Se puede
trazar una línea imaginaria que va de los Beatles a Big Star, que pasa por
Badfinger y los Raspberries, que desemboca en The Shoes, Records y Pezband, se
prolonga hasta The Cars y que va a parar a Matthew Sweet y Sloan. De ahí toma
la posta el Michael Benjamin Lerner, líder, artífice y, básicamente, único
miembro de Telekinesis.
Con Dormarion, del 2013, lleva tres larga duración y un EP, Parallel Seismic Conspiracies, aparecido tres años atrás.
Con Dormarion, del 2013, lleva tres larga duración y un EP, Parallel Seismic Conspiracies, aparecido tres años atrás.
Una de las claves del sonido es la voz de Lerner, le cae al estilo como anillo al dedo, es la voz power pop por excelencia, del pibe angustiado que no consigue la chica que quiere y lo convierte en canciones luminosas, de guitarras fuertes y estribillos imborrables, enclavado en la tradición de Colin Blunstone de los Zombies o Chris Collinwood de Fountains of Wayne. En Dormarion se va Chris Wallace, que había producido los dos primeros, y entra Jim Eno, de Spoon, para lograr un sonido más grande y envolvente, además de buscar ampliar la paleta sonora y la galería de recursos compositivos. En el estudio Lerner se encarga de casi todos los instrumentos y Eno mete unas baterías de esas que tan bien le salen en su propia banda.
Musicalmente también se ha ampliado el abanico de dinámicas, en la canción que abre el disco, “Power Lines”, parece tener la estructura de un tema típico de la banda; un verso acústico calmo, lento y melancólico, un estribillo explosivo y la voz de pájaro herido de Lerner cantando sus verdades agridulces: “Soy un hombre quebrado, soy mercadería fallada”. Dormarion para haber sido concebido para ser tocado con la banda que sale de gira bajo el nombre Telekinesis, parece hecho y diseñado para hacer saltar a un estadio sin siquiera rozar la pompa y grandilocuencia de grupos como The Killers, de evidentes complejos mesiánicos.
Puede que Dormarion sea un disco de placeres superficiales, pero esos placeres aparecen a lo largo y ancho del disco, lo podés escuchar con una sonrisa de oreja a oreja mientras pensás cómo es posible que te rías tantas veces del mismo chiste pero es inevitable notar las cualidades de Lerner como compositor de canciones, un oficio que muchas veces escasea.
Chequear tambien:
The Cars - Candy-O
Spoon - Ga Ga Ga Ga Ga
Telekinesis - 12 Desperate Straight Lines