jueves, 1 de diciembre de 2011

Syd Barrett - The Madcap Laughs

Todos sabemos quién es Syd Barrett pero un breve panoramana nunca viene mal. Fue el líder de Pink Floyd en los primeros años, el que compuso todos aquellos inolvidables primeros simples como "Arnold Layne" y "See Emily Play" y fue el principal artífice de The Piper at the Gates of Dawn, uno de esos discos irrepetibles que todavía hoy suena con la autoridad de los pioneros. Para la altura de A Saucerful of Secrets, el segundo opus, ya estaba Gilmour en la banda y Barrett era poco más que un pálido reflejo de lo que había sido un año antes, su único tema, "Jugband Blues", contó con el aporte de una sección de vientos de músicos callejeros con la única directiva de tocar “lo que se les venga en gana”. Lo tuvieron que echar del grupo, sus aportes eran cada vez menos e incluso se quedaba parado en medio del escenario sin emitir sonido alguno. Es que a Syd le gustaba mucho el LSD.

Hay algunas anécdotas en torno al "mito Barrett" que son muy pintorescas pero también hay otras tantas, menos conocidas, que son muy tristes. Según dicen, durante la grabación de Barrett, su segundo disco solista, lo tenían que acompañar hasta para ir al baño e incluso ayudarlo en la tarea.

The Madcapt Laughs
es el sonido de un hombre viniéndose abajo, desintegrándose mentalmente como una supernova, parafraseando a Neil Young; “prendiéndose fuego en lugar de desvanecerse” a diferencia de nosotros, la mayoría de los mortales.
También es un acto de amor, de valentía. Claro, sí, a pesar de que en aquel entonces no se sabía que si te tomabas cuatro o cinco ácidos en un día podías sufrir graves consecuencias, lo más probable es que Barrett hubiera elegido ese camino de todas maneras. Hubiera dejado el cuerpo por su música. Igual eso nunca lo sabremos ni viene al caso.
Es por eso que su música es completamente distinta, única y es así como compararlo con sus contemporáneos (e incluso con sus seguidores) y medirlo o analizarlo en términos convencionales no tiene demasiado sentido. Para la grabación recibió la ayuda de varios amigos y allegados, sobre todo de David Gilmour, paradójicamente, quien fuera contratado para reemplazarlo en su propio grupo, y de varios miembros de Soft Machine, sobre todo Robert Wyatt. Fueron ellos quienes permitieron que los dos discos solistas pudieran ver la luz. Barrett llevaba sólo ideas que distaban mucho de ser composiciones redondas y tenía alteradísimas las nociones de tempo, métrica y afinación. Paraba en medio de un tema, se equivocaba y en la siguiente toma cambiaba bruscamente los arreglos. Por eso genera tanto fanatismo, por eso los más acérrimos se desviven buscando tomas alternativas y quieren tener hasta las grabaciones más desprolijas y descuidadas, porque es casi un milagro que esta música exista, que haya salido a la venta. Como ejemplo sirve el principio de "If It's In You" en donde Syd pega un alarido completamente desafinado y pide hacer otra toma en donde la cosa no parece mejorar mucho. A su favor hay que decir que lo que está intentando no es para nada sencillo y que no se parece a nada, es simple; a pesar de sus capacidades netamente disminuidas, seguía teniendo la mira fija en lo más alto, seguía buscando, tratando de hacer mucho con poco. En definitiva… lo que separa lo cotidiano de lo sublime. ¿En que disco va a haber algo parecido a "No Man's Land"? ¿Dónde van a encontrar otro auto-retrato esquizofrénico como "Dark Globe" o una belleza como "Golden Hair"?

En unos pocos años se convertiría en un recluso y las peregrinaciones a su casa eran cosa frecuente, con todos los vecinos haciendo lo posible por protegerlo, negando información mientras el héroe psicódelico pintaba cuadros con su madre como única compañía, viviendo de las regalías. Como dice en "Here I Go"; “así es mi mundo, si lo hago, lo hago con estilo”.





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