, otra pequeña obra maestra: "Oh! Sweet Nothing". Es uno de esos mantras repetitivos como "Sympathy for the Devil" o el mismo "Like a Rolling Stone" con sus momentos de reposo y sus climas de intensidad.

Casi no hace falta recordar que Loaded fracasó estrepitosamente y de ninguna manera fue el gran vendedor que pretendió ser. Lou Reed abandonó la banda sobre el final de las grabaciones para dedicarse a su carrera solista (que tardó bastante en despegar) y la banda quedó en manos del manager Steve Sesnick y Doug Yule, quienes tuvieron la osadía de grabar un disco que solo sirvió para darle el nombre al grupo new wave Squeeze (¡Con Ian Paice de Deep Purple en la batería!!!). Uno de los tantos continuadores de todo lo que empezó Velvet Underground.





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The Velvet Underground -
1969: Velvet Underground Live, Vol. 1
Lou Reed - Street Hassle
The Strokes - Is This It

lunes, 15 de agosto de 2011

Mudhoney - Under a Billion Suns

¡Que grande Mudhoney! Con casi dos décadas de carrera, estos pioneros del grunge de la movida de Seattle todavía se las arreglan para hacer discos interesantísimos.
Los mismos de "Touch Me, I'm Sick", los mismos de Superfuzz Bigmuff, los mismos que nunca vendieron ni la mitad de discos que Soundgarden y Nirvana, todavía están en pié y dando que hablar.
Después de un parate de un par de años resurgieron con nuevo bajista, energía renovada y un no menos notorio lavado de cara a nivel sonoro, con una propuesta distinta, mucho más roquera, arriesgada y sin el menor ápice de concesión, de “arrodillada” diseñada para ganar público. Uno de esos escasos casos de apuesta que sale bien. El disco fue Since We've Become Translucent. Un discazo.

Este que viene después, Under a Billion Suns es un poco la continuación de aquel disco de la llamativa tapa amarilla. Continuación y hasta nos animamos a decir que la palabra apropiada es evolución. Escuchen los arreglos de la sección de viento en "Let's Drop In". Los tipos le encontraron la vuelta a este nuevo sonido. Convencen en seguida.
Acá el giro sorpresivo son las letras con conciencia social, pero en Mudhoney son demasiado piolas como para limitarse a despotricar como nenitos metaleros enojados con mamá y papá. "It Is Us" lo prueba, es uno de esos momentos de auto-crítica tan poco habituales en el rock que tanto queremos. Y si Iggy se dedica a bañarse en playas caribeñas con modelos bronceadas (merecidamente) y se decide a pasarle la posta a Mark Arm para que se retuerza, se enoje, grite y un largo etcétera… imposible resistirse. Arm es el cantante de rock por excelencia: no le sobran cualidades técnicas pero derrocha carisma y sabe cómo manejar los recursos que tiene.
En "Where Is the Future", por ejemplo, encontramos ese mar de guitarras que invita a tirarse de cabeza, no tiene nada que envidiarle a los momentos más densos del Sabbath de Vol. 4 o Sabbotage, con esos ritmos lentos y viscosos y si no, aparece en seguida "I Saw the Light", que parte de un blues lento y fumón pero que termina en cualquier lado menos en el delta del Mississippi.
¿Quieren un temazo indiscutible? Hay que darle una oportunidad a "Endless Yesterday" que es de esos bien personales, que son difíciles de describir… ¿Una especie de flamenco mezclado con los Stooges? ¿Hawkwind en tiempo de vals? Cuando se complica para explicar es porque estamos en presencia de algo y sino escuchen esos arreglos de pianito navideño. ¿Madurez? Puede ser ¿Viejazo? Jamás.
También está el gancho de la sección intermedia de "Empty Shells" o el único instrumental ("A Brief Celebration of Indifference") en donde se les ven las raíces hardcore abajo de la nueva capa de tintura.
Hasta se dan el gusto de exponer una teoría con "Hard-On for War", diciendo que los “perros de la guerra” son insatisfechos sexuales. Sí, ridículo, un poco cómico y si se quiere simplista pero para nada descabellado. Como si todo esto fuera poco… ¡Final a puro free jazz de la mano de "Blindspots"!

Y bueno… Mudhoney, Under the Billion Suns, séptimo disco de estudio y otro paso adelante, a disfrutarse con el volumen al rojo vivo, espantando vecinos. ¿Qué más hace falta?




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MC5 - High Time
Mudhoney - Every Good Boy Deserves Fudge
Love Battery - Confusion Au Go Go

miércoles, 10 de agosto de 2011

5 Canciones: Fields, The Dogs, Miracle Workers, Guster y Mis Cangrejos

Three Minstrels
Fields
No confundir con el grupo Californiano del mismo nombre, que encima también tienen un disco homónimo aparecido un par de años antes.
La música en realidad no tiene nada que ver, este es un rock progresivo de primerísimo nivel. "Three Minstrels" es uno de esos mantras monocordes como para prender sahumerios, rezarle a Krishna, con atmósfera pesada y ronda de porros. Está cantado como los dioses y atención con la coda, triunfal, con unos arreglos de lujo.
Aparece originalmente en: Fields (1971)

Home Is Where I Want to Be
The Dogs
¿Quién dijo que en Francia no hay rock? Preguntenlé a los Dogs que desde el título de su tercer LP proclaman tener "demasiada clase para el barrio". Y si prestamos atención a "Home Is Where I Want to Be" (o cualquier otro de los temas de este gran disco) habrá que creerles nomás.
Guitarrita con el jingle-jangle típico de la Rickenbacker de doce cuerdas, al nivel de los mejores Flamin' Groovies o de los primeros Plimsouls. Temazo.
Aparece originalmente en: Too Much Class for the Neighbourhood (1982)

Strage Little Girl
The Miracle Workers
En "Strange Little Girl" los Miracle Workers le bajan un poco la velocidad (y los decibeles) a la mugre garagera que predomina en Moxies Revenge.
Un riff de teclado bien simple y repetitivo que hipnotiza desde el primer compás y la voz de Gerry Mohr derrotando a Sky Saxon en su propio terreno. ¿Un caso de alumno superando al maestro? Puede ser pero lo que es seguro es que con este tema se corren un poquito del ghetto dogmático tan típico del género.
Aparece originalmente en: Moxies Revenge (1990)

The Beginning of the End
Guster
Los bostonianos de Guster son expertos en el viejo arte de la canción pop perfecta, pero en uno de los últimos temas de este hermoso trabajo se corren un poco al costado y se dedican a roquear con los dientes apretados. Son casi tres minutos de guitarras filosas y clima denso para esta parábola ecológica posmoderna. Atención con las cintas al revés del final en fade out.
Aparece originalmente en: Ganging Up on the Sun (2006)

Valiente y Naciendo
Mis Cangrejos
"De nuevo Enero, llenando este agujero y todas las tardes despidiendo al suelo" así arranca este temazo del primer disco de Mis Cangrejos, un verdadero retrato de alienación urbana. Atención con el estribillo que es de esos que quedan grabados a fuego.
¿La música? Brillante, guitarrero, bien tocado, con el balance exacto entre refinamiento y potencia.
Aparece originalmente en: Mis Cangrejos (2010)

sábado, 6 de agosto de 2011

Beachwood Sparks - Once We Were Trees

Hay una frase muy común entre la gente que ha escuchado mucha música y conoce muchos discos: “esto ya lo escuché antes”. Suele usarse para descartar algo que nos recomienda un amigo, para dar de baja un tema que suena en la radio o para cancherear en un recital mientras hablamos de costado. Suele ser una de las excusas mas gastadas y con menos asidero a la hora de bajarle el pulgar a algo. Los Beatles… ¿Empezaron de cero? ¿Salieron de un repollo espacial con un sonido marciano totalmente inédito? Los Stones… ¿Se diferenciaban mucho de la música del sello Chess que tanto imitaban? La misma pregunta puede hacerse para cualquier grupo o solista que se te pase por la cabeza, de Lou Reed a los Pistols y de Metallica a Chuck Berry.
 

Así que quienes quieran mirar de reojo a los Beachwood Sparks con esa premisa que suena más bien a holgazanería mental, bueno… se van a estar perdiendo algo muy bueno, hecho con mucho cuidado por el detalle, con evidente amor por el oficio y con una calidad que salta a la vista inmediatamente.
Lo de Beachwood Sparks viene por el lado del country rock psicodélico de California, la línea puede trazarse hasta los Buffalo Springfield, Gram Parsons y toda esa música fantástica de fines de los sesenta / principios de los setenta que alguien definió una vez como “de cowboys del espacio”.
 

Casi está de más decir que estos pibes de Los Angeles se encargan de imprimirle su sello al asunto, de dejar su marca y esto de ninguna manera suena a un viejazo recalentado, todo lo contrario, suenan muy actuales y hasta es difícil indentificar la fecha de grabación, algo que no puede verse de otro modo que como un síntoma de que las cosas se están haciendo bien. Todos sabemos que hay discos que apenas suenan te das cuenta de cuando fueron grabados, que quedan atados a una época y a una situación de manera indefectible, en algunos casos para bien, pero la mayoría de las veces para mal. Es sabido, lo que diferencia a la música buena de la mala es su poder de trascendencia, su capacidad por permanecer indemne al paso del tiempo y los Beachwood Sparks se encaminan para ese rumbo.
Escuchen sino "Let It Run" y traten de identificar de donde viene esto. No va a ser nada fácil. Sí, sí, es psicódelico, ensoñado y todos los adjetivos que se te pasen por la cabeza pero… ¿Seguro que ya lo escuchaste? Tiene una raíz, por supuesto, pero está tan bien hecho que es duro no bajar las barreras. También hay temas más convencionales si se quiere ("Old Manatee", "Hearts Mend"), pero otra vez lo mismo; salen adelante por oficio, a estos pibes les “sobra cancha”, la tiene clara en lo que hacen y se nota.
Para lo que venimos hablando, el segundo tema "Confusion Is Nothing New" puede leerse como una declaración de principios, pero no nos metamos en terreno pantanoso y simplemente prestemos atención a esas armonías vocales soñadoras, a ese cambio de tiempo que funciona a modo de gancho, al pedal steel puesto exactamente donde tiene que estar.

El segundo disco de Beachwood Sparks, Once We Were Trees, doble, ambicioso y desafiante tiene toda la pinta de futuro clásico, vamos a ver que pasa dentro de diez o veinte años. Eso sí, si lo vas a dejar de lado con eso de “esto ya lo escuché” pensalo bien, con ese criterio vas a tener que ver que hacer con el 80% (o más) de los discos de tu colección.




Chequear también:
Neil Young - After the Gold Rush
The Dream Syndicate - Ghost Stories
Galaxie 500 - This Is Our Music

viernes, 5 de agosto de 2011

Social Distortion - Machine Gun Blues



Excelente video del último disco de Social Distortion, el gran Hard Times and Nursery Rhymes. Hay narración, hay reconstrucción histórica y hay canción. Atención con el final. El amigo Mike Ness se parece cada día más a Leonard Cohen.
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