Van a pasar
cien años y vamos a seguir hablando y debatiendo sobre los méritos del primer
punk rock, el de fines de los setenta. Cuando millones de bandas se colgaron
guitarras y nos mostraron que casi cualquiera puede tener una banda de rock and
roll, que no hay que ser un virtuoso, que con un poco de onda y un par de ideas
bien ordenadas la cosa funciona.
En esa primer camada estaba 999. Hoy en día una banda considerada -de manera bastante injusta- de segunda línea. Claro, los tipos no tienen casi ningún argumento extra-musical para condimentar la historia. De hecho cumplen con unos cuantos lugares comunes del género; nombres “de fantasía”, cuatro integrantes, sacaban los discos por un sello creado por ellos, etc.
En esa primer camada estaba 999. Hoy en día una banda considerada -de manera bastante injusta- de segunda línea. Claro, los tipos no tienen casi ningún argumento extra-musical para condimentar la historia. De hecho cumplen con unos cuantos lugares comunes del género; nombres “de fantasía”, cuatro integrantes, sacaban los discos por un sello creado por ellos, etc.
Pero también tienen un par de características que los diferencian de un montón de bandas que hoy en día ni vale la pena recordar. Tienen en Nick Cash a un cantante con una voz con un registro muy agudo, a veces canta altísimo, algo no muy común en el género. También son muy poperos, tienen una facilidad innata para el gancho, para el momento músical que se te adhiere a la mente al instante. Y una escucha atenta revela una atención al detalle especial, un entretejido de guitarras que por momentos anticipa al post-punk de Wire y Gang of Four, en definitiva hay ideas y bien aplicadas.
Separates
es el segundo disco de estudio, el primero para un sello grande, salió por
United Artists en el ’78 y es una continuación lógica y natural del primer LP,
el homónimo del año anterior. El disco también se edito en Estados Unidos con
otro nombre (High Energy Plan), otra tapa y la lista de temas ligeramente
alterada. Escucharlo es encontrarse con un hit tras otro, empieza con “Homicide”
y de ahí en más es una fiesta de energía, estribillos y guitarras. Se permiten
experimentar y salen bien parados, en “Rael Rean” o en la psicodelia
actualizada a la época de “Crime Part 1 / Part 2”, con ese final rarísimo.
Tampoco faltan las bombas ultra-pegadizas que parecen ser la especialidad de la
casa, como “Feelin’ Alright with the Crew” o el ramonero “Out of Reach”. Al
final, de modo casi perverso, aparece el espectacular “High Energy Plan”, un
estallido de testosterona, un ataque a los sentidos, un verdadero temazo.
Separates marcó el camino para el magnífico The Biggest Prize in Sports, el disco siguiente, algo así como el London Calling de 999. A partir de ahí la banda siguió, con suerte diversa, algunos discos desparejos, otros muy decentes y la formación casi inalterada hasta el día de la fecha. No es poco.
Separates marcó el camino para el magnífico The Biggest Prize in Sports, el disco siguiente, algo así como el London Calling de 999. A partir de ahí la banda siguió, con suerte diversa, algunos discos desparejos, otros muy decentes y la formación casi inalterada hasta el día de la fecha. No es poco.
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