jueves, 12 de julio de 2012

The Dream Syndicate - Ghost Stories

¿Cuántas veces vista la banana que estampó Warhol en la tapa de ese disco? ¿Cuántas veces la viste en la mochilita de la piba del secundario? ¿Será que ya perdió cualquier rastro de significado? Hubo un tiempo, no hace mucho, que saber de qué se trataba The Velvet Underground era como saber la contraseña para acceder a la mejor fiesta, para ingresar en una cofradía que te iba a dar cobijo. Si eras un desclasado, alguien que no se identificaba con nada y no creía en casi nada, sabías que ahí tenías cabida. Pero en vez de llorar como viejos chotos (y encima por una época que no vivimos) vamos a hablar un poco de Dream Syndicate, que es, fue y será la banda de Steve Wynn. Uno de los tipos con más onda en la historia del rock, pop o como prefieras llamarle a toda esta enfermedad.

El tipo trabajaba atrás del mostrador en Rhino, antes de que sea el sello un poco nostálgico que es hoy en día. Tenía “acceso”, digamos. Mientras grababa y mezclaba el totalmente-fundamental The Days of Wine and Roses, trasnochaba y se iba (casi sin dormir) a atender la disquería al otro día. Un verdadero apasionado, podría decirse. Después vino otro discazo, uno de esos que te golpean, te sacuden y te noquean con el placer masoquista que sólo la música puede dar. Ese disco fue Medicine Show y si todavía no lo tenés o no lo escuchaste, tratá de remediar eso cuanto antes.

Este, Ghost Stories, es el cuarto LP de estudio de estos californianos guitarreros y es considerado, de manera totalmente injusta, un disco menor en la breve pero importante discografía de Dream Syndicate. ¡Otro grave error! Ghost… es un gran disco. No tendrá la importancia histórica de los dos primeros pero tiene mejores canciones, muestra a una banda más afianzada, componiendo con más soltura. ¡Y eso que para esta altura ya se había ido Karl Precoda! Si Wynn era el pibito snob y canchero que conocía los discos que nadie se podía comprar, Precoda era la contrapartida; andaba con remera de Iron Maiden y hasta se dice que audicionó para la banda de Edgar Winter. ¡Pero como tocaba la guitarra! Acá la falta de combustión y el semi-virtuosismo adolescente de Precoda están compensados con canciones. Grandes canciones. Arranca con "The Side You’ll Never Know" y ya está el partido ganado sin jugarlo. La base rítmica bien Crazy Horse, la voz medio desafinada de Wynn y las guitarras. Esas guitarras. ¿Querés un vals circense medio ebrio que no estaría mal en cualquier disco de Tom Waits? Tomá "My Old Haunts". ¿Querés saber que hubiera pasado si los Stones no perdían el hambre de gloria allá lejos y hace tiempo? Escuchá "Loving the Sinner, Hating the Sin", con un título de esos que te dejan pensando (sería “amando al pecador, odiando el pecado”). Y si te habías olvidado de lo bien que queda una buena balada en medio de un disco a puro torbellino de seis cuerdas, nunca viene mal pegarle una refrescada a "Whatever You Please". ¿Querés el blues podrido que a los White Stripes nunca les terminó de salir? Ahí está "Weathered and Torn".

Después de este vino el documento en vivo Live at Raji’s a modo de broche de oro de una carrera que hubiéramos querido que nunca se termine. Pero para los que nos quedamos con ganás de más. Ahí están los discos solistas de Steve Wynn. Tiene muchos y todos valen la pena. Para la próxima…





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