lunes, 15 de abril de 2013

Eels - Wonderful, Glorious

Ver un disco doble a esta altura del partido, con el siglo veintiuno contando una década y monedas, sólo puede significar dos cosas; un acto de estupidez suprema, cuando todos sabemos que hoy los discos se destruyen en infinidad de aparatitos con un décimo de las posibilidades sonoras de la grabación en sí. La segunda posibilidad sería la de un acto de arrojo, de valentía, de ir en contra de la corriente, incitando al receptor a tomarse un tiempo para digerir la obra, un tiempo -claro- que no sobra. Si estás leyendo estas líneas es muy probable que creas que el décimo disco de Eels responde a la segunda opción y, si te gusta lo que hace Mark 'E' Everett, a lo mejor estés emocionado y anosioso/a ante la salida de Wonderful, Glorious. A nosotros va apuntado este disco, no es a los críticos ni a los periodistas, ni contempla la chance de ganar nuevos acólitos, Everett sabe que nosotros, los que lo seguimos hace rato, vamos a prestar la atención necesaria que hace falta para consumir un disco doble... a esta altura del partido.

Los temas siguen siendo más o menos los mismos de siempre; que estamos condenados desde el nacimiento mismo, que todo esto no tiene sentido y que más vale hacerle frente con la mejor cara disponible. Pero esta vez parece que la cosa no viene tan negra como en trabajos anteriores, hay melancolía extrema, por supuesto (sino no sería un disco de Eels) pero hay lugar para el humor, la ironía y las guitarras fuertes. Sobre todo las guitarras fuertes. Everett es un cantante técnicamente limitado, como el ochenta por ciento de los cantantes de rock/pop en realidad, eso lo sabemos todos, pero sabe suplir esa carencia con varios recursos. Es un capo a la hora de arreglar los temas, en la forma de producir sus discos y grabarlos, Wonderful, Glorious suena espectacular, eso hay que decirlo y la variedad estilísitica que ostenta es algo nuevo en su nada desdeñable discografía, alternando entre baladas de corazones rotos (“True Original”) con temas furiosos y extravagantes desde el punto de vista sonoro (“Stick Together”), ese balance es fundamental para hacer que el disco se sostenga como entidad, para mantenernos atentos a lo largo de su hora y media de duración. Que Everett es un fanático acérrimo de Tom Waits no es novedad pero nunca se había acercado tanto a su héroe como en “Open My Present”, en donde hasta canta parecido o en “Peach Blossom” que, directamente, parece salido de Bone Machine. Este último también presenta una pequeña novedad, acá parece incitarnos a detenernos a prestar atención a los detalles, a apreciar las pequeñas cosas… Al fin y al cabo siempre se debatió entre el sentimentalismo y la fatalidad.


Como ya hemos dicho, es casi imposible que haya nuevos fans de Eels a partir de Wonderful, Glorious, este es un disco que de alguna manera predica entre los conversos. Escuchándolo, degustándolo y sorprendiéndose (por momentos) uno no puede menos que agradecer el hecho de pertenecer a esta pequeña secta.





Chequear también:
Gang of Four - Entertainment
Smog - Dongs of Sevotion
Eels - Shootenanny!

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