jueves, 26 de diciembre de 2013

Telekinesis - Dormarion

Se puede trazar una línea imaginaria que va de los Beatles a Big Star, que pasa por Badfinger y los Raspberries, que desemboca en The Shoes, Records y Pezband, se prolonga hasta The Cars y que va a parar a Matthew Sweet y Sloan. De ahí toma la posta el Michael Benjamin Lerner, líder, artífice y, básicamente, único miembro de Telekinesis.
Con Dormarion, del 2013, lleva tres larga duración y un EP, Parallel Seismic Conspiracies, aparecido tres años atrás.

Una de las claves del sonido es la voz de Lerner, le cae al estilo como anillo al dedo, es la voz power pop por excelencia, del pibe angustiado que no consigue la chica que quiere y lo convierte en canciones luminosas, de guitarras fuertes y estribillos imborrables, enclavado en la tradición de Colin Blunstone de los Zombies o Chris Collinwood de Fountains of Wayne. En Dormarion se va Chris Wallace, que había producido los dos primeros, y entra Jim Eno, de Spoon, para lograr un sonido más grande y envolvente, además de buscar ampliar la paleta sonora y la galería de recursos compositivos. En el estudio Lerner se encarga de casi todos los instrumentos y Eno mete unas baterías de esas que tan bien le salen en su propia banda.

Musicalmente también se ha ampliado el abanico de dinámicas, en la canción que abre el disco, “Power Lines”, parece tener la estructura de un tema típico de la banda; un verso acústico calmo, lento y melancólico, un estribillo explosivo y la voz de pájaro herido de Lerner cantando sus verdades agridulces: “Soy un hombre quebrado, soy mercadería fallada”. Dormarion para haber sido concebido para ser tocado con la banda que sale de gira bajo el nombre Telekinesis, parece hecho y diseñado para hacer saltar a un estadio sin siquiera rozar la pompa y grandilocuencia de grupos como The Killers, de evidentes complejos mesiánicos.


Puede que Dormarion sea un disco de placeres superficiales, pero esos placeres aparecen a lo largo y ancho del disco, lo podés escuchar con una sonrisa de oreja a oreja mientras pensás cómo es posible que te rías tantas veces del mismo chiste pero es inevitable notar las cualidades de Lerner como compositor de canciones, un oficio que muchas veces escasea.





Chequear tambien:

The Cars - Candy-O
Spoon - Ga Ga Ga Ga Ga
Telekinesis - 12 Desperate Straight Lines

miércoles, 18 de diciembre de 2013

5 Canciones 5: Groundhogs, Culture, Flaming Stars, Trembling Bells y Black Angels


The Grey Maze
The Groundhogs
Cualquiera que conozca a los Groundhogs por su fama o "de solapa" sabrá que eran una de las bandas pioneras del blues-rock británico, con Cream, Fleetwood Mac, etc. Para la altura de este disco habían agregado mellotron y demás elementos típicos del rock progresivo. Pero nada que ver con la pompa de las bandas emblema del género. Esto es hard rock violento y tormentoso, con matices, con sutileza.
Aparece originalmente en: Who Will Save the World? (1972)


Natty Never Get Weary
Culture
Los Culture tienen una notoria cantidad de discos clásicos en su haber y a uno de los compositores más originales y carismáticos del género en Joseph Hill. Otra de las odas a Jah, esta aparece en medio de Cumbolo, del '79, y es una orgía de armonías vocales y teclados burbujeantes y pegadizos. No por nada fué un hit en Jamaica al momento de su aparición, un poco antes de que saliera el LP.
Aparece originalmente en: Cumbolo (1979)


Bess of the Boneyard
The Flaming Stars
Escuchá este temazo del séptimo disco de estudio de los Flaming Stars, una de las bandas más injustamente relegadas de los últimos veinte años, y hace tu propia película en tu cabeza, es un desperdicio que todavía no se haya usado para acompañar imágenes. Un instrumental oscuro, ideal para adaptación de Raymond Chandler, humo, detectives, más humo y un cadáver en el baúl de un auto larguísimo. Infalible.
Aparece originalmente en: Named and Shamed (2004)


Riding
Trembling Bells con Bonnie "Prince" Billy
El único tema del disco que lleva la firma de Will Oldham, más conocido como Bonnie "Prince" Billy, aparece anteúltimo en The Marble Downs y es intenso. Intenso en serio. Ya había aparecido en Joya, del '97 y era una pequeñez de menos de dos minutos. Acá se transforma en una pesadilla épica, unos Bad Seeds en medio de Unhalfbricking de Fairport Convention... ¡con Sandy Denny incluída y todo!.
Aparece originalmente en: The Marble Downs (2012)


Don't Play with Guns
The Black Angels
Los Black Angels le agregan un poco de maquillaje al cuarto LP de estudio pero no pueden disimular que anoche se acostaron a cualquier hora. Un poco de Eliminator de ZZ Top, con las maquinitas y los efectitos espaciales pero la banda sigue siendo más o menos la misma, por suerte. Rock sucio y psicodélico de guitarras bien al frente, los 13th Floor Elevators del nuevo milenio, ni más ni menos.
Aparece originalmente en: Indigo Meadow (2013)




jueves, 12 de diciembre de 2013

Bosnian Rainbows - idem

En la última década Omar Rodríguez-López ha estado haciendo de todo menos quedándose en el molde, nadie lo va a acusar de vagancia, eso seguro. Ha estado sacando EPs y álbumes con The Mars Volta (sin contar At the Drive-In) incansablemente, una banda que es la definición de genialidad absoluta o indulgencia total, depende el prisma con el que se mire el asunto.

Además de hacer música irreverente e inclasificable, se ha ganado la reputación de ser un verdadero dictador a la hora de entrar al estudio, algo que incluso se ha encargado de aclarar en entrevistas. Pero últimamente parece que se aflojó un poco. El disco homónimo de su nuevo proyecto, Bosnian Rainbows, es una clara muestra ya que, a menos que alguien te lo diga, no tiene ninguna evidencia de que es él quien está detrás de todo esto.

Bosnian Rainbows incluso se maneja en un terreno relativamente virgen para el guitarrista, optando esta vez por suaves texturas de teclados new wave y baterías que corresponden a ese sonido, al post-punk de bandas como Joy Division o los Wire de mitad de carrera. Los resultados sorprenden, no se trata simplemente de otro grupo intentando revitalizar ese sonido hoy en día un tanto gastado, es más bien lo contrario.

Cuando las canciones funcionan plenamente, y hay varios casos, levantan vuelo y varios metros del suelo. “Morning Sickness” y “Dig Right In Me” no tienen nada que envidiarle al mejor Blondie, el de la época de Parallel Lines, con unas letras tan retorcidas e indescifrables como cualquiera de sus proyectos paralelos. Teri Gender Bender, la cantante, tiene un parecido (sonoro) francamente asombroso con Siouxsie Sioux, lo que puede resultar una molestia para alguno pero -como suele suceder- una delicia para otros, la piba maneja su voz con criterio y convicción. El mejor tema es probablemente “Turtle Neck”, atmósferico al máximo, que va de una clima lento alla Cocteau Twins a un pasaje de guitarras bien climático en donde Rodríguez-López finalmente asoma la cabeza.


Pero el foco en general está puesto en la cantante, que también es miembro estable de los punkrockers nicaragüenses Le Butcherettes, su voz encaja a la perfección con los temas, agregando sensualidad al conjunto (según dicen es muy buena en el escenario). El hecho de que Rodríguez-López se muestra contenido a lo largo del disco es notable y también es claro que lo único que le importa es lo que piensan los que tocan en su banda. Como debe ser.





Chequear también:
Siouxsie & the Banshees - Twice Upon a Time: The Singles
Wire - A Bell Is a Cup...Until It Is Struck
Young Knives - ...Are Dead....And Some



jueves, 5 de diciembre de 2013

Gene Clark - No Other

El que probablemente haya sido el integrante de los Byrds más talentoso, sin desmerecer la hidalguía de McGuinn en haber mantenido viva a la banda a lo largo de diez mil formaciones, tenía también un problema grande y un gran enemigo: él mismo. Terriblemente inseguro, paranoico y con todos los vicios y comportamientos autodestructivos incorporados, Gene Clark tiene una carrera solista digna de atención, con picos muy altos y sólo recientemente se le está dando el reconocimiento que merece.
Como ejemplo basta decir, que este, No Other, su obra maestra de folk barroco filosofal, del ’74, estuvo descatalogado y fue muy difícil de conseguir durante casi treinta años.

Al momento de su aparición fue considerado excesivo, sobre todo a nivel producción, se gastó mucha plata haciendo el disco (para desesperación de la compañía discográfica) y obtuvo una repercusión de ventas y crítica prácticamente nula. Pero en menos de dos años este mismo sonido, este mismo nivel de trabajo en el estudio, era el que acaparaba las FM a lo largo y ancho del país que le dio la espalda, con Fleetwood Mac a la cabeza. La pregunta es… ¿Dónde está la sobreproducción? ¿Cuál es el exceso? El disco empieza con “Life’s Greatest Fool”, que tranquilamente podría haber estado en cualquiera de los últimos tres o cuatro discos de los Byrds, es country-rock tranquilo, sedado casi, sin grandes sorpresas salvo a nivel lírico, con un Clark disparando máximas y reflexiones cual Confucio del siglo XX, nada nos prepara para lo que se viene.

Ya en “Silver Raven” se nota que hay trabajo, que hay capas de grabación, coros, varios instrumentos pero… ¿esto es sobreproducción? En No Other los detalles sonoros, la complejidad -nunca agobiante- en los arreglos y las decisiones generales están bien tomadas, le suman muchísimo a las canciones, de hecho los arreglos suntuosos y elegantes del tema que da título en ningún momento sepultan al cantante ni mucho menos, no hacen más que remarcar la atmósfera un poco siniestra de la letra, es una producción bien hecha, muy lograda. Esta es la “música cósmica americana” que imaginó Gram Parsons (y que -si me permiten- nunca llegó a concretar) cuando hizo que los Byrds grabaran Sweetheart of the Rodeo. Esta es una verdadera obra maestra, una alianza entre letra y música pocas veces lograda, sobre todo teniendo en cuenta que Gene Clark, según cuentan quienes los conocían, no era un tipo que se la pasaba leyendo ni nada que se le parezca. El disco está lleno de momentos sublimes, “From a Silver Phial”, “Lady of the North” (el tema que cierra el LP) y la cumbre épico-psicodélica que es “Some Misunderstanding”, algo así como un Neil Young de “Cowgirl in the Sand” bien cantado (sin ánimos de ofender) y arreglado para poner la piel de gallina.

A Gene Clark le dolió mucho el fracaso estrepitoso de No Other y nunca logró recuperarse del todo, había puesto mucha energía y trabajo en las canciones y sabía que tenía bajo el brazo un disco brillante. Muy pocos supieron darse cuenta en su momento. Pero nunca es tarde, por suerte.





Chequear también:
Dillard & Clark - The Fantastic Expedition of Dillard & Clark
The Beatles - Abbey Road
Band of Horses - Infinite Arms


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